La lista de Javier Vallejo

Una escena de 'Nuestra clase'

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Mejor obra nueva:

  • Nuestra clase. Tadeusz Slobodzianek, su autor, desvela una falsedad histórica consolidada: fueron la mayoría de sus católicos vecinos, compañeros de trabajo y condiscípulos polacos (y no los ocupantes nazis), quienes en 1941 cercaron, cazaron, torturaron y quemaron vivos a 1600 judíos de Jedwabne, para hacerse con sus posesiones. En el montaje de Carme Portaceli, a la altura del texto, se impone con rotundidad la expresión de una verdad necesaria y la fuerza del trabajo colectivo. La función atrapa desde el minuto uno por el calado de lo que se cuenta, pero también por la sana ironía con que lo cuentan sus intérpretes, por los pellizcos de humor que introducen para que no se haga insoportable la tensión dramática, y por la ligereza alada con que resuelven las escenas más crudas.
  • Los vivos y los m(íos). A través de una moza que regresa al pueblo de sus ancestros para sepultar las cenizas de su abuelo, exiliado al comienzo de la Guerra Civil española, José Cruz, autor del texto (premio Lázaro Carreter), y Álvaro Tejero, jovencísimo director, muerto este año en accidente de tráfico, plantean con sutileza exquisita la disyuntiva entre dejar que las cosas se queden como están o, haciendo memoria, ponerlas en sus sitio. Una función cuya atmósfera envolvente se hizo a ganchillo en una vieja tienda de la calle de las Tres Cruces, alquilada expresamente para representarla, y un grupo de actores jóvenes cuyo fino aliento dramático crea verdad de la buena a un palmo del público. El espectáculo revelación de 2012, y una experiencia inolvidable.
  • Elling. A partir de dos personas que no podrían salir adelante por sí solas, Ingvar Ambjørsen, autor de la novela original (Brødre i Blade), y Andrés Lima, director del montaje, nos hacen reflexionar sobre el rol medular que juegan los servicios sociales, cuyas bases están siendo cercenadas en España, apenas puestas, a tajo presupuestario limpio. Realismo poético, precisión algebraica y humor empático descacharrante, en las interpretaciones de Carmelo Gómez, Javier Gutiérrez, Rebeca Montero y Chema Adeva, acompañadas por el pianista Mijail Studyonov.
  • En la luna, revisión humorística ácida y certera de la transición española, que a través del objetivo de Alfredo Sanzol no sale tan favorecida como sus artífices querrían. Su mirada, a ras de suelo, es la de quién entonces veía a los adultos desde abajo, con incredulidad y extrañeza infantiles. Tres generaciones, interpretadas por seis actores en estado de gracia, genialmente dirigidos.
  • El año que viene será mejor, de Marta Buchaca, Carol López, Mercè Sarrias y Victoria Szpunberg. Dirección de Mercè Vila.
  • Manual de la buena esposa, de Anna R. Costa, Juan Carlos Rubio, Verónica Fernández, Yolanda García Serrano, Miguel del Arco y Alfredo Sanzol. Dirección de Quino Falero.
  • Naturaleza muerta en una cuneta, de Fausto Paravidino, dirección de Adolfo Fernández.

Mejor montaje de obra no nueva

Mejor Musical:

  • Por los ojos de Raquel Meller, viaje por la vida y la España de la cantante aragonesa, cuya fama internacional rivalizó con la de Joséphine Baker. Hugo Pérez, su autor y director, recrea con virtuosismo pero con un guiño irónico el vestuario (más de 60 trajes originales), la luz, el ambiente, el color exacto de la época y el tono de las interpretaciones. Espléndidos, el reparto, la labor de recuperación del repertorio, la dirección musical y los arreglos de Mijail Studyonov. Por este trabajo, Teatro TribuEñe acaba de recibir el premio Ojo Crítico 2012.
  • Siglo de Oro, siglo de ahora, fiesta cómico-musical de Ron Lalá escrita a la manera barroca por Álvaro Tato, actor y poeta. Una iniciativa tan feliz como insólito es oír mentar al juez Garzón, a Bardem y a la banca española en décimas y en redondillas. Yayo Cáceres, su director, y sus cinco intérpretes, algunos de los cuales son también músicos notables, reinventan géneros dramáticos de antaño (el entremés de figuras, la mojiganga, la jácara…) y los encajan en el nuevo contexto, con mucho salero.
  • El crimen de Lord Arthur Savile, creado por la compañía Egos Teatre (texto y letras de Rubèn Montañá y Toni Sans, música de Francesc Mora), a partir del relato homónimo de Oscar Wilde. Estos ex compañeros de curso del Institut del Teatre, tienen un talento polimorfo y un empuje bárbaro: componen la partitura, preparan la coreografía, asumen la dirección escénica y la musical, escriben las canciones y firman una versión libérrima y atrevida. Tanto TribuEñe como Ron Lalá y Egos son compañías con elencos estables, modelo artístico genuino prácticamente extinguido en España, y la factura de sus producciones, original.
  • Ojos Verdes, biografía sentimental de Miguel de Molina (un musical de La Barni, dirección de Marc Vilavella)
  • Follies, de Stephen Sondheim, dirigido por Mario Gas
  • Sonrisas y lágrimas, con dirección de Jaime Azpilicueta
  • El último jinete, de Loriga, Cameron, Hammond y Mason
  • Galicia caníbal, de Fran Peleteiro, Antela Cid, Quico Cadaval y Evaristo Calvo
  • Donde mira el ruiseñor cuando cruje una rama, auto a la manera medieval, también de la compañía TribuEñe.

Mejor actriz:

Blanca Portillo caracterizada como Segismundo en 'La vida es sueño'EL PAÍS
  • Blanca Portillo, porque ha tenido el mejor papel para mostrar su arte con largueza: el Segismundo de La vida es sueño es una gran piedra de toque, incluso para una actriz.
  • Mercè Pons, que hace una creación a contratipo maravillosa en Una luna para los desdichados, con dirección de John Strasberg. Elena González, una Catalina de Aragón memorable en Enrique VIII, dirigida por Ernesto Arias. Están sembradas, Llum Barrera, Natalia Hernández (ambas en la comedia El manual de la buena esposa) y Alba Florejachs (en El año que viene será mejor). Verónica Forqué (Shirley Valentine) y Asunción Balaguer (El tiempo es un sueño), sostienen ellas solitas, a pulmón, dos espectáculos conmovedores. En fin: Marta Poveda y Gabriela Flores también merecen estar aquí por su trabajo a tumba abierta (en La vida es sueño y Burundanga, la primera, y en Nuestra clase y Nadie verá este vídeo, la segunda). ¿Un descubrimiento? Raquel Mirón, en Maquis, dirigida por Paloma Pérez Montoro.

Mejor actor:

Una escena de 'Un trozo invisible de este mundo'javier naval (EL PAÍS)
  • Will Keen, por como pasa la prueba de la proximidad extrema con el público en Traición, de Pinter: su Robert no deja de sorprender ni un instante, no hay modo de anticipar lo que hará una décima de segundo después, ni de desvelar lo que anda pensando. Es un ejemplo de escucha activa.
  • La tiernísima extraña pareja formada por Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez, en Elling. Los desvalidos personajes que Luis Moreno interpreta en En la luna. Las proteicas creaciones de Juan Diego Botto en Un trozo invisible de este mundo, Fernando Cayo en De ratones y hombres, y Ramón Barea (En este mundo, todo es verdad y todo mentira). Adolfo Fernández (Naturaleza muerta en una cuneta), Fernando Sansegundo (La vida es sueño), Miguel Hermoso (La familia de Pascual Duarte) y Luis Callejo (Eleuterio, historia de un hombre libre), también merecen un sitio bien arriba.
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