El poder de la mujer flamenca

Laura González, Alba Espert y Bettina Flater, entre otras, protagonizan un ciclo de mujeres guitarristas en el festival Flamenco On Fire de Pamplona

La 'tocaora' Laura GonzálezPAPO WAISMAN (EL PAÍS)

“Los festivales están para dar visibilidad a esas cosas que a veces son minoritarias y arriesgadas y al final con el tiempo terminan convirtiéndose en algo habitual”. Miguel Morán, director del festival Flamenco On Fire, de Pamplona, se refiere así al ciclo gratuito de conciertos de mujeres guitarristas programado como parte de la quinta edición del certamen, que comienza mañana martes 21 de agosto y que está dedicado, de manera transversal, A la mujer flamenca. “Más allá de que evidentemente hay actualmente un movimient...

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“Los festivales están para dar visibilidad a esas cosas que a veces son minoritarias y arriesgadas y al final con el tiempo terminan convirtiéndose en algo habitual”. Miguel Morán, director del festival Flamenco On Fire, de Pamplona, se refiere así al ciclo gratuito de conciertos de mujeres guitarristas programado como parte de la quinta edición del certamen, que comienza mañana martes 21 de agosto y que está dedicado, de manera transversal, A la mujer flamenca. “Más allá de que evidentemente hay actualmente un movimiento de mujeres, nosotros pensamos en darle la visibilización que tiene que tener la mujer en el flamenco”, añade. “La mujer, este año, es mayoritaria”.

Siete guitarristas de ocho países distintos ofrecerán sus recitales en diferentes espacios de la ciudad, como el Civivox Condestable o la Plaza del Ayuntamiento. Quizás desconocidas aún por el gran público, algunas de ellas tienen una dilatada carrera a sus espaldas. Es el caso de Bettina Flater, nacida en Noruega e instalada en Madrid desde hace 15 años, ha trabajado en compañías de danza que le han llevado a escenarios como la Bienal de Sevilla o el Festival de Jerez. Para ella, un ciclo como el de Flamenco on Fire es positivo: “Es un hecho que la mujer en la guitarra en las últimas décadas casi no ha existido”.

En los orígenes del flamenco siempre hubo mujeres guitarristas en la fiesta familiar. También había maestras de guitarra y alumnas. "Cuando se estilaba en las meriendas de sociedad que la mujer deleitara a la concurrencia con unos toquecitos de guitarra”, explica la doctora en Antropología Cultural por la Universidad de Sevilla, Cristina Cruces. Sin embargo, cuando se profesionaliza, la mujer queda fuera de la instrumentación. “Muchos flamencos dicen que la guitarra es un instrumento muy duro y que la mujer no tiene la fuerza suficiente”, explica. “Yo tengo la impresión de que hay una cuestión simbólica muy fuerte, el techo de cristal en las artes para la mujer ha sido el instrumento, trascender su propio cuerpo y, por otro lado, hay una cuestión sociológica, ya que el guitarrista era una figura central en los negocios, era el que formaba los cuadros y ese instrumento de poder que es la guitarra trascendía a la interpretación”.

En cualquier caso, en los últimos años, en el flamenco, como en otras artes, la presencia de la mujer profesional ha comenzado a aumentar. “Creo que es la evolución natural de este arte, que es muy rancio, muy atado a la tradición y va un poco retrasado”, explica Flater. Y cita como ejemplo a Alba Espert, que recientemente ha sido la primera mujer en ganar el premio Vicente Amigo a la guitarra solista en el XVI Certamen de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba.

Laura González es otra de las guitarristas en cartel. Nacida en Córdoba, compagina desde hace años su faceta de concertista con la docencia en el conservatorio de Jaén. Para ella, sin embargo, un ciclo de estas características es un arma de doble filo. “Por un lado te da la opción de estar en el festival, pero, por otro, es una propuesta que separa, da un papel a las mujeres aparte de los hombres, no es una integración real”, explica. “Los prejuicios no están en mí, sino en los demás. Yo hago esto porque me gusta, no me he metido en esto para luchar contra nada. Con este tipo de iniciativas también se busca un poco la novedad y atraer al público por razones que no son exactamente musicales”. Morán, sin embargo, defiende la propuesta. “Para que algo se convierta en más igualitario hay que incidir al principio un poco más. Si hubiese quedado englobado dentro del festival no habría tenido la fuerza ni la repercusión que nosotros pensábamos que había que ofrecer para que luego se termine normalizando”.

Del programa de este ciclo llama la atención que cinco de las siete guitarristas sean extranjeras, en un arte, el flamenco, en el que las raíces y el origen geográfico y familiar suelen ser piezas clave. No es algo buscado, según el director: ni siquiera tiene una explicación para que sea así. “Igual es que hay más afición a la guitarra entre mujeres fuera de España, puede haber menos prejuicios a que una mujer se dedique a tocar la guitarra flamenca”, reflexiona. “Las guiris estamos quizás un poco sobrerrepresentadas”, añade Flater, aunque aclara que la reina de la guitarra flamenca es Antonia Jiménez, que es española.

Hasta ahora, y a falta de comprobar la respuesta del público, Morán sólo ha recibido comentarios positivos por esta programación. “Yo creo que a veces hay más miedo a priori que cuando te lanzas y lo haces. A veces los miedos están creados por uno mismo y una vez que lo realizas te das cuenta de que en realidad no era para tanto”.

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