Cultura y Carmen Thyssen aplazan hasta el 30 de junio la firma del alquiler de la colección
El contrato, acordado el pasado enero, se retrasa por segunda vez. Ambas partes aseguran que “no hay desacuerdos de última hora”
Este 31 de mayo finalizaba el plazo para la firma del contrato entre el Ministerio de Cultura y Carmen Thyssen para el alquiler de la colección de arte de la baronesa, pero ambas partes se han dado un nuevo mes de plazo, hasta el 30 de junio, para presentar el decreto-ley que amparará la operación. Mientras tanto, y a falta de la llegada del cuadro Mata Mua, ...
Este 31 de mayo finalizaba el plazo para la firma del contrato entre el Ministerio de Cultura y Carmen Thyssen para el alquiler de la colección de arte de la baronesa, pero ambas partes se han dado un nuevo mes de plazo, hasta el 30 de junio, para presentar el decreto-ley que amparará la operación. Mientras tanto, y a falta de la llegada del cuadro Mata Mua, de Paul Gauguin —que salió en junio de 2020, junto a otras tres obras significativas, del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en medio de una enorme polémica—, una parte de la colección está expuesta en la planta principal del edificio. Tanto desde Cultura como desde el entorno de la baronesa aseguran a EL PAÍS que no hay desacuerdos de última hora que pudieran poner la operación en peligro. Son flecos que tienen que ver más con precisiones jurídicas que con el contenido global del contrato de arrendamiento.
El acuerdo entre Cultura y Cervera se selló el pasado 30 de enero cuando faltaban solo 48 horas para que concluyera el último plazo acordado por ambas partes. El documento negociado supone el arrendamiento durante 15 años, por 6,5 millones de euros anuales, de las 180 obras que son propiedad de Borja Thyssen y de la baronesa, en representación de sus hijas menores, Carmen y Sabina, de 13 años, como se especifica en las cartelas que acompañan a los cuadros expuestos actualmente en la institución. El resto de las pinturas, hasta 427, permanecerán en los almacenes del museo hasta que se firme el acuerdo y se plantee un nuevo relato museístico.
El ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, ha declarado en Roma, donde ha visitado la Real Academia de España, que “el acuerdo está hecho”. “La colección se une a la del barón y durante 15 años tenemos una estabilidad garantizada con el contrato de arrendamiento. El Estado español tendrá derecho preferente para adquirir la colección. Los elementos centrales están definidos y vamos a hacer una apuesta importante por el Museo de San Feliú de Guixols. Los abogados de ambas partes ultiman los detalles del contrato jurídico. En cuanto esté, lo firmaremos y lo presentaremos. También lo firmará Borja Thyssen, hijo de la baronesa, como cotitular de la propiedad de las obras. Espero que en el próximo patronato del museo se pueda llevar el acuerdo ya totalmente cerrado”, ha agregado.
Una vez concluyan los 15 años acordados, se dará una opción de compra al Estado. En enero ambas partes aseguraron que en dos meses estarían en condiciones de dar a conocer el acuerdo definitivo. No ha sido así y ya van dos aplazamientos. El último, conocido este jueves, se retrasa hasta el 30 de junio.
Durante este tiempo, Carmen Thyssen y su hijo Borja han especificado cuáles son los cuadros que pertenecen a cada uno en aras a la valoración económica global pactada entre ambas partes, no por el número de piezas. Así se podrá ver durante el recorrido de la exposición que se inaugurará paralelamente a la presentación de la firma pública del acuerdo. Será justo en vísperas de esta fecha cuando Mata Mua volverá al edificio para encabezar la colección. Mientras, permanece guardado en la cámara acorazada que Carmen Cervera tiene en Andorra. Por el momento, se desconoce qué sucederá con las otras tres obras que salieron de la pinacoteca al mismo tiempo que el cuadro de Gauguin: Caballos de carreras en un paisaje (1894), de Degas; El ‘Martha Mckeen’ de Wellfleet (1944), de Hopper, y El puente de Charing Cross (1899), de Monet. Este último se expone en el Louvre de Abu Dabi. Ninguna de estas tres piezas son requisito imprescindible para la firma del acuerdo entre Cultura y Cervera.