Más Estado para que la cultura supere el coronavirus
El ministro Rodríguez Uribes reivindica "los esfuerzos y los presupuestos" previstos para el sector antes de la crisis sanitaria en unas jornadas organizadas por la Fundación Ortega-Marañón
La cultura nos hace humanos, dijo José Ortega y Gasset, una declaración que se ha reforzado en los tres meses de confinamiento decretados por el estado de alarma. “La cultura también es convivencia”, añade José Andrés Torres Mora, presidente de Acción Cultural, exdiputado del PSOE y ex jefe de gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, responsable de la apertura de las jornadas El valor de la cultura, organizadas este martes en Madrid y online por la Fundación Ortega-Marañón. La cita intentó analizar las mej...
La cultura nos hace humanos, dijo José Ortega y Gasset, una declaración que se ha reforzado en los tres meses de confinamiento decretados por el estado de alarma. “La cultura también es convivencia”, añade José Andrés Torres Mora, presidente de Acción Cultural, exdiputado del PSOE y ex jefe de gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, responsable de la apertura de las jornadas El valor de la cultura, organizadas este martes en Madrid y online por la Fundación Ortega-Marañón. La cita intentó analizar las mejores opciones de salida en el sector cultural a la pandemia causada por el coronavirus, y contó con la opinión de medio centenar de trabajadores culturales en el ámbito público y en el privado. Hubo unanimidad: más Estado supone más cultura. Y viceversa.
El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, continuó el discurso de Torres Mora sobre la necesidad de la cultura en la sociedad y la necesidad de más voluntad política en la cultura. Por esta razón reclama un pacto de Estado para que la cultura “se convierta en un derecho fundamental” y sea reconocida como un bien necesario. El máximo responsable de la cartera señaló que el confinamiento ha desvelado que “el valor de la cultura es también la valentía de la cultura”. Porque durante el confinamiento, la cultura ha tenido la valentía de “estar en los momentos difíciles”, dijo el ministro.
El ministro reconoció haber bebido del último libro de Emilio Lledó para argumentar su discurso, en el que afirmó que la cultura tiene que ver con las pasiones y las emociones. Y que “no es gratis”. También adelantó que desde el Gobierno se pretende reconocer ese empeño de las industrias culturales y de los creadores que han trabajado “para que nuestras vidas sean mejores”. “Tenemos que hacer un esfuerzo y recuperar los planes y los presupuestos que teníamos previstos en febrero”, apuntó.
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, fue el más atrevido en los planes de gestión del futuro cultural al descubrir la clave del éxito: “Unos buenos impuestos”, dijo el poeta. Según su visión, una política fiscal adecuada y la Ley de Mecenazgo reformada pondrían en el lugar que se merece el valor esencial de la cultura. “Necesitamos un pacto de Estado, porque España no valora la cultura. No como en Alemania, por ejemplo, donde la cultura es una realidad que se defiende en una crisis”, indicó García Montero. También llamó la atención sobre la necesidad de los vínculos que la cultura es capaz de generar en la comunidad, como anticuerpos contra el fascismo.
Por su parte, la nueva presidenta del patronato del Museo Reina Sofía, Ángeles González-Sinde, avanzó una idea revolucionaria en tiempos poscovid: “repensar las normas de la cultura pública” y de esas instituciones que se convierten en el alimento “folletinesco” de las noticias. La exministra de Cultura cree que lo mejor para el devenir de los creadores culturales es que se quede “al margen del debate político”. En ese sentido insistió Fernando Rodríguez Lafuente, periodista y exdirector del Instituto Cervantes, que ha visto cómo en estos tres meses “la cultura se ha vengado del lugar en el que muchos la habían dejado”. Explicó que durante el aislamiento en casa se ha mantenido “la ilusión” con libros, películas, series, conciertos, conferencias… Lafuente señaló la “mutación” digital de la cultura, en la que lo que no ha cambiado es “el valor que tiene la industria cultural”.