Un viaje cinematográfico por Latinoamérica desde el Festival de Cine de Gijón

El bullicio nocturno de las calles de Río de Janeiro son el escenario en el que Paulo, desempleado y recientemente divorciado, libra una batalla interna con su desesperanza y soledad. Esa saudade se extiende a lo largo de sus jornadas nocturnas al volante de un taxi, un trabajo provisional que le permite escuchar las historias personales de sus pasajeros, sus quejas y temores. Fragmentos de vidas ajenas que le hacen reflexionar sobre su propia suerte en un país que va del extremo festivo de sus carnavales, al abismo de sus fracturas sociales, la convulsión política y la crisis económica...

El bullicio nocturno de las calles de Río de Janeiro son el escenario en el que Paulo, desempleado y recientemente divorciado, libra una batalla interna con su desesperanza y soledad. Esa saudade se extiende a lo largo de sus jornadas nocturnas al volante de un taxi, un trabajo provisional que le permite escuchar las historias personales de sus pasajeros, sus quejas y temores. Fragmentos de vidas ajenas que le hacen reflexionar sobre su propia suerte en un país que va del extremo festivo de sus carnavales, al abismo de sus fracturas sociales, la convulsión política y la crisis económica. Ese es el retrato que el director Eryk Rocha presenta en Breve miragem de sol, que forma parte de la selección oficial del Festival de Cine de Gijón y que es una de las tres películas que EL PAÍS ofrecerá durante 24 horas -desde las 9am de México de este sábado- a través de su edición en América y en Brasil. La historia de Paulo refleja el drama que viven 50 millones de brasileños que superan cada día con trabajos precarios, comenta Rocha en una conversación con los organizadores del festival. “Brasil es un país de una desigualdad social muy radical, donde hay lucha de clases y racismo y la idea de la película es presentar esas tensiones”, explica el realizador.

El filme de Rocha forma parte de Tierres en Trance, una sección del Festival que presenta nuevas miradas del cine latinoamericano. En esta edición se proyectarán 11 películas de directores de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Bolivia y Cuba. “Nuestra percepción es la de que muchas veces en los festivales europeos, cuando se programa cine iberoamericano, y de modo especial cuando se programa cine realizado y producido en países de América Latina, hay una cierta tendencia a una mirada ‘primer mundista’ en el peor sentido posible, muy centrada en los clichés de crónica negra social y con un tono a veces condescendiente”, dice Fran Gayo, jefe de programación del festival. “América Latina sigue siendo un hervidero de ideas nuevas, de cine joven y que avanza sin mirar atrás, un espacio donde el cine más íntimo, frágil y silencioso sigue teniendo una fuerza inusitada, y a veces sentimos que este tipo de cine no interesa tanto en los festivales europeos. De ahí surge Tierres en Trance, de la idea de proponer un espacio para la reivindicación de ese otro cine que existe y es importante, un cine sin estridencias y de mirada genuina”, agrega.

Además de Breve miragem de sol, EL PAÍS presentará este fin de semana Lluvia de jaulas, del director César González, una crónica de Buenos Aries marcada por los contrastes, entre sus chabolas carcomidas por la miseria y la violencia, pero donde renace la esperanza de niños que, como lo define los organizadores de la muestra, son “un jardín de flores amputadas, que con muletas en la espalda, aún crecen y bailan”.

México también tiene presencia en el Festival con Se escuchan aullidos, del director Julio Hernández Cordón, quien logró reconocimiento internacional con su aclamada Te prometo anarquía. En esta ocasión, el realizador presenta un viaje autobiográfico, con las imágenes de los lugares que habitan la memoria de su infancia, inspirada por el auge de redes sociales como Instagram, en las que la gente va documentando retazos cotidianos de su vida. El filme, cuenta Hernández Cordón, “tiene que ver con las historias orales que nos hereda la familia, que son fascinantes porque tienen mucha dosis de fantasía y quise hacer un ejercicio de eso con mi hija, bromear un poco y crearle un mito acerca de quién soy yo. La intención de la película es jugar con el presente, con los recuerdos y la memoria”.

La 58ª edición del Festival de Cine de Gijón se lleva a cabo del 20 al 28 de noviembre de manera virtual debido a la crisis del coronavirus. El director Alejandro Díaz Castaño ha explicado que es la única manera de garantizar la salud de los trabajadores, cineastas, jurados, periodistas y del resto de participantes. El evento, considerado la gran cita dedicada en España al cine indie, muestra, según su director, “una selección del mejor cine independiente contemporáneo”, aunado a “un plan de difusión y aprendizaje audiovisual que se desarrolla durante todo el año.