Al servicio de las damas

José James presenta 'No beginning, no end', un disco orientado a las mujeres

El cantante José James.Foto promocional

Se llama José James y hace música para mujeres, o eso dice: “con mis canciones miro al corazón de la mujer y le digo, 'ven hacia mi que yo te abriré la puerta de mi casa”. El cantante y compositor nacido en Minneapolis hace 35 años, termina de editar nuevo disco, No beginning, no end, “el más femenino de cuantos he grabado”, y viene a presentarlo eb una gira por nuestro país (hoy, en Barcelona; mañana, San Sebastián; el día 4, en Madrid; y el 5, en La Coruña).

James tiene motivos para sentirse contento. Después de poner término a su relación de años con Universal Records debido...

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Se llama José James y hace música para mujeres, o eso dice: “con mis canciones miro al corazón de la mujer y le digo, 'ven hacia mi que yo te abriré la puerta de mi casa”. El cantante y compositor nacido en Minneapolis hace 35 años, termina de editar nuevo disco, No beginning, no end, “el más femenino de cuantos he grabado”, y viene a presentarlo eb una gira por nuestro país (hoy, en Barcelona; mañana, San Sebastián; el día 4, en Madrid; y el 5, en La Coruña).

James tiene motivos para sentirse contento. Después de poner término a su relación de años con Universal Records debido a “diferencias creativas” -“querían convertirme en un cantante pop”-, edita su nuevo disco con Blue Note, “probablemente, el sello musical más legendario de todos los tiempos”. Y es que, para el cantante, unir su nombre al de la compañía fundada por Alfred Lion y Francis Wolff hace tres cuartos de siglo no es cualquier cosa. “Esta marca forma parte de mi educación sentimental”, reconoce. “Todos mis héroes, desde Miles Davis a John Coltrane, Eric Dolphy o Dexter Gordon, grabaron, al menos, un disco con Blue Note… ésta es la música que llevo escuchando desde los 14 años”.

En No beginning, no end, el vocalista de origen panameño asume por vez primera las funciones de productor. “Ejercer el control absoluto sobre el trabajo propio es la meta de todo artista”, declara. “En este disco he podido intentar cosas que antes me estaban prohibidas porque siempre había alguien que me decía por dónde tenía que caminar. En este sentido, el álbum puramente de artista, sin intermediarios. Éste soy yo, para bien o para mal.”

Olvide el lector cuanto sabe de José James. La música de No beginning, no end –un totum revolutum en el que caben D'Angelo, Fela Kuti, Nick Drake y Gill Scott-Heron- es un punto y aparte en una carera, por lo demás, llena de puntos y aparte: “el único punto en común en mis discos es la voz”. Algo que, según el cantante, debería ser suficiente para mantener a sus seguidores contentos entre una mutación y la siguiente: “tome el caso de El Bulli. Nadie que vaya allí se pregunta qué va a comer hoy, les basta con el nombre. Esa es mi meta. Pretendo que la gente vea mi nombre y confíe en mí, no importa lo que haga. Si yo lo doy todo en cada cosa que hago, pretendo que el mundo haga lo mismo conmigo. Soy el tipo de artista en perpetuo cambio, como Miles Davis; nunca miro atrás. Si gusta lo que hago, bien, y si no, lo siento”.

El cantante José James.Foto promocional

José James sabe cuanto debe agradecerle a su voz de barítono, “un don que me permite hacer realidad todo lo que pasa por mi cabeza”. En el horizonte, la imagen difusa de Johnny Hartman, acaso el único barítono en la historia del jazz: “Hartman sigue siendo mi referencia”, reconoce. “En su caso, como en el mío, no hay nada artificial en la voz. Lo que se escucha es lo que hay. Si mis canciones son sensuales o sexys, es porque mi voz es así. No tengo que hacer nada para que suene de ese modo”. Ante todo, natural. En No beginning, no end, James ha pretendido dar un giro a su carrera en pos de una música “natural-orgánica-espontánea” situada en algún lugar más allá de las definiciones: “es la industria la que necesita definir el arte, ese es su papel. El del artista es exactamente el contrario. La función del artista es la de no poner nombre a lo que hace. Yo me precio de estar abierto a todo y eso significa no preocuparse si lo que hago es tal o cual cosa.”

En la nómina de invitados, el pianista de Robert Glasper, colaborador habitual del cantante, y la vocalista franco-marroquí Hindi Zahra, a quienes James considera “2 genios mas allá de la duda”. En No beginning, no end, el “rey del cool” se revela como un ser solitario y triste vagando por el mundo, así, en la pieza que da título al álbum, en la que habla del amor, la soledad, la carretera, y las 3 cosas unidas: “la vida es difícil para el artista. Somos seres solitarios, como pueda serlo un pintor o un escritor. Uno se ve obligado a vivir 6 meses al año fuera de casa, cada día un país diferente, nuevos rostros, las mismas habitaciones de hotel… es una manera de vivir, y me encanta, pero tienes que ser una persona muy solitaria para poder soportarlo”.

¿Es realmente un disco de jazz?. Para su autor, ni sí, ni no, sino todo lo contrario. “el problema es lo que se entiende por jazz”, aclara. “Casi todo el mundo piensa en el jazz como en una música clásica que permanece anclada en el pasado, lo que es rotundamente falso. Hoy, la palabra jazz ampara a un grupo importante de músicos jóvenes e innovadores haciendo cosas muy diferentes. En 2013, el músico del jazz está inevitablemente contaminado por el rock “indie” y el hip hop, y puede que no asistiera al nacimiento de jazz, pero eso no impide que se considere a si mismo un músico de jazz de pleno derecho. A lo mejor, el problema es de la crítica menos que de los músicos. En la música, las cosas resbalan unas dentro de otras, se fusionan, los géneros pierden su identidad, y, al final, el artista es lo que hace y no cómo se le define”.

Días antes de hacer las maletas, José James se dice “psicológicamente preparado” para viajar al epicentro de la Gran Estafa que algunos se empeñan en llamar crisis económica. “Vivimos en la crisis y, o te adaptas, o estás muerto”, afirma. “Ahora más que nunca, se hace necesario conocer el terreno que pisas. Es algo que trato de inculcarles a los músicos que me acompañan en la gira. Ellos, claro, son jóvenes, y están como locos por actuar en un lugar como Barcelona, por ejemplo. Yo trato de hacerles entender que, quienes van a estar delante de ellos, son personas reales con sus propias vidas y sus problemas. Como seres creativos, tenemos la obligación de hacer que su vida sea un poquito mejor mientras dura el concierto. Con eso me doy por contento”.

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