Vuelve ‘Ninette’

Ninette fue uno de los mayores éxitos del teatro español de la época

Una escena de 'Ninette y un señor de Murcia' en el Fernán Gómez. Kike Para

Me encanta la noticia del retorno de Ninette y un señor de Murcia porque es mi comedia favorita de Mihura y porque el nuevo montaje en el Fernán-Gómez, de Madrid,que aún no he visto y que estará en cartel hasta mitad de febrero, está muy bien repartido: Natalia Sánchez como la dulce y empecinada protagonista; Jorge Basanta como Andrés, el señor de Murcia; Javier Mora como el cascarrabias Armando; y Jul...

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Me encanta la noticia del retorno de Ninette y un señor de Murcia porque es mi comedia favorita de Mihura y porque el nuevo montaje en el Fernán-Gómez, de Madrid,que aún no he visto y que estará en cartel hasta mitad de febrero, está muy bien repartido: Natalia Sánchez como la dulce y empecinada protagonista; Jorge Basanta como Andrés, el señor de Murcia; Javier Mora como el cascarrabias Armando; y Julieta Serrano y Miguel Rellán como madame Bernarda y monsieur Pierre, los exiliados, padres de la muchacha, a las órdenes de César Oliva.

Ninette fue uno de los mayores éxitos del teatro español de la época. Se estrenó el 3 de septiembre de 1964 en el madrileño teatro de la Comedia, y las dos compañías que la representaban superaron, me contó Alfredo Landa, las tres mil funciones. Landa guardaba recuerdos vivísimos y estupendos de la función. De entrada, porque Mihura había escrito el personaje de Armando para él. Armando, el amigo del protagonista, era una caricatura del español cabreado y puñetero, pero también tenía algo de autorretrato, porque metió en él los aspectos más desabridos de su personalidad, los que utilizaba para ahuyentar a los pelmazos. Fue un regalo de ida y vuelta, porque Landa le dijo: “Si no le parece mal, don Miguel, yo le voy a imitar en la manera de hablar de Armando, porque creo que se le parece un poco”. Mihura sonrió y no dijo nada.

Juanjo Menéndez era Andrés y Paula Martel era Ninette. Mihura, que se había quedado prendado de la actriz, le repartió el papel y la convirtió en una estrella. Los padres eran los enormes Rafael López Somoza y Aurora Redondo, dos fieras de la comedia.

Landa me contó también que Mihura era un director excepcional. “Estaba cada día en el teatro, tarde y noche, medio escondido en su palco, viendo las funciones, vigilando, controlando las pausas, los ritmos. El primer ensayo nos dio una gran lección de comedia: ‘No queráis ser graciosos. La poca o la mucha gracia que pueda tener la comedia se la he puesto yo. Si el público no se ríe, peor para mí. Tenéis que decir las frases de manera muy sencilla, muy natural. No subrayéis nada. Hay que colocar el chiste sin que se note que lo estáis colocando”.

Landa recordaba perfectamente la réplica que le valió una ovación cerradísima la noche del estreno. “Tienen sus ideas para la reforma agraria”, decía, “pero en lo demás son terribles. ¿Tú has estado en Vitoria? Pues como allí”. Rugieron de risa al escuchar aquella salida. Después del estreno, Mihura le dijo: “Ha estado usted muy bien, hombre. Cobrará cien pesetas más”. El éxito fue imparable, hasta el punto que el empresario Tirso Escudero creó una segunda compañía, liderada por Mercedes Alonso, para girar por toda España mientras la primera seguía en Madrid. Cuando Juanjo Menéndez dejó la función le sustituyó José María Mompín, que acabaría casándose con Paula Martel, y para ellos escribió Mihura la secuela Ninette, modas de París. Pero esa ya es otra historia.

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