Amores desclasados

Fundada en 1992, la Labyrinth Theater Company es una formación orientada a expandir la versatilidad teatral de un grupo de actores dispuestos a compaginar interpretación, escritura, dramaturgia y producción, así como el largo repertorio de tareas manuales —de la construcción de decorados a la iluminación— que requiere todo montaje. Philip Seymour Hoffman y John Ortiz fueron dos de sus principales motores, pero por la compañía han pasado nombres como Michael Shannon, Ethan Hawke, Ellen Burstyn, Sam Rockwell y Chris Rock. La LAByrinth Theater Company ha sido escenario de un estimulante relevo ge...

Fundada en 1992, la Labyrinth Theater Company es una formación orientada a expandir la versatilidad teatral de un grupo de actores dispuestos a compaginar interpretación, escritura, dramaturgia y producción, así como el largo repertorio de tareas manuales —de la construcción de decorados a la iluminación— que requiere todo montaje. Philip Seymour Hoffman y John Ortiz fueron dos de sus principales motores, pero por la compañía han pasado nombres como Michael Shannon, Ethan Hawke, Ellen Burstyn, Sam Rockwell y Chris Rock. La LAByrinth Theater Company ha sido escenario de un estimulante relevo generacional de dramaturgos y directores en el off-Broadway. Escrita por Robert Glaudini, la obra Jack goes boating, estrenada en 2007 bajo la dirección de Peter Dubois, con un reparto encabezado por Seymour Hoffman, Ortiz y Daphne Rubin Vega, se convirtió en uno de los éxitos de la compañía. Con la incorporación de Amy Ryan en el papel de la empleada de funeraria, los tres miembros del reparto decidieron volver a ceñirse sus personajes cuando Hoffman adaptó el montaje para la gran pantalla en Una cita para el verano, su debut en la dirección, rodado en 2010.

Resulta intranquilizador que, de no mediar el fallecimiento del actor y director, esta miniatura honesta y enérgica quizá nunca hubiese merecido la atención de los circuitos españoles de exhibición. Hoffman encarna una de sus especialidades: un desclasado emocional que, siguiendo los consejos de su amigo y mentor Clyde (Ortiz), intentará seducir a otra excluida de los protocolos del romance. En el proceso, el matrimonio que gestionará el duro cursillo acelerado de cortejo aireará sus propios secretos y fragilidades. Como director, Hoffman no parece obsesionado por otra idea que la que dominó su carrera interpretativa: desaparecer, sin dejar rastro, dentro de su personaje.