Los imprescindibles del FIB 2016

Destacamos diez nombres de entre la oferta del Festival Internacional de Benicàssim, que comienza hoy

Kendrick Lamar durante el Essence Music Festival 2016 en Luisiana.Foto: atlas | Vídeo: Josh Brasted

Resueltas las turbulencias de hace tres veranos, el prácticamente decano de nuestra escena de festivales se apresta a celebrar otra nueva edición sobre el colchón de seguridad que aportan esos más de 30.000 asistentes diarios –en su mayoría, llegados desde el Reino Unido– que registra en los últimos tiempos, y que incluso espera superar a partir de esta tarde. El programa sigue siendo plenamente consecuente con esa concurrida clientela que aún no nota los estragos del inminente Brexit –si es que los hay, y cuyos plazos están por concretar–, pero también depara una estupenda nómina de ...

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Resueltas las turbulencias de hace tres veranos, el prácticamente decano de nuestra escena de festivales se apresta a celebrar otra nueva edición sobre el colchón de seguridad que aportan esos más de 30.000 asistentes diarios –en su mayoría, llegados desde el Reino Unido– que registra en los últimos tiempos, y que incluso espera superar a partir de esta tarde. El programa sigue siendo plenamente consecuente con esa concurrida clientela que aún no nota los estragos del inminente Brexit –si es que los hay, y cuyos plazos están por concretar–, pero también depara una estupenda nómina de bandas españolas, aunque este año no goce de infiltrados en la zona noble del cartel. Sí se aprecia una considerable inclinación por la electrónica, por el hip hop o por el grime, algo que –más allá de Muse, los reyes del exceso– desmarca a la cita del tradicional pop rock de guitarras de extracción blanca. Que también lo habrá, por supuesto. A continuación, diez de los nombres que nadie debería perderse en Benicàssim este fin de semana.

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-Kendrick Lamar

En el momento justo. En la pendiente ascendente. En ese punto de máxima ebullición, que es cuando conviene ver a los grandes artistas sobre un escenario. El exultante estado de forma por el que atraviesa el rapero de Compton (California) justifica que se le reciba como a una estrella con luz propia, ungida por dos álbumes tan imponentes como To Pimp a Butterfly (2015) y untitled unmastered. (2016). Dos trabajos que destilan esa visión panteísta de la música negra, retomando las sagradas escrituras del soul, el funk y el hip hop para poner banda sonora a los desequilibrios sociales de la actualidad, que no dejan de ser los desequilibrios eternos. Recala por primera vez en el FIB. Y completa un apartado hip hop en el que también destacan los británicos Young Fathers o Rejjie Snow.

-Muse

Su presencia es tan recurrente sobre nuestros escenarios que quizá sea redundante destacar a Muse entre los cerca de cien nombres que constan en el programa. Pero ¿podríamos obviar a quienes serán, con toda seguridad, la mayor máquina de vender tickets del fin de semana? Los británicos son el máximo exponente de todo lo que hace del rock una forma de expresión desmedida y grandilocuente, con ese punto de liviana gravedad (liviano por dentro, grave por fuera, vaya) que convierte cualquiera de sus shows en espectáculos para toda la familia. La pirotecnia del stadium rock elevada al cubo, sin hacer prisioneros. Sin la piedad que al menos sí pregonan en este corte de su último álbum.

-Massive Attack

Esa música nocturna, seductora y amenazante a la vez, que surgió en Bristol (Reino Unido) a principios de los 90, tuvo que regenerarse para no caer en el burdo estereotipo de spot de perfume. Quienes mejor lo hicieron fueron precisamente los primeros en dar con el Santo Grial del trip hop: Massive Attack. Aunque Portishead tampoco les fueran luego precisamente a la zaga. Como ellos, espacian muchísimo sus entregas porque saben que no hay nada peor que caer en la absoluta irrelevancia, así que mejor cocer cada nuevo disco a fuego muy lento. Su último trabajo es un EP de cuatro canciones en el que se alían con Tricky, Azekel, Roots Manuva o Young Fathers, estos últimos también presentes en el festival. Y sus directos, pese al tiempo transcurrido desde la fase de máximo fulgor del proyecto, aún preservan su hechizo.

-Disclosure

Su aura de revelación parece haberse diluido tras la ligera decepción que supuso Caracal (2015). Al fin y al cabo, una edulcoración de su discurso que no deja de ser moneda corriente en la escena británica, propensa a facturar secuelas en las que el sustrato underground (del que se nutren) acaba licuándose en exceso. Pero no hay que desdeñar la batería de hits que todavía se traen en el zurrón los hermanos Lawrence. Un arsenal de pildorazos bailables en los que el r'n'b, el house y el pop electrónico se dan la mano.

-The Kills

Tensión sexual no resuelta, guitarras afiladas, apelación a la sensación de peligro como leitmotiv... la fórmula de Jamie Hince y Alison Mosshart no es precisamente nueva, y seguro que otras veces la han pulido con más fiereza que en Ash & Ice (2016), su último disco. Pero sus directos, prendados de una fibra rock en permanente estado de alerta, son siempre una cita obligada, capaces por sí solos de resucitar a un muerto.

-Skepta

Arrasó con todo en su última visita al Sónar, y dado el fermento tan británico ante el que va a defender su abrasiva receta grime este fin de semana, es de esperar que en Benicàssim vuelva a llevarse todo por delante. No es para menos, porque su forma de ilustrar con sonidos la crudeza de los suburbios de las grandes urbes de su país está aún por domesticar. Y que el asilvestramiento dure, por supuesto. Ritmos inmisericordes que se meten en el cerebro y rimas que golpean en el esternón. Sin concesiones a la galería.

-Jamie XX

El colorista e imaginativo derroche de pop electrónico de In Colour (2015) fue una de las sorpresas más agradables del año pasado, y demostró que gran parte del crédito de The xx se le puede atribuir a su cerebro en la sombra, Jamie xx. Será interesante ver cómo el músico británico defiende en directo un trabajo tan bien pulido en el estudio, y comprobar si mantiene su duende.

-The Soft Moon

No habrá mejores embajadores de los claroscuros del post punk durante el fin de semana que los incansables Echo & The Bunnymen. Pero habida cuenta de que su presencia es un clásico recurrente y que sus últimos discos no invitan precisamente a tirar cohetes, quizá la actuación de The Soft Moon tenga unos visos más apetecibles. Asumiendo los dictados de Joy Division, Bauhaus, Suicide o el kraut rock más maquinal, el californiano Luis Vásquez se dedica a facturar trabajos tan seductores como Deeper (2015), el mejor de su incipiente argumentario. Oscuridad magnética en medio de tanto hedonismo.

-Hooton Tennis Club

Puestos a buscar a una banda que asuma con conocimiento de causa el legado de Teenage Fanclub, Pavement o Dinosaur Jr, de entre el gran pelotón británico de este año, es más que lícito cifrar esperanzas en este cuarteto de Liverpool. No tienen más que un disco, y posiblemente nadie se acuerde de ellos en un par de años (o quizás sí, y tengamos que tragarnos nuestras palabras), pero encarnan como pocos en este cartel la esencia del sonido indie que tan fundacional resultó para esta cita.

-La armada española

Es inevitable arrinconar a los últimos renglones de cualquier recuento a los músicos españoles. Al fin y al cabo, los grandes reclamos suelen venir de fuera, y este año tampoco hay unos Planetas o unos Vetusta Morla que ejerzan de banderín de enganche para los no asiduos. En cualquier caso, conviene no perderse a la jugosa nómina de artistas de nuestro país: El Guincho, Alberto Montero, Chucho, Juventud Juché, Soledad Vélez, Hidrogenesse, Ramírez Exposure, Hinds, Anni B Sweet, Dorian, Zahara, La Habitación Roja, Delorean, Cosmen Adelaida, Lois, Neuman, Perlita, Aries o Le Parody, entre otros. Hay calidad de sobra, heterogeneidad y singularidad en la mayoría de ellos.

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