Pasión por el coleccionismo de arte y el derecho marítimo

Fernando Meana forjó junto con su mujer la colección Meana Larrucea y, en su faceta profesional, ganó casos que son estudiados en las universidades españolas

Fernando Meana Green, en una imagen de 2012

Sus amigos le pudismo ver el último Arco conduciendo un cochecito eléctrico. Iba alegre y feliz como un niño con zapatos nuevos, saludando a galeristas, pintores, escultores... Conocía a todo el mundillo del arte. Se hubiera podido pensar que no se fijaba en nada, pero vaya sí se fijaba. Le gustó una obra de Rassangela Rennó y, como el que no quiere la cosa, se quedó con ella. La colección Meana Larrucea que habían inaugurado él y Mariví el día de su boda con una pieza de Bonifacio Alfon...

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Sus amigos le pudismo ver el último Arco conduciendo un cochecito eléctrico. Iba alegre y feliz como un niño con zapatos nuevos, saludando a galeristas, pintores, escultores... Conocía a todo el mundillo del arte. Se hubiera podido pensar que no se fijaba en nada, pero vaya sí se fijaba. Le gustó una obra de Rassangela Rennó y, como el que no quiere la cosa, se quedó con ella. La colección Meana Larrucea que habían inaugurado él y Mariví el día de su boda con una pieza de Bonifacio Alfonso, tenía una obra más.

Se forjó la colección en sus comienzos con obras de artistas vascos como Chillida, Ortiz de Elgea o Goenaga, y cuando Meana se asienta profesionalmente en Madrid, de la mano de Vijande, se expande al ámbito internacional con piezas de Rauschenberg, Eliasson, Jenny Holzer, Boetti, Oldenburg o Richard Turtle. Cuenta en la actualidad con unas 500 obras y fue galardonada por Arco en 2007 con el premio al coleccionismo particular.

Fernando Meana nació en Bilbao en 1934. Tras licenciarse en derecho en Valladolid, viajó a Londres para cursar estudios de derecho marítimo en Holman Fenwick Willan, un despacho de fama internacional. Allí nace su otra pasión. En 1961, crea en Bilbao el primer despacho de España especializado en derecho marítimo. Gana casos que son estudiados en las universidades españolas. Tuvo especial eco el del Harrier de la Armada británica que aterrizó sobre un carguero español. Meana logró demostrar que se trataba de un salvamento y ganó la partida al Gobierno británico. Intervino con éxito como abogado del IOP Fund en los casos del Mar Egeo y el Prestige y en otros relacionados con la polución marítima. Fue un gran abogado y un gran coleccionista. Falleció el 9 de abril a los 85 años.



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