Un Sant Jordi de verano para dar las gracias al lector

El repunte del virus deja a Barcelona casi sin firmas y con pocos puestos

Una mujer adquiere un libro en una parada de Sant Jordi del año pasado, en Barcelona.Joan Sánchez

En lo práctico, un movimiento de caja “como si fuera un sábado un poco fuerte, a lo sumo”, comenta no demasiado optimista la cofundadora de La Central, Marta Ramoneda. Y en lo teórico, “planteárnoslo como una fiesta de agradecimiento a unos lectores que nos dieron su apoyo en abril cuando el confinamiento y que en estos dos últimos meses y medio han hecho posible que hayamos tenido los mejores mayo, junio y julio en años”, apunta Eric del Arco, de Documenta. Con este espíritu resignado encaran los libreros catalanes la celebración hoy del Día del Libro y de la Rosa, planificado para compensar ...

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En lo práctico, un movimiento de caja “como si fuera un sábado un poco fuerte, a lo sumo”, comenta no demasiado optimista la cofundadora de La Central, Marta Ramoneda. Y en lo teórico, “planteárnoslo como una fiesta de agradecimiento a unos lectores que nos dieron su apoyo en abril cuando el confinamiento y que en estos dos últimos meses y medio han hecho posible que hayamos tenido los mejores mayo, junio y julio en años”, apunta Eric del Arco, de Documenta. Con este espíritu resignado encaran los libreros catalanes la celebración hoy del Día del Libro y de la Rosa, planificado para compensar la tradicional fiesta callejera con tenderetes y firmas de autores que no pudo realizarse en el Sant Jordi del 23 de abril por el confinamiento y que, en un mazazo notable para el sector, tampoco tendrá lugar ahora por el repunte de la pandemia en media Cataluña.

“Las ventas iban bien hasta el pasado jueves; desde entonces esto ha decaído muchísimo”, asegura Lluís Morral, de Laie. Ese día, las autoridades sanitarias anunciaron medidas restrictivas para atajar el aumento de contagios por coronavirus. La consecuencia para el mundo del libro fue doble: al día siguiente, la Cambra del Llibre renunciaba a la zona de tenderetes de venta y firmas de autores en el paseo de Gràcia, razón de ser de la convocatoria y donde se iban a concentrar 110 de los casi 200 estands solicitados en la capital catalana. En paralelo, casi una tercera parte de los barceloneses que salieron de fin de semana ya no regresaron por inicio de vacaciones y por temor a un confinamiento más severo. O sea, menos público comprador potencial.

En ese contexto, los dos grandes grupos, Penguin Random House Grupo Editorial y Planeta, e independientes como Anagrama o Edicions del Periscopi, cancelaron la presencia de sus autores, acabando por convencer a buena parte de los libreros de la ciudad, que han renunciado en este Sant Jordi de verano tanto a los actos de firmas como a instalar tenderetes frente a sus tiendas. Algunas perseverarán, como la propia Documenta, Abacus o La memòria, si bien con pocos autores, mamparas y control de acceso y citas previas. En otras localidades, según su situación sanitaria, las celebraciones en zonas comunes delimitadas han cambiado de ubicación (Sitges), han reajustado programas (Girona) o se han suspendido (comarcas del Segrià y en Reus).

Pero dedicatorias habrá: libreros y editoriales, previsores, han hecho acopio de ejemplares firmados para un lector... desconocido, en una muestra más de la extraña jornada.

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