El Prado recibe la primera obra documentada de Goya

La Asociación de Amigos del museo ha pagado 3, 3 millones de euros por ‘Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes’

'Aníbal vencedor que por primera vez mira a Italia desde los Alpes' ( 1771), de Francisco de Goya.Jose Baztan Lacasa (Museo del Prado)

El Museo del Prado atesora la más completa colección de Goya del mundo con 154 pinturas y casi un millar de obras incluyendo dibujos, grabados y documentos. Pero entre las escasas lagunas por cubrir en la representación de la obra del artista de Fuendetodos faltaba una joya que acaba de pasar a ser propiedad de la institución. Se trata de Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, uno de sus primeros óleos de tema histórico, que Francisco de Goya presentó a un concurso de pintura convocado por la Academia de Parma el 29 de mayo de 1770. La pintura ha sido adquirid...

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El Museo del Prado atesora la más completa colección de Goya del mundo con 154 pinturas y casi un millar de obras incluyendo dibujos, grabados y documentos. Pero entre las escasas lagunas por cubrir en la representación de la obra del artista de Fuendetodos faltaba una joya que acaba de pasar a ser propiedad de la institución. Se trata de Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes, uno de sus primeros óleos de tema histórico, que Francisco de Goya presentó a un concurso de pintura convocado por la Academia de Parma el 29 de mayo de 1770. La pintura ha sido adquirida por la Asociación de Amigos del Museo del Prado a la Fundación asturiana Selgas-Fagalde, por 3, 3 millones de euros. La obra ya lucía en colección permanente del museo desde 2011, año en el que la entidad asturiana la dejó en depósito.

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A diferencia de otras ocasiones, esta vez el Prado ha preferido no dar a conocer de manera presencial la entrada de la nueva pintura. Su difusión se ha hecho el miércoles por la mañana a través de un directo en Instagram con la intervención del director del museo, Miguel Falomir y la directora de la Asociación de Amigos del Museo, Nuria de Miguel. Falomir contó en esa intervención que se trata de una de las pinturas que mejor describe los inicios de Goya. Realizada cuando el artista solo sumaba 25 años, fue preparada minuciosamente por el pintor a base de numerosos estudios y apuntes. Algunos de ellos están recogidos en el Cuaderno italiano, en el que recogió ideas durante su estancia en Italia, entre 1769 y 1771 . Existen, además, dos bocetos, también en lienzo, de este mismo cuadro. Uno es propiedad del Museo de Zaragoza y el otro fue subastado en Nueva York en enero de 2020.

La donación está dedicada a la memoria de Francisco Calvo Serraller y constituye el primer acto de la celebración del 40 aniversario de la Fundación de Amigos del Museo, que proseguirá con la edición de un libro sobre su historia y culminará con una exposición en las salas del Prado, en la que, por primera vez, se podrán contemplar reunidas las obras donadas por la Fundación a lo largo de sus cuatro décadas de historia.

En una nota de prensa difundida después de la intervención de Falomir en las redes sociales, el museo recuerda que la obra de la que ahora es propietario titular, es “un cuadro de indudable perfección técnica, que se pone de manifiesto en el armonioso orden compositivo, en el excelente tratamiento lumínico y en la seguridad y firmeza de la pincelada para modelar las figuras con color y luz”.

En la misma nota se añade que la obra recibida es, cronológicamente, la primera pintura documentada de Goya. El artista la realizó en 1771 en Roma, durante su estancia de dos años en Italia, para participar en el concurso celebrado por la prestigiosa Reale Accademia di Belle Arti de Parma. Aunque el premio fue concedido a Paolo Borroni, discípulo de esa Academia, Goya obtuvo seis votos y una mención, y se citó su nombre en la edición de enero de 1772 de la acreditada revista literaria Le Mercure de France.

La obra supone un ejemplo importante de los primeros contactos de Goya con el mundo académico italiano para abrirse camino profesional. Es también ejemplo de su capacidad para adaptarse a la estética y las convenciones narrativas del mundo académico. Se trata de una de las primeras ocasiones, de las que nos queda testimonio, en las que Goya tuvo que enfrentarse a una composición narrativamente tan compleja, y de un ejemplo tempranísimo de su pintura histórica basada en repertorios narrativos y no religiosos.

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