Hombres frente a frente

Si bien hay algo de laboratorio de guion en el relato, la directora sabe que los mejores instrumentos para transmitir lo complejo son sus actores

Imagen de 'Nahuel'.

Al Andrew Sarris que, en 1968, dedicó el grueso de su entrada sobre Ida Lupino, única mujer directora incluida en su influyente The American Cinema, a argumentar que ese no era trabajo para mujeres le hubiese sorprendido comprobar que algunas de las películas recientes más complejas en torno a la identidad masculina –Western (2017), de Valeska Grisebach, Chevalier (2015), de Athina Rachel Tsangari- venían servidas por una penetrante mirada femenina. Y quizá habría procesado con dificultad la existencia de una productora –Gamechanger Films- especializada en respaldar ...

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Al Andrew Sarris que, en 1968, dedicó el grueso de su entrada sobre Ida Lupino, única mujer directora incluida en su influyente The American Cinema, a argumentar que ese no era trabajo para mujeres le hubiese sorprendido comprobar que algunas de las películas recientes más complejas en torno a la identidad masculina –Western (2017), de Valeska Grisebach, Chevalier (2015), de Athina Rachel Tsangari- venían servidas por una penetrante mirada femenina. Y quizá habría procesado con dificultad la existencia de una productora –Gamechanger Films- especializada en respaldar únicamente el trabajo de directoras.

NAHUEL

Dirección: Natalia Garagiola.

Intérpretes: Lautaro Bettoni, Germán Palacios, Boy Olmi, Rita Pauls.

Género: drama. Argentina, 2017.

Duración: 105 minutos.

Primer largometraje de la argentina Natalia Garagiola, Nahuel es, también, la primera producción de habla no inglesa financiada por la neoyorquina Gamechanger. Y, desde la feroz trifulca en un partido escolar de rugby que abre la película, su foco está asimismo colocado sobre lo masculino: sobre el proceso de aprendizaje para atemperar sus accesos de violencia que vivirá un joven que acaba de perder a su madre y que será enviado por su padre legal a pasar una temporada con su padre biológico, que para él sigue siendo un extraño. Si bien hay algo de laboratorio de guion en el relato –Gamechanger no cambia paradigma ahí-, Garagiola sabe que los mejores instrumentos para transmitir lo complejo son sus actores: el encuentro entre los dos padres o el modo en que Nahuel sortea un choque potencialmente conflictivo con los jóvenes de su retiro patagónico revelan una inteligencia dramatúrgica que, sin duda, merecería no estar atada a una historia tan previsible.

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