CRÍTICA | NUESTROS AMANTES

Flirteos de grandilocuencia

La mayoría de los diálogos, que podrían ser atrevidos, solo resultan sonrojantes. Y se ve en exceso al guionista en su casa intentando ser brillante; se ve el engranaje

Eduardo Noriega y Michelle Jenner, en 'Nuestros amantes'.

-Hemos cambiado a Truman Capote por Bukowski.

-Un cambio digno de Vicente del Bosque.

-Necesitábamos a alguien en la punta de ataque.

Con diálogos así es difícil no retorcerse en la butaca. Son un hombre de 40 años y una mujer de 30. Flirtean. Y todo con frases de este corte, o peores. También alguna mejor, no seamos cenizos. Pero la mezcla de cotidianidad y pretensión de Nuestros amantes, cuarto largometraje de Miguel Ángel Lamata, tiene un impacto en la mente del crítico: no se ve a una pareja mirándose a los ojos y soltando perlas sobre literatura, cine, fútbol...

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-Hemos cambiado a Truman Capote por Bukowski.

NUESTROS AMANTES

Dirección: Miguel Ángel Lamata.

Intérpretes: Eduardo Noriega, Michelle Jenner, Gabino Diego, Amaia Salamanca.

Género: comedia. España, 2016.

Duración: 90 minutos.

-Un cambio digno de Vicente del Bosque.

-Necesitábamos a alguien en la punta de ataque.

Con diálogos así es difícil no retorcerse en la butaca. Son un hombre de 40 años y una mujer de 30. Flirtean. Y todo con frases de este corte, o peores. También alguna mejor, no seamos cenizos. Pero la mezcla de cotidianidad y pretensión de Nuestros amantes, cuarto largometraje de Miguel Ángel Lamata, tiene un impacto en la mente del crítico: no se ve a una pareja mirándose a los ojos y soltando perlas sobre literatura, cine, fútbol y vida; se ve a un guionista en su casa intentando ser brillante; se ve el engranaje, el andamio tambaleante. Por eso, cuando llega la secuencia en la que el personaje del escritor que interpreta Fele Martínez apunta las frases que le gustan procedentes de la vida real, sobre todo las más grandilocuentes, para meterlas luego en sus películas, no es difícil imaginar a Lamata haciendo lo mismo.

Con la base de encuentros y desencuentros de las comedias locas americanas clásicas, aunque pasada por una cierta modernidad del tipo 500 días juntos, el director de Isi & Disi (2006) y Tensión sexual no resuelta (2010) no intenta ser verosímil, y eso está bien. Tampoco tiene miedo al precipicio, y eso también está bien. Pero la mayoría de los diálogos, que podrían ser atrevidos, solo resultan sonrojantes. Como que digan "lo siguiente" una decena de veces para que luego uno de los personajes ponga a parir a los que lo dicen. Como mezclar a Paulo Coelho con las manic pixie dream girls. O a Bukowsky con Del Bosque.

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