CRÍTICA DE 'AL BORDE DEL ABISMO'

Salto al vacío

Hijo de Jørgen Leth, el pionero del nuevo cine danés al que Lars von Trier torturaba intelectualmente en la imprescindible Cinco condiciones, y codirector del poderoso documental rodado en los rincones más turbios de Haití Ghosts of Cité Soleil (2006), Asger Leth debuta en el cine de ficción —y, de paso, en la industria de Hollywood— con una pieza de género enérgica y absorbente, pero, sin duda, demasiado ortodoxa para lo que parecían anticipar todos esos antecedentes: Al borde del abismo parte de una situación de incuestionable poderío cinematográfico —el tipo en pr...

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Hijo de Jørgen Leth, el pionero del nuevo cine danés al que Lars von Trier torturaba intelectualmente en la imprescindible Cinco condiciones, y codirector del poderoso documental rodado en los rincones más turbios de Haití Ghosts of Cité Soleil (2006), Asger Leth debuta en el cine de ficción —y, de paso, en la industria de Hollywood— con una pieza de género enérgica y absorbente, pero, sin duda, demasiado ortodoxa para lo que parecían anticipar todos esos antecedentes: Al borde del abismo parte de una situación de incuestionable poderío cinematográfico —el tipo en precario equilibrio sobre una cornisa, en la antesala del suicidio—, plasmándola, en una orgía de cámaras aéreas y atrevidas angulaciones, con la aparente ambición de superar todo previo ensayo visual sobre el vértigo. Es, pues, una lástima que el talento de Leth y todo su repertorio de efectismos visuales se coloquen al servicio de una trama cuya dinámica del giro narrativo y la sorpresa programada apele hasta tal punto a la ortodoxia del fastidioso manual de escritura de guion.

AL BORDE DEL ABISMO

Dirección: Asger Leth.

Intérpretes: Sam Worthington, Ed Harris, Elizabeth Banks, Jamie Bell, Génesis Rodriguez, Edward Burns.

Género: thriller. Estados Unidos, 2012.

Duración: 102 minutos.

“El mayor robo requiere de un engaño de altura”, afirma el eslogan publicitario de la película reventando la primera sorpresa argumental con la que se encontraría un espectador inocente.

Al borde del abismo no es, pues, un thriller con suicida, sino una película de robo perfecto, con no pocos puntos en común con la reciente y no menos olvidable Un golpe de altura (2011). Todo está tan en su sitio que la figura de la negociadora con culpa a cuestas parece un arquetipo de spoof movie, dentro de un desastre teledirigido que osa apelar, con escasa sutileza, al clima de indignación sobre el telón de fondo de la crisis económica.

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