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Camino de Santiago: por qué el mundo entero volverá a apasionarse por él en 2022

Por primera vez en más de ocho décadas se ha declarado a dos años seguidos, 2021 y 2022, como Años Xacobeos. Y nada mejor para animarse a vivir algo único que con las historias únicas que inspira el Camino: de los ‘reality shows’ de la televisión surcoreana basados en él al ciclista que será el primer peregrino en recorrer el Camino Blanco entre la Patagonia y Santiago en enero

El 31 de diciembre de 2021 sucederá algo excepcional en la catedral de Santiago de Compostela: por segundo año consecutivo, la Puerta Santa, aquella que se abre solo el día previo al inicio de un Año Santo Jubilar y por la que pasarán los peregrinos a lo largo de 2022, permanecerá abierta mientras tañen las campañas de la Berenguela, la torre del reloj. Que dos años seguidos sean jubilares no es nada habitual. En siglo y medio, solo ha ocurrido otras dos veces: en 1885, cuando el papa León XIII determinó que los restos encontrados dentro de la catedral (y cuya ubicación se había olvidado durante tres siglos) eran realmente los del apóstol; y en 1937 y 1938, en plena Guerra Civil.

Y si el propio Camino de Santiago ya supone una experiencia extraordinaria, las historias de algunos de sus peregrinos también lo son. Extraordinarias, pero no imposibles: estas son algunas de las razones, orígenes y compañías más diferentes entre los cientos de miles de personas que, a través de algunas de las 281 rutas existentes, confluyen cada año en la meta común que supone la catedral de Santiago y que demuestran que, para hacer el Camino, solo hay que tener ganas.

El niño que buscaba ciervos que vuelan

El Camino ofrece tiempo y un ambiente propicio para la conversación entre los peregrinos que viajan juntos. Una circunstancia que entendió muy bien Jaime González, jubilado gallego, que, en 2017, con 77 años, decidió emprenderlo por primera con su nieto Santiago, de siete, para ayudarle a sobreponerse de los problemas personales por los que estaba pasando.

Para iniciarse, González optó por la ruta desde Sarria, en la provincia de Lugo, que comprende 111 kilómetros hasta Santiago de Compostela. Este es uno de los itinerarios más conocidos entre los peregrinos, especialmente los que se inician, pues permite recorrer los 100 kilómetros mínimos que hacen falta para ameritar la Compostela, el ansiado documento que acredita que se ha realizado el Camino.

“Yo le prometí a Santi que al acabar iríamos a ver ballenas para animarle, pero su verdadera ilusión era ver un escarabajo vacaloura, conocido como ciervo volante, habitual en Galicia”, recuerda. El comienzo fue duro, pero todo cambió en la tercera etapa: “Cuando estábamos a punto de dejarlo, nos encontramos uno de esos insectos en medio del recorrido; le cambió la cara”. El resto, cuenta, fue una de las grandes experiencias de la vida de ambos: “Me pedía que le hablara sobre mi pasado, mi infancia... Quería saberlo todo”. Desde entonces, han recorrido más de 1.800 kilómetros juntos por cuatro rutas jacobeas.

El Camino se ha asociado durante mucho tiempo a la soledad y la reflexión, pero cada vez son más los peregrinos que aseguran que les ha servido para compartir la experiencia con sus familias y estrechar lazos. Es el caso de Noelia Ramos y Juan Jiménez y sus hijos.

Noelia Ramos junto a su familia y otros peregrinos en el Camino de Santiago.Woman To Santiago

Este matrimonio madrileño viajó por primera vez cuando los niños tenían siete y ocho años por el Camino Primitivo —que comienza en Oviedo— desde Lugo. Después han recorrido el Francés, el más popular, en el que coincidieron con muchas otras familias. Ramos quedó tan fascinada por la experiencia que creó el blog y la agencia de viajes Woman to Santiago, para organizar el Camino a mujeres que quieran vivirlo.

No hay limitaciones para cumplir el viaje cómodamente con menores, asegura Jiménez. Eso sí, conviene planificarlo con el fin de evitar imprevistos. Begoña Abalo, guía acompañante de la agencia TeeTravel, especializada en rutas jacobeas, recomienda no hacer más de 15 kilómetros al día con niños, aunque reconoce que, en sus 25 Caminos hechos, ha visto de todo: “Peques de seis años recorriendo las etapas clásicas de hasta más de 25 kilómetros o bebés de dos meses a las espaldas de sus progenitores”, apunta. Su agencia es una de las múltiples en Galicia que ofrecen asesoramiento y paquetes de viaje que incluyen facilidades como el transporte del equipaje, reservas en alojamientos, servicio de ayuda ante situaciones inesperadas e, incluso, acompañamiento.


Pasar por Galicia con seguridad

Todos los peregrinos tienen algo en común: su último tramo del Camino transcurre por Galicia. Por eso, cuidar la seguridad en esa zona es especialmente importante. Para garantizar un viaje sin sobresaltos por el coronavirus, el programa Camino Seguro de la Xunta de Galicia marca que, para hospedarse en los albergues de la Comunidad, hay que mostrar el certificado de vacunación.

La aplicación Camino de Santiago en Galicia ofrece, además, mapas con información de los trazados oficiales y de la red de albergues con sus características y su capacidad de aforo, además de utilidades de realidad aumentada para visualizar, a través de la cámara, puntos de interés como monumentos del entorno.

Casi todos los albergues de Galicia cuentan con al menos un alojamiento accesible para personas con diversidad funcional, aunque aún existen barreras situadas en la vía pública que impiden la entrada en algunos de ellos. Para conocer las rutas más adecuadas se han editado guías como la de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif), disponible en la app TUR4all.

‘Reality shows’ basados en el Camino

Durante los últimos 15 años, una nacionalidad del lejano oriente se ha colado en el octavo puesto entre las más numerosas: los surcoreanos se han convertido en unos apasionados de las rutas jacobeas. Tanto, que han formado su propia Asociación de Amigos del Camino de Santiago, a 10.000 kilómetros de distancia, y han recreado en la isla de Jeju, al sur del país, un recorrido inspirado en el Camino con 26 etapas a lo largo de 450 kilómetros.

Algunos han quedado tan atrapados por Galicia, que se han instalado en Santiago. Es el caso de Yoon Heesang que, en 2010, Año Santo, hizo un paréntesis en su vida, dedicada por entero al trabajo, para peregrinar por el Camino Francés. Un viaje que le convenció para dejar su empleo cuatro años después e instalarse con su familia en la capital gallega, donde ha abierto dos restaurantes de comida típica de su país.

Kim Nam-hee es autora de una colección de libros de viajes. En uno de ellos narra su experiencia recorriendo el Camino de Santiago.

La escritora surcoreana Kim Nam-hee cree que el gran atractivo del viaje es la oportunidad de hacer un paréntesis en la ajetreada y dura vida laboral de sus compatriotas en un entorno único: “El Camino te permitirá encontrarte a ti mismo si vas con la mente abierta a cosas nuevas”, explica a través del correo electrónico Kim, una de las responsables de la pasión coreana por el Camino.

En 2006, reflejó su experiencia como peregrina en uno de los volúmenes de El viaje de una mujer sola, una serie de libros en los que narra sus viajes por el mundo, que por ahora no se ha traducido al castellano. Animada por el entusiasmo que despertó en Corea del Sur, otra escritora, Kim Hyo-sun, publicó una trilogía inspirada en los caminos Francés, Portugués y de la Plata.

Kim Nam-hee participó, además, en el primero de los dos realities sobre el Camino que se han visto en la televisión surcoreana. El segundo tuvo como protagonistas en 2019 a uno de los grupos más populares de pop coreano, conocido como k-pop: G.O.D. Aquel año se batió el récord de peregrinos procedentes de Corea del Sur, y Korean Airlines anunció una ruta directa entre Seúl y la ciudad gallega.

Kim acaba de publicar en su país un ensayo sobre lo que supone para una escritora de viajes no poder recorrer el mundo ahora, algo que empezó a hacer en 2003 tras dejar su trabajo en la Embajada de Turquía en Seúl. Y fantasea con su próxima excursión jacobea: el Camino de la Plata, que parte de Sevilla.

Muchos peregrinos italianos, pero se escucha más inglés

El idioma que más se escucha por el camino, después del castellano, es el inglés. No en vano, los estadounidenses son la cuarta nacionalidad más abundante, los británicos la séptima y los irlandeses, la novena, y es la lengua más usada internacionalmente. Sin embargo, la nacionalidad predominante, tras la española, es la italiana, seguida muy de cerca por la alemana. El Camino atrae cada vez a más extranjeros, que en conjunto superan ya a los peregrinos nacionales: en 2019, fueron más de la mitad (57,89%). Aquel año, se alcanzó la cifra más alta de la historia del Camino: 347.578 personas llegaron a Santiago de Compostela, según la Oficina del Peregrino.

Un camino aún inédito desde el verano austral

El itinerario más lejano llega a Santiago desde la Antártida, a 14.000 kilómetros de distancia, y parte la base militar española Gabriel de Castilla, en la isla Decepción. Fue su dotación la que ideó este trazado en 2015 y lo bautizó como Camino Blanco. Pero la ruta ha permanecido aletargada bajo la nieve hasta ahora, cuando el orensano Alberto Cacharrón ha decidido recorrerla.

Cacharrón, prejubilado de 59 años, comenzará, por cuestiones de logística, un poco más arriba, en Ushuaia, Argentina, el extremo austral de Sudamérica apodado el Fin del Mundo. Y recorrerá en bicicleta todo el litoral atlántico hasta embarcarse en Montevideo rumbo a Lisboa, donde seguirá a través del Camino Portugués que cruza la capital lusa, Coimbra y Oporto.

Alberto Cacharrón, en una de sus peregrinaciones en bicicleta por el Camino de Santiago.

El trazado por la costa oriental del Cono Sur lo ha marcado el propio Cacharrón, con la colaboración de las asociaciones de amigos del camino locales, siguiendo, asegura, la forma de pensar de los peregrinos medievales: “La ruta más corta y menos peligrosa. Así surgieron los caminos en la Península”, explica.

Su bicicleta y su equipaje ya están viajando al destino, desde donde planea arrancar el 12 de enero. “Empezaré a pedalear bajo el frío y el viento, especialmente duros en esa zona, y espero llegar a Santiago a últimos de marzo”. Ante la perspectiva de cubrir largas etapas en las que no haya un albergue al final del día, este aficionado al ciclismo y escritor —ha publicado varios relatos ilustrados sobre el Camino— llevará un remolque con comida y una tienda de campaña lo suficientemente recia para soportar las rachas. “He hecho hasta ahora nueve itinerarios jacobeos, todos completos. Ahora me enfrento a algo nuevo que marcará un hito en la historia del Camino”, concluye.

Los 281 caminos jacobeos catalogados hasta el momento recorren más de 83.000 kilómetros por 29 países. En la Península hay 55 de ellos, 49 en España y 6 en Portugal, de acuerdo con la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

Los hay, incluso, que transcurren por el mar, como el Camino del Origen, también conocido como Traslatio, por la ría de Arousa, desde Villagarcía hasta Padrón, con una última etapa por tierra. Reproduce el trayecto que, según los escritos, realizó el cuerpo del apóstol por la costa gallega en su periplo desde Jerusalén. Y aunque el más popular sigue siendo el Francés, que parte de Saint Jean Pied de Port, en el sur de Francia y recorre el norte de la Península, cada vez ganan más protagonismo otros como el Inglés, inspirado en la parada que ingleses, alemanes y flamencos, en sus peregrinaciones con destino a Tierra Santa, hacían en las costas de Galicia para visitar la tumba de Santiago durante el siglo XII. Este itinerario cayó en el olvido hasta hace muy poco, y cada vez atrae a más caminantes en busca de rutas distintas.

¿Qué convierte Camino a un camino?

Las comunidades autónomas son las responsables de reconocer los caminos jacobeos y gestionarlos. Para lograr el reconocimiento, la ruta debe contar con un trasfondo histórico que justifique su existencia, como alguien que lo recorrió antes con la intención de llegar a Santiago de Compostela; y tener continuidad, que permita viajar hasta la catedral sin cortes, aunque haya algún tramo por mar. Las Administraciones públicas, además, dotan de servicios y de señalización a las rutas.

En Galicia hay cuatro caminos reconocidos y delimitados en su trazado por la comunidad autónoma gallega: el Francés, el del Norte, el Primitivo y el Inglés. Y otros seis reconocidos, pero cuyo recorrido aún está pendiente de ser delimitado: el Portugués; su variación por la costa; el de Fisterra-Muxía; el Mozárabe por la Vía de la Plata; el de Invierno y el del Mar de Arousa y el río Ulla, conocido como Traslatio.

Lo habitual es que todas las comunidades autónomas reconozcan los tramos de Camino que las recorren. A veces, además, hay variaciones en caminos oficiales que aún no se han reconocido. Es el caso de Oseira, en Ourense, dentro del Camino Francés.

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