Hans Rudolf Gerstenmaier, el coleccionista alemán que decidió ser español

Conocido desde que decidiera donar 11 de sus cuadros al Museo del Prado, este apasionado del arte muere sin aclarar los planes sobre su colección

Hans Rudolf Gerstenmaier, en su casa de Madrid ante 'Retrato de Isabel Herraud de Fernández Corella' (1898), de Joaquín Sorolla.JAIME VILLANUEVA

Hans Rudolf Gerstenmaier (Hamburgo, 1934) tenía 28 años cuando decidió que era el momento de dar un cambio radical a su vida y abandonar la monotonía de clase media trabajadora en la que vivía en su ciudad de origen. Con mil pesetas (seis euros) en el bolsillo, viajó hasta el Madrid de 1962, en plena dictadura franquista, en la que, sin embargo, consiguió sentirse uno más desde el primer momento siguiendo los consejos de su madre: no hables nunca de religión o de política.

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Hans Rudolf Gerstenmaier (Hamburgo, 1934) tenía 28 años cuando decidió que era el momento de dar un cambio radical a su vida y abandonar la monotonía de clase media trabajadora en la que vivía en su ciudad de origen. Con mil pesetas (seis euros) en el bolsillo, viajó hasta el Madrid de 1962, en plena dictadura franquista, en la que, sin embargo, consiguió sentirse uno más desde el primer momento siguiendo los consejos de su madre: no hables nunca de religión o de política.

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A través de la colonia alemana consiguió contactos con las grandes firmas automovilísticas de su país de origen (Mercedes, Volkswagen, BMW) y logró crear en 1964 su propia empresa de suministros de recambios (Gerstenmaier S. A.) con la que llegó a tener 150 empleados y 30 sucursales por el territorio español. Vendió la compañía en el año 2000 y desde entonces se pudo dedicar a las dos grandes pasiones de su vida: la jardinería y el arte. El coleccionista ha fallecido en la madrugada de este sábado, según han informado sus familiares.

Conocido entre sus muchos amigos como Rodolfo, hablaba un español marcadamente madrileño, compró sus primeras obras con 5.000 pesetas en un Madrid lleno de anticuarios. Aseguraba que nunca adquirió nada para especular, sino para mirar y disfrutar. Su domicilio madrileño en el distrito de Chamartín y su casa de El Boalo eran un auténtico museo en el que convivían pintoras de artistas flamencos y españoles.

Su colección se hizo famosa en España cuando hace dos años decidió donar al Museo del Prado 11 pinturas de los artistas más importantes de finales del XIX y comienzos del XX: Joaquín Sorolla, Aureliano de Beruete, Agustín de Riancho, Darío de Regoyos, Juan de Echeverría, Hermen Anglada-Camarasa, Eduardo Chicharro, Ignacio Zuloaga y Joaquín Mir.

Sobre los planes que albergaba para una colección que supera el centenar de obras, Gerstenmaier no llegó a pronunciarse en público. Llegó realizar 75 exposiciones en España y en el extranjero. A cambio, siempre pedía que se le editara un catálogo. En una entrevista con este periódico contó que había tenido diferentes ofertas para ubicar su colección, pero que no quería moverse fuera de Madrid.

¿Pensaba en una nueva donación al Museo del Prado? El mecenas sonrió entonces y contestó: “Voy a cumplir 85 años y en Hamburgo no me quedan familiares directos. Tampoco desde allí ha habido ninguna institución interesada e insisto en que mi patria es España. De momento vamos a seguir con las exposiciones y los préstamos. Mi última adquisición, una vista de la iglesia de San Ginés de Madrid de Mariano Fortuny viaja ahora a Venecia. Lo demás ya iremos viendo”.

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