Màrcia Cisteró y los regalos de la vida
Una de nuestras grandes iba para química, pero prefirió pasar la vida en un teatro que en un laboratorio
Màrcia Cisteró, una de nuestras grandes, iba para química, pero prefirió pasar la vida en un teatro que en un laboratorio. Con autores a cual mejor: para no desbordar la página, ahí van Molière, Sófocles, Chéjov, De Filippo, Valle-Inclán, Mouawad, Friel, Shakespeare, Wesker y Brecht, para quedarnos con 10 de un repertorio de esta altura. “Tuve la suerte de que mis padres me dijeran ‘si te hace feliz, adelante’, porque ahora no sé imaginarme haciendo otra cosa”, dice. “Recuerdo cuando llegó Brogg...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Màrcia Cisteró, una de nuestras grandes, iba para química, pero prefirió pasar la vida en un teatro que en un laboratorio. Con autores a cual mejor: para no desbordar la página, ahí van Molière, Sófocles, Chéjov, De Filippo, Valle-Inclán, Mouawad, Friel, Shakespeare, Wesker y Brecht, para quedarnos con 10 de un repertorio de esta altura. “Tuve la suerte de que mis padres me dijeran ‘si te hace feliz, adelante’, porque ahora no sé imaginarme haciendo otra cosa”, dice. “Recuerdo cuando llegó Broggi con Luces de bohemia y yo le dije: ‘No sé cómo vamos a hacer esto, pero sé que será lo que a mí me gusta: jugar a fondo, arriesgando. Ver que estás pasando de un personaje a otro, y creando un ambiente con todo el equipo. ¡Esto es un regalo!”. Broggi es Oriol Broggi, el director y fundador de La Perla 29, teatro de la Biblioteca Nacional de Catalunya. Màrcia Cisteró ha hecho nueve papeles con él.
Ferran Utzet también está en la casa. “Creo que a los dos les conozco bastante y trabajar con ellos es un gustazo. Saben muy bien lo que quieren y te dejan hacer el viaje”. La actriz tiene frases claras y rotundas. “A mí que me echen obras que no sé como hacerlas, pero que al final las haces y dices ‘olé tus huevos’, Cisteró”. Y añade: “Justo ahora estoy de lleno en El jardí, de Lluïsa Cunillé, en la Beckett, con Antònia Jaume, dirigidas por Albert Arribas, del 12 al 31 de enero. Cuando la leí me atrapó, me encantó, y de nuevo: ¿Esto cómo lo haces?”. Los personajes son una mujer que había trabajado de jardinera y desapareció, y la reencuentra una asistenta social con la que había estudiado. “Las dos nos dijimos que es como un haiku de escenas y monólogos. Cunillé la escribió hace tiempo, pero es un estreno: ¡tiene tantas! Ha sido un trabajo muy intenso, como es siempre trabajar con Albert Arribas. Trabajo para descifrar la historia, el halo misterioso de sus obras. A lo que Cunillé responde con una sonrisa igualmente enigmática”. En febrero, La nit de la iguana, de Tennessee Williams, que dirigirá Carlota Subirós en el TNC.
El reverendo Shannon es Joan Carreras. Cisteró será Hannah, la pintora itinerante, el rol de Deborah Kerr; el abuelo Nonno, el poeta, su padre, es Lluís Soler. Nora Navas es Maxine, la dueña del hotel, el rol que representó Ava Gardner. Paul Berrondo es Latta. “Es una función preciosa”, dice Cisteró, “y todo un reto”. Y en marzo le espera una telemovie: Federica Montseny, la dona que parla, de Laura Mañá. Contaría muchas de las estupendas historias de la actriz. Resumo dos: “Un espectáculo que me volvió loca fue The Three Lives of Lucie Cabrol, de Théâtre de Complicité, con Lilo Baur. Me dije: ‘Yo quiero ser esa’. Seguí un par de cursos con Lilo y me sentí volar. Al acabar me dijo: ‘No lo dejes. No lo dejes nunca”. Otro: Trabajó con Anna Lizaran una sola vez en El cercle de guix caucasià, de Brecht. Con Broggi, en el Nacional. “Teníamos una escena muy corta, pero cuando me miraba me hacía sentir que era actriz. Anna y Lilo fueron dos regalos de la vida”.