Alegría en tiempos sombríos
Caribou publica ‘Suddenly’, su primer disco en cinco años
Dan Snaith, alias Caribou, triunfó sin planificarlo. Consiguió su primer contrato en 2000, tras conocer por casualidad en un festival a un joven Kieran Hebden (Four Tet). Hebden congenió con aquel canadiense de su edad que estudiaba matemáticas en la Universidad de Hamilton, Ontario, y le recomendó a un sello británico. Snaith cuenta que mientras sus primeros discos funcionaban en Londres, nadie en su entorno sabía que era músico. Se mudó a Londres en 2001 a estudiar el doctorado y al mismo tiempo desarrolló con la ayuda de Four Tet un sonido propio. Podía recordar de lejos a Animal Col...
Dan Snaith, alias Caribou, triunfó sin planificarlo. Consiguió su primer contrato en 2000, tras conocer por casualidad en un festival a un joven Kieran Hebden (Four Tet). Hebden congenió con aquel canadiense de su edad que estudiaba matemáticas en la Universidad de Hamilton, Ontario, y le recomendó a un sello británico. Snaith cuenta que mientras sus primeros discos funcionaban en Londres, nadie en su entorno sabía que era músico. Se mudó a Londres en 2001 a estudiar el doctorado y al mismo tiempo desarrolló con la ayuda de Four Tet un sonido propio. Podía recordar de lejos a Animal Collective pero su espíritu era que si ellos escuchaban pop, ambient, house, jazz, rock progresivo, psicodelia y techno, encontrar las ideas detrás de todo eso e integrarlas en su estilo, hasta lograr una electrónica orgánica y melódica.
Después se les unirían Joy Orbison, Jon Hopkins o Floating Points en un grupo de inadaptados que no hacían del todo pop, dance o electrónica, pero que terminó cautivando las tres escenas. En 2010 Sun, de su disco Swim, llenó por sorpresa pistas en Ibiza y Odessa, del mismo disco, reventaba carpas en festivales. Caribou dio el gran salto, pero eso no le movió un metro de su papel de hombre equilibrado y felizmente casado.
Caribou anunció este Suddenly, su primer disco en cinco años, como un gran cambio estilístico motivado por varios cataclismos en su vida. Habla de perdida y luto, pero con un optimismo desbordante. Está menos orientado a la pista, para eso usa su otro seudónimo, Daphni, pero tiene un par de canciones de las de bailar sonriendo con los ojos cerrados. Lo mejor es el riesgo, los cambios continuos, cada canción esconde sorpresas, y los rincones por los que asoma su pasado. La voz de su madre, pianos clásicos, solos de guitarra que rememoran su pasión preadolescente por el rock progresivo, samplers que recuerdan la sorpresa de escuchar los primeros discos de DJ Shadow. Y sobre todo, esa alegría que ya es la marca de la casa.