Pilar Bardem: de ella sí hablarán
El cineasta Agustín Díaz Yanes recuerda a la actriz recién fallecida, a la que dirigió en la película que le valió un Goya a la intérprete
Conocí a Pilar Bardem un mes antes de empezar a rodar Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. La había visto en una película de Enrique Urbizu y me pareció la actriz adecuada para interpretar a doña Julia, un personaje inspirado en mi madre que hacía poco acababa de fallecer. Quedamos para conocernos en el Espejo, un café en el paseo de la Castellana. Doña Julia en el guion tenía una edad entre sesenta y setenta años.
Para mi sorpresa, Pilar apareció en el ...
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Conocí a Pilar Bardem un mes antes de empezar a rodar Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. La había visto en una película de Enrique Urbizu y me pareció la actriz adecuada para interpretar a doña Julia, un personaje inspirado en mi madre que hacía poco acababa de fallecer. Quedamos para conocernos en el Espejo, un café en el paseo de la Castellana. Doña Julia en el guion tenía una edad entre sesenta y setenta años.
Para mi sorpresa, Pilar apareció en el café en minifalda y con el pelo teñido de naranja. Sensible como era, debió de intuir mi asombro y me tranquilizo de inmediato. Me dijo que aparecería en el rodaje con el aspecto, el andar y la voz de una mujer de setenta años. Transmitía tanta confianza que creí ciegamente en su promesa. Hablamos del personaje, de mi madre y también de su vida y de sus hijos. Salí de la reunión absolutamente seguro de que había acertado con la elección.
No me equivoqué. Pilar llegó al rodaje totalmente transformada y creo que cuajó un personaje memorable. Los múltiples premios que recibió, entre ellos el Goya a la mejor actriz de reparto, así lo atestiguan. Ni que decir tiene que el personaje que ella creó, era mucho mejor, infinitamente mejor, que el que yo había escrito. Dirigirla fue un placer. Ni un problema, ni una mala cara, ni una queja. Una mujer y una actriz superlativa. Un lujo.
Era además de una actriz extraordinaria, una mujer muy sensible. Reservada, pero muy cariñosa, muy cálida. Hicimos una gran amistad, que se extendió más allá del rodaje de la película. Durante muchos años nos llamábamos de vez en cuando, y comentábamos la actualidad política y la vida, también cómo nos iba a los dos. Poco a poco las llamadas se fueron espaciando, de lo que me arrepiento, y ahora, 25 años después del estreno de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, me llega la tristísima noticia de su muerte en este año aciago que se ha llevado a tantos amigos.
Siempre la tendré en el recuerdo. Dio vida a mi madre, y eso no lo olvidaré jamás. Adiós Pilar. Hasta siempre. De ti sí que hablaran, y mucho. Te lo mereces.
Agustín Díaz Yanes es cineasta.