Opinión

Caminante en el infierno

Fotograma de 'El viaje de tu vida'.

En los años 70 una serie de magníficas películas se acercaron al outback australiano, las zonas semidesérticas más alejadas de los centros urbanos, donde solo los aborígenes se podían sentir en su tierra, para marcar un desabrido combate entre civilización y madre naturaleza, y articular la influencia del paisaje en el interior de los personajes. Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir, Despertar en el infierno, de Ted Kotcheff, y, sobre todo, Performance, de Nicolas Roeg, se acercaron a un lugar al que regresa ahora con semejantes premisas John Curran en ...

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En los años 70 una serie de magníficas películas se acercaron al outback australiano, las zonas semidesérticas más alejadas de los centros urbanos, donde solo los aborígenes se podían sentir en su tierra, para marcar un desabrido combate entre civilización y madre naturaleza, y articular la influencia del paisaje en el interior de los personajes. Picnic en Hanging Rock, de Peter Weir, Despertar en el infierno, de Ted Kotcheff, y, sobre todo, Performance, de Nicolas Roeg, se acercaron a un lugar al que regresa ahora con semejantes premisas John Curran en El viaje de tu vida, basada en una historia real ambientada en aquella época: la de una joven que, en 1977, recorrió casi 3.000 kilómetros de outback, aridez rojiza a pleno sol, acompañada de tres camellos y solo como un reto personal.

El viaje de tu vida

Dirección: John Curran.

Intérpretes: Mia Wasikowska, Adam Driver, Emma Booth, Rainer Bock, Jessica Toby.

Género: aventura. Australia, 2013.

Duración: 107 minutos

Sin embargo, hay una frase que ejerce casi como una metáfora de la propia película, pronunciada por el fotógrafo del National Geographic que la acompaña en ciertas partes del viaje, y que le había ayudado a financiarlo, mientras hace su trabajo: "Espera, que el blanco contrasta demasiado frente al rojo de la piedra". Es entonces cuando más resalta que Curran está demasiado pendiente del encuadre, que su película está quedando demasiado limpia, en fondo y forma. El director de las notables Ya no somos dos y El velo pintado, a pesar del enorme trabajo de su protagonista, Mia Wasikowska, no siempre consigue abrazar la emoción interior, y aún menos el combate que convierta a su película en una epopeya en sí misma, y no en una película que ilustra una epopeya.

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