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El universo hilarante de Tim Schafer

De Monkey island a Broken age , este creador de videojuegos se ha distinguido por un surreal y alocado sentido del humor

“¡Me das ganas de vomitar! Si tu hermano es como tú, mejor casarse con un cerdo”.”Me haces pensar que alguien ya lo ha hecho”. Uno de los múltiples insultos del delirante y magistral ‘The secret of monkey island’, primer peldaño de la saga fundamental del ‘point-and-click’ que enfrentaba al pirata Guybrush Trepwood con el malvado Lechuck. Fue el primer proyecto como guionista de Tim Schafer. Su fichaje por un juego en que el liderazgo debería haber sido para Ron Gilbert en solitario hizo cambiar el enfoque del juego, como reconoció el propio Gilbert, ya que el humor de los diálogos de Schafer hizo descartar el enfoque serio que se pretendía en un primer momento.
Moteros en el píxel-art del motor gráfico SCUMM para otro clásico de Lucasarts. En un ambiente propio de ‘Mad Max’, Ben, líder de Los hurones, se enfrenta a un complot empresarial y al reto de volver a juntar a su banda. La banda sonora fue compuesta por The Gone Jackals, curiosamente, también una banda de moteros.
Cuando se hace una de esas listas de ‘Los mejores juegos de la historia’, uno que no falta nunca es el ‘Grim fandango’. El salto a las 3D con el motor GrimE, toda una revolución técnica de la época, trajo consigo para Schafer su obra maestra hasta la fecha, una visión cómica del mundo de los muertos mezclada con el ambiente del cine negro más clásico. Schafer explicó en su conferencia del Gamelab que le influyó mucho lo que gozó con un ciclo de cine negro que estaban echando cerca de su casa.
El primer juego de Double Fine, el estudio fundado por Schafer tras su abandono de Lucasarts en el 2000 fue un plataformas en 3D que combinaba los saltos con la historia y los diálogos propios de una aventura gráfica. El argumento ponía al jugador en la piel de uno de los chavales de un campamento de reclutamiento para cerebritos del Gobierno de los Estados Unidos. Fue un éxito de crítica, pero fracasó en ventas.
Cóctel molotov de aventura de acción y estrategia con Jack Black de protagonista, ‘Brutal legend’ enfrentaba al popular músico con un mundo de fantasía con una atmósfera heavy metal. La crítica volvió a quitarse el sombrero. El público siguió sin aparecer.
Tras el fiasco de ‘Brutal legend’ y la cancelación de su segunda parte, Double fine estaba al borde del abismo. Schafer jugó su última carta: divide y vencerás. Parcelando su estudio en equipos pequeños comenzó la producción de juegos más pequeños pensados para el emergente mercado de los móviles. El primero fue ‘Costume quest’, dos gemelos que se lanzan al trato-o-truco de Halloween en su barrio con una mecánica de juego entre la aventura, el rol y el coleccionismo. El éxito de ventas volvió a acompañar a Schafer y los suyos sin que la crítica dejara de hacerle guiños.
Hacer juegos pequeños está muy bien. Pero a Schafer le va lo grande. Con el vigoroso retorno del ‘point-and-click’, el padre del género decidió dar un salto mortal y volver a él sin temor a las comparaciones con el pasado. El resultado, uno de los juegos más alabados de lo que va de año, una emocionante aventura que narra una historia de universos paralelos entre una chica que debe ser devorada por un monstruo para salvar a su pueblo y un chaval capitán de una nave espacial que vive una y otra vez su particular día de la marmota. El humor de Schafer está presente, pero suavizado, con una nueva emotividad que el creador achaca a que se ha hecho “viejo”.