La duda sobrevuela el águila incautada por la policía
Dos reconocidos expertos rechazan que el objeto depositado en el Museo Arqueológico de Badajoz perteneciera a una legión, pero no descartan su origen romano o incluso del siglo XIX
Sobre el águila incautada esta semana por la policía y depositada en el Museo Arqueológico de Badajoz sobrevuela la sospecha de que no fuera un águila legionaria. Mientras que las fuerzas policiales la califican en un comunicado de “identificativa de las legiones romanas”, Fernando Quesada, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los mayores expertos del mundo en armamento antiguo, y ...
Sobre el águila incautada esta semana por la policía y depositada en el Museo Arqueológico de Badajoz sobrevuela la sospecha de que no fuera un águila legionaria. Mientras que las fuerzas policiales la califican en un comunicado de “identificativa de las legiones romanas”, Fernando Quesada, catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los mayores expertos del mundo en armamento antiguo, y Eduardo Kavanagh, uno de los más reputados especialistas en estandartes romanos, rechazan que se trate de un signum militia, el símbolo más preciado por las legiones y cuya pérdida acarreaba el deshonor.
Quesada cree que “al 99% no se trata de un águila legionaria”, ya que “no coincide el material” que se empleaba para elaborarlas, puesto que estas eran de plata, plata sobredorada o en otros casos oro, mientras que el objeto incautado es de bronce. Además, duda de que “sea el signum de alguna unidad menor romana, aunque aquí habría alguna posibilidad”.
Por su parte, Kavanagh rechaza también que se trate “del célebre estandarte del águila (aquila), del que habría uno por legión, y de los que, hasta la fecha, no se conoce ningún ejemplar conservado en el mundo entero”. Insiste, como Quesada, en que estos símbolos eran de plata, y no de bronce, por lo que el que la policía ha entregado al museo “no es del todo inverosímil” que perteneciese a una unidad pequeña, ya que sus insignias no estaban fabricadas con plata. No obstante, afirma este experto, director de la editorial Desperta Ferro Historia Antigua y Medieval, la posición de la figura no coincide ―tiene las alas erguidas― porque ese tipo de postura solo se produce entre los siglos I y III d.C., “un periodo en el que la presencia militar romana en Lusitana [se halló en Extremadura] “fue muy excepcional”. No existen, además, testimonios de una guerra de tales dimensiones que obligase a una legión o a una cohorte a perder el águila.
El especialista, sin haber tenido la posibilidad aún de estudiar el objeto, agrega: “Aun admitiendo una cronología romana de la pieza ―que ya implica una suposición, porque podría ser del siglo XIX―, el abanico de posibilidades es amplio, pues ciertamente en la Roma antigua el águila era un símbolo empleado con ubicuidad, hallándose en los templos y objetos litúrgicos asociados con el culto a Júpiter o al emperador, como decoración de muebles y literas, e incluso, muy a menudo, a modo de apliques metálicos sobre carruajes”. Quesada, por su parte, defiende: “No creo que sea un águila legionaria; veo improbable que sea un signum militar romano; veo más probable, aunque no seguro, que sea romana; pero lo que es seguro es que no es un águila militar napoleónica”.
En unas semanas, el Museo Arqueológico de Badajoz determinará en qué momento el águila desplegó sus alas por primera vez.