Crónica

La fórmula Leiva desborda Madrid

El músico triunfa durante dos noches seguidas en el WiZink Center

Madrid -
Leiva durante el concierto que ha ofrecido en el Wizink Center de Madrid, David Fernandez (EFE)

Como si fueran a morir mañana, tal y como reza el título de una de sus canciones. Así saltaron este domingo por la noche Leiva y su grupo ante un WiZink Center a rebosar, en la segunda de las dos noches con todas las entradas vendidas. Con la ametralladora encendida desencadenaron el éxtasis colectivo con Expertos, La lluvia en los zapatos y Animales, cuando Leiva y su banda salieron con la sexta puesta, sin miramientos y disparando canciones como si fuera uno de esos primeros conciertos en un bar del barrio, con todo que ganar....

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Como si fueran a morir mañana, tal y como reza el título de una de sus canciones. Así saltaron este domingo por la noche Leiva y su grupo ante un WiZink Center a rebosar, en la segunda de las dos noches con todas las entradas vendidas. Con la ametralladora encendida desencadenaron el éxtasis colectivo con Expertos, La lluvia en los zapatos y Animales, cuando Leiva y su banda salieron con la sexta puesta, sin miramientos y disparando canciones como si fuera uno de esos primeros conciertos en un bar del barrio, con todo que ganar.

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Leiva lo tiene todo ganado y, por eso, se agradece para la causa artística que el impulso primario de banda de instituto se mantenga y se muestre tan a las claras como se mostró en la noche del domingo en Madrid. Nunca ha sonado Leiva tan contundente, tan directo, tan mordiendo el hueso. Lleva muchos años con una banda sólida, capaz de hacer relucir un día de niebla, pero ahora están en un punto tan canino que cualquiera diría que su líder es una estrella premiada por las radiofórmulas. Este domingo, atacaron las canciones con un desespero agradecido. Guerra Mundial y Lobos tuvieron más que ver con ganarse a un garito donde nadie te conoce que con tocar en un pabellón entregado, lleno de fans que cantaban hasta la última estrofa de cada tema. Leiva y su grupo tenían un hambre casi primeriza, haciendo del concierto una celebración de altura, como se demostró especialmente en la tanda Breaking Bad, A ti te ocurre algo, Nuclear, Miedo y Sincericidio.

Son así los conciertos de Leiva hoy por hoy: una celebración despampanante. Tocados con la camisa rota, donde la banda se acopla sobresalientemente dentro de una sensación de caos controlado. Sobre el escenario, Juancho está a la guitarra moviéndose como un colibrí y César Pop traza todo tipo de paralelas y perpendiculares mientras batería, percusión y vientos intensificaban el despiporre con un pabellón en comunión en Como si fueras a morir mañana, No te preocupes por mí y, sobre todo, Terriblemente cruel, una de esas canciones transversales e intergeneracionales -a la que el domingo se le añadió un emotivo pasaje del Hey, Jude de los Beatles-, que hacen de su autor uno de los grandes conquistadores del pop español. Lo es por el éxito de su fórmula sencilla y eficaz, de rock de riff clásico y recreo sentimental, que en la noche de este domingo pudo sonar en toda su plenitud en buena parte porque el WiZink Center, por acústica y tamaño, se ha convertido en un recinto perfecto para las grandes celebraciones musicales. Mucho mejor que los estadios, como se puede comprobar en cada concierto que sucede en el Wanda Metropolitano. El domingo, la potentísima y cuidada escenografía acompañaba la fiesta de pop-rock de Leiva, que invitó al escenario a Ximena Sariñana a cantar Godzilla.

La conquista de Leiva está hecha. Debe saberlo por cómo funcionan sus conciertos, por el público tan amplio -y tan joven- hasta el que llegan sus canciones y por los reconocimientos alcanzados, de los que pueden hablar muy pocos, como ese Goya por la canción La llamada -cantada solo con la guitarra anoche y pidiendo silencio justo después de Vis a vis- o ese apadrinamiento simbólico de Joaquín Sabina, que le permitió producir su último y celebrado disco y que este domingo estaba “tomándose un whisky” entre bambalinas durante el concierto, tal y como dijo Leiva a mitad de la actuación.

Leiva está en la cúspide, allí donde todo se ve sin nubes. Todo un triunfo. Y, con todo, puede que lo más interesante sea lo que podría estar por venir, el siguiente paso fuera de esta fórmula que funciona como un bólido. Sería interesante porque Leiva, tan admirado por su público, tan poco reconocido por un sector melómano, tiene cualidades para rastrear más allá del mundo conocido del éxito. Podría haber un Leiva, ese músico de ejecución fina, dispuesto a romper sus propios esquemas. Si lo hiciese, quizá haya otra nueva y desconocida celebración en el pop español. Sería todo un riesgo, pero todo un reto para el tipo que anoche con su banda cerró con un apabullante Lady Madrid, un himno de Pereza y de una ciudad que ha visto cómo Leiva ha conseguido una fórmula desbordante.

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