La titánica lucha de una médica contra el poder de las farmacéuticas

Emmanuelle Bercot inaugura San Sebastián con ‘La doctora de Brest’, basada en una historia real

La directora Emmanuelle Bercot y la actriz Sidse Babett llegan al festival de San Sebastián. javier hernandez juantegui (EL PAÍS)

“Solo encuentras lo que buscas”. Esta frase define de manera muy clara la filosofía que se esconde detrás de La doctora de Brest, el filme que hoy inaugura la 64ª edición del Festival de Cine de San Sebastián, dirigido por la actriz y realizadora Emmanuelle Bercot, y que retrata la solitaria y decidida lucha de una médica en la Bretaña francesa en contra de unos poderosos laboratorios farmacéuticos. La doctora de Brest está basada en el libro autobiográfico de esta neumóloga, Irène Frachon, que descubrió una conexión directa entre una serie de sospechosas muertes y un medicamento apro...

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“Solo encuentras lo que buscas”. Esta frase define de manera muy clara la filosofía que se esconde detrás de La doctora de Brest, el filme que hoy inaugura la 64ª edición del Festival de Cine de San Sebastián, dirigido por la actriz y realizadora Emmanuelle Bercot, y que retrata la solitaria y decidida lucha de una médica en la Bretaña francesa en contra de unos poderosos laboratorios farmacéuticos. La doctora de Brest está basada en el libro autobiográfico de esta neumóloga, Irène Frachon, que descubrió una conexión directa entre una serie de sospechosas muertes y un medicamento aprobado por la sanidad pública. El filme está protagonizado por la actriz danesa Sidse Babett Knudsen, conocida por su interpretación en la serie televisiva Borgen, una historia que se adentra en el mundo de la política danesa y de su primera ministra.

Lo que encontró Emmanuelle Bercot (París, 1967) en la historia de esta mujer bretona, muy conocida en Francia, fue todo un grito a favor de la justicia. “Es una historia increíble que merecía una película de ficción para, de esta manera, intentar animar a los ciudadanos a luchar, aunque sea en solitario, y no esperar a que los gobiernos o los estados lo arreglen todo. Cada uno de nosotros puede tirar abajo puertas, como ha demostrado Frachon. El público debe de conocer este escándalo sanitario, cuyo juicio todavía no ha terminado y las víctimas todavía están pendientes de indemnizaciones” asegura la directora, única mujer en la sección oficial de Zinemaldia, y que el año pasado inauguró también el Festival de Cannes con el largometraje Con la frente en alto y en el que ganó el premio a la mejor actriz por su interpretación en Mi amor, de Maïwenn.

Es un filme que, según su directora, narra una historia universal y que bien se podría trasladar a tantos casos de corrupción o abusos de poder en el mundo entero. “La gente normal debería tomar conciencia del peligro de esos grandes poderes, porque mucha gente no ve el mal que existe ahí. Frachon era así al principio. No podía creerse que la sanidad pública no estuviera protegida de estas maniobras. Hay que alertar de los peligros de los grandes poderes, cuyo único objetivo es ganar el máximo de dinero, en vez de proteger y cuidar a la gente. Me gustaría que la gente, al salir de la película, saliera concienciada de que se pueden hacer muchas cosas. Si todos los ciudadanos fuéramos más militantes y activos seríamos más fuertes frente a los grandes grupos de poder”, confiesa Becort, que está ante su filme más militante y político.

Aunque la película, que ha contado con la complicidad de la propia doctora Irène Frachon, también presente en San Sebastián, se plantea como una verdadera lucha de David contra Goliat, su directora recalca la importancia que tuvo el colectivo de científicos y médicos que ayudaron a desenmascarar este escándalo farmacéutico. Una de las principales preocupaciones de Becort, a la hora de afrontar su sexto largometraje como directora fue encontrar a la actriz protagonista. No veía a ninguna intérprete francesa para este papel y estaba a punto de abandonar el proyecto cuando su amiga Catherine Deneuve le habló de Sidse Babett Knudsen, que habla un perfecto francés. “Sidse es muy diferente a la auténtica Irène, pero ha conseguido transmitir toda su energía y pasión”, explica Bercot, una mujer de suaves formas, que se considera una privilegiada por poder compatibilizar la actuación y la dirección. “Son dos actividades que no tienen nada que ver, pero que se complementan. Como directora, hay que controlarlo todo, tomar decisiones constantemente y eso me exige un gran control y dominio. En cambio, el oficio de actriz consiste en abandonarse, seguir con confianza y fidelidad a alguien, dejarse modelar. Por lo tanto, me viene muy bien ser actriz para descansar como directora y ponerme al frente de una película para dirigir como yo quiero”.

Tras la felicidad de inaugurar el certamen donostiarra y de viajar por primera vez a esta ciudad, Bercot, llegada directamente del festival de Toronto junto a Sidse Babett Knudsen, está decidida a tomarse un pequeño descanso después de seis años de actividad continua. “No tengo ningún proyecto y no quiero tenerlo, porque necesito liberar la mente. San Sebastián parece el lugar ideal para iniciarme en esta liberación”.

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