EL DISCO DE LA SEMANA

Backstreet Boys: entre el almíbar y el falsete

El nuevo álbum de la banda recibe una calificación de 5 sobre 10

Resulta cuanto menos irónico que resuenen tan profundamente los ecos de uno de los primeros éxitos de Backstreet Boys en la corteza cerebral de cualquier mujer que vivió el final de los noventa. “¿Soy original?”, se preguntaba Nick Carter en Everybody (Backstreet's Back), el “guapito” si tenemos en cuenta la teoría que conforma la boyband por excelencia y que incluye: el misterioso, el guapito, el hermano mayor sensible, el sexy y el que nadie recuerda. Pues bien, parece volver a ser una pregunta adecuada en 2019, con la publicación de DNA, el clásico disco de vuelta...

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Resulta cuanto menos irónico que resuenen tan profundamente los ecos de uno de los primeros éxitos de Backstreet Boys en la corteza cerebral de cualquier mujer que vivió el final de los noventa. “¿Soy original?”, se preguntaba Nick Carter en Everybody (Backstreet's Back), el “guapito” si tenemos en cuenta la teoría que conforma la boyband por excelencia y que incluye: el misterioso, el guapito, el hermano mayor sensible, el sexy y el que nadie recuerda. Pues bien, parece volver a ser una pregunta adecuada en 2019, con la publicación de DNA, el clásico disco de vuelta de un grupo para adolescentes que quiere reclamar su legado musical y, por supuesto, actualizarlo.

Artista: Backstreet Boys
Disco: DNA
Sello: Sony
Calificación: 5 sobre 10

La hazaña no es pequeña: prácticamente todas las boybands intentan la transición a grupo maduro de éxito sin, precisamente, éxito. Todas ellas se miran en la estela de uno de los pocos que lo ha logrado, Robbie Williams, que pasó de éxito multimillonario adolescente en Take That a madurito interesante en solitario al que bailar en las fiestas de navidad.

Así que a riesgo de que Nick Carter conteste, vamos con lo nuevo: la producción es impecable, los sintetizadores brillan por todas partes, los ecos y el autotune los pueblan todas las canciones y nos recuerdan que ya no estamos en los noventa. El disco explota lo mejor de la banda: que saben cantar y siempre fueron especialmente distintivos en ensamblar voces, a modo de coro de buenos chicos de iglesia. Don't Go Breaking my Heart tiene todos los elementos quirúrgicamente distribuidos para convertirse en un éxito. Breathe se sustenta en la orquestación perfecta de las armonías de sus voces mientras que Is It Just Me suena exactamente como debe sonar una canción para un fan de Justin Bieber... porque está escrito por un productor de Justin Bieber. Son sus mejores temas.

Por otro lado, el almíbar y el falsete de otros momentos del disco nos hace plantearnos si era realmente necesario resucitar a Backstreet Boys en su madurez. Suponemos que una mastodóntica gira plagada de nostalgia nos dará la respuesta: las fans lo disfrutarán y todo el mundo dará cuenta de que sigue habiendo espacio para las que vienen de los noventa, que ya adultas, acompañan a sus ídolos en todo lo que hagan.

DNA es la excusa para ello, y es una excusa bien manufacturada, de altísima producción, y del todo innecesaria.

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