La vida inesperada

Los personajes que habitan el cine de la argentina Julia Solomonoff son siempre ellos y sus circunstancias

Guillermo Pfening, en 'Nadie nos mira'.

Los personajes que habitan el cine de la argentina Julia Solomonoff son siempre ellos y sus circunstancias. En su anterior largometraje, El último verano de la Boyita, su protagonista abandonaba la edad de la inocencia en el curso de unas vacaciones marcadas tanto por el aislamiento al que la condenaban sus hermanas mayores como por su particular descubrimiento de la complejidad (identitaria, sexual). Nico, el protagonista de Nadie nos mira, es un actor de telenovelas que, tras una dolorosa ruptura, busca su destino en un Nueva York retratado como territorio del exilio interi...

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NADIE NOS MIRA

Dirección: Julia Solomonoff.

Intérpretes: Guillermo Pfening, Rafael Ferro, Paola Baldion, Mayte Montero.

Género: drama. Argentina, 2017.

Duración: 102 minutos.

Los personajes que habitan el cine de la argentina Julia Solomonoff son siempre ellos y sus circunstancias. En su anterior largometraje, El último verano de la Boyita, su protagonista abandonaba la edad de la inocencia en el curso de unas vacaciones marcadas tanto por el aislamiento al que la condenaban sus hermanas mayores como por su particular descubrimiento de la complejidad (identitaria, sexual). Nico, el protagonista de Nadie nos mira, es un actor de telenovelas que, tras una dolorosa ruptura, busca su destino en un Nueva York retratado como territorio del exilio interior, la desconexión y la espera. Nico aguarda a que se concrete el rodaje de un proyecto cinematográfico que se sujeta por pinzas, mientras malvive cuidando del bebé de una amiga y ocupándose de la limpieza de un apartamento turístico entre huésped y huésped.

Rodada fragmentariamente a lo largo de tres años, Nadie nos mira no pasa por alto ni un gesto revelador de su actor principal y logra transmitir tanto su desvalimiento como su afinado sentido de la supervivencia, pero Solomonoff no se revela demasiado dispuesta a ofrecer algo más que un (magnífico) retrato de personaje. A diferencia de lo que ocurría en El último verano de la Boyita, el relato explora aquí un territorio demasiado transitado por trabajos precedentes –la historia del superviviente en los márgenes del sueño americano es ya casi un subgénero- y, si bien la cineasta lo limpia de tópicos y afectaciones, quizá la entrega del actor Guillermo Pfening merecía ser mejor correspondida.

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