Los ‘enfants terribles’ del teatro español
Nao Albet y Marcel Borràs deslumbraron con ‘Mammón’ por su capacidad para transgredir todos los géneros y sus convenciones
Nao Albet y Marcel Borràs se ganaron el calificativo de enfants terribles del teatro español desde que hace ya más de una década estrenaron sus primeras obras en Barcelona. Es una etiqueta muy socorrida cuando resulta difícil clasificar a un artista. Denota rebeldía, vanguardia, transgresión, heterodoxia y juventud. Lo cierto es que esos adjetivos les sientan como un guante. Ambos son insultantemente jóvenes (Albet tiene 30 años y Borràs 31) y sus obras no solo se pasan por el forro todos los géneros y sus convenciones...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Nao Albet y Marcel Borràs se ganaron el calificativo de enfants terribles del teatro español desde que hace ya más de una década estrenaron sus primeras obras en Barcelona. Es una etiqueta muy socorrida cuando resulta difícil clasificar a un artista. Denota rebeldía, vanguardia, transgresión, heterodoxia y juventud. Lo cierto es que esos adjetivos les sientan como un guante. Ambos son insultantemente jóvenes (Albet tiene 30 años y Borràs 31) y sus obras no solo se pasan por el forro todos los géneros y sus convenciones, sino que ponen en cuestión las propias bases de la ficción teatral. Digamos que sus espectáculos son una especie de fake: juegan con las reglas del documental y nunca se sabe lo que es verdad o mentira. Y además son tremendamente divertidos y desvergonzados.
Su obra cumbre hasta ahora es Mammón. Estrenada en 2015 en el Teatre Lliure de Barcelona, se convirtió enseguida en un fenómeno y fue repuesta varias veces, la última en enero del año pasado en los Teatros del Canal de Madrid. Además ha sido adaptada para la televisión dentro de la serie Escenario 0, estrenada el pasado septiembre en HBO. En su argumento se observa perfectamente el juego entre ficción y realidad. Dos actores salen al escenario para explicar que la obra prevista para esa noche, una tragedia en torno a Mammón, demonio de la avaricia, no se va a poder representar porque sus creadores, Marcel Borràs y Nao Albet, han desaparecido. En su lugar, los dos intérpretes en escena se ponen a leer el diario de uno de ellos, en el que relata cómo ambos se fueron a Las Vegas para conseguir dinero para su producción y acabaron enganchados a los casinos. Engullidos por el demonio de la avaricia.
El argumento es brillante, pero donde verdaderamente se muestran originales Borràs y Albet es en su ejecución. Porque ellos mismos salen al escenario con sus nombres y apellidos para recrear su periplo en Las Vegas. Interpretan algunos episodios sobre las tablas y otros son proyectados en pantalla en los lugares donde transcurre la acción: se les ve allí mismo, apostando dólares de verdad en los casinos de Las Vegas, angustiados en la habitación de su hotel. ¿Realidad o ficción? ¿Cine o teatro?
En montajes anteriores, como Hamle.t.3 (2011) o Los esqueiters (2014), Albet y Borràs ya dieron muestras de su talento para desarrollar un lenguaje escénico propio y personal. Un estilo que no se parece a ningún otro pero que a la vez se alimenta de todos los demás. Del nutritivo sustrato teatral catalán y de la escena europea más vanguardista, pero también de los grandes personajes del repertorio clásico. De sus experiencias como actores de teatro y televisión (Albet fue personaje fijo de la serie Cuéntame cómo pasó de 2010 a 2018). De la literatura posmoderna. Del cine de Tarantino, Scorsese, los Coen. Todo eso confluye en Mammón de una forma que seguramente ni ellos mismos habrían imaginado. Y mucho menos el público. Sus seguidores esperamos con expectación su nuevo trabajo.