CÁMARA OCULTA

Mea culpa, Academia

Decía que las fechas de estreno habían imposibilitado que 'La isla mínima' pudiera ser presentada para los Oscar. Y no

Comentaba con buen humor el genial Eduardo Haro Tecglen –muerto hace ahora diez años, dejándonos huérfanos de sus inteligentes reflexiones en este periódico, tan necesarias– que antes de escribir sobre cualquier tema había que confirmar los datos, especialmente aquellos de los que se estaba completamente seguro. Pues bien: con tal seguridad decía aquí la semana pasada que el reglamento de la Academia de cine respecto a las fechas de estreno de las películas había imposibilitado que La isla mínima hubiera podido ser considerada para las convocatorias de los Oscar. Y no: en contra de cu...

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Comentaba con buen humor el genial Eduardo Haro Tecglen –muerto hace ahora diez años, dejándonos huérfanos de sus inteligentes reflexiones en este periódico, tan necesarias– que antes de escribir sobre cualquier tema había que confirmar los datos, especialmente aquellos de los que se estaba completamente seguro. Pues bien: con tal seguridad decía aquí la semana pasada que el reglamento de la Academia de cine respecto a las fechas de estreno de las películas había imposibilitado que La isla mínima hubiera podido ser considerada para las convocatorias de los Oscar. Y no: en contra de cuanto se ha publicado al respecto, la portavoz de prensa de la Academia lo ha desmentido por teléfono con amable rotundidad: ocurrió simplemente que los votos académicos no le dieron a La isla mínima la oportunidad de ser candidata. Fueron los votos y no el reglamento, así de sencillo.

Lo paradójico viene de cuando esos mismos votantes consideraron para los Goya que La isla mínima no solo era la mejor película española del año, sino también la del mejor director, Alberto Rodríguez, el mejor guión, la mejor fotografía, montaje, música, actor… y así hasta darle 10 premios Goya sobre 17 nominaciones, de las que sólo podía haberse llevado 16, ya que en la categoría de mejor actor competían dos por la misma película, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, que fue finalmente quien lo ganó. Sin embargo, para los Oscar La isla mínima no fue ninguna de las 3 candidatas aun habiendo arrasado así en los Goya. No es la primera vez que ocurre una contradicción semejante ni será probablemente la última. Nada se puede hacer sobre los votos personales y secretos que se emiten legítimamente desde la Academia. Este año, por ejemplo, la elegida para competir por los Oscar es, como se sabe, Loreak, que en los Goya anteriores fue candidata nada menos que a mejor película, pero que curiosamente sólo obtuvo esa nominación; sobre el resto de sus méritos hubo silencio académico.

Aclarada a través del departamento de prensa la cuestión del reglamento, que parecía absurdo, sólo queda desearle a Loreak toda suerte de parabienes, bien merecidos, y a quienes votan en España una mayor coherencia.

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