La ciudad del pez, los papiros y las momias

El Museo de Arqueología de Barcelona presenta una exposición sobre la antigua Oxirrinco

Hoy no queda apenas nada de la antigua gran ciudad excepto parte de sus necrópolis, preñadas de momias, el rastro de algunos de sus monumentos sobre la arena caliente y la voz perdida de sus habitantes, registrada en millares de papiros. Y sus misterios, muchos misterios.

Oxirrinco, en el Egipto Medio, debe su nombre más conocido, el que ostentaba en época grecorromana (su gran momento), al pez oxyrhynchos, una especie de carpa a la que se veneraba en el lugar porque según la tradición había engullido, lo que hay que ver, el falo perdido del desmembrado dios Osiris. Lo hizo, el pececill...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hoy no queda apenas nada de la antigua gran ciudad excepto parte de sus necrópolis, preñadas de momias, el rastro de algunos de sus monumentos sobre la arena caliente y la voz perdida de sus habitantes, registrada en millares de papiros. Y sus misterios, muchos misterios.

Oxirrinco, en el Egipto Medio, debe su nombre más conocido, el que ostentaba en época grecorromana (su gran momento), al pez oxyrhynchos, una especie de carpa a la que se veneraba en el lugar porque según la tradición había engullido, lo que hay que ver, el falo perdido del desmembrado dios Osiris. Lo hizo, el pececillo, para proteger tan sagrado y delicado apéndice, pero luego fue difícil de recuperar, así que se veneró al continente (el bicho) por el contenido.

Leyendas piscícolas aparte, la ciudad figura en la historia de la arqueología sobre todo a causa de que allí se produjo a finales del siglo XIX uno de los más sensacionales hallazgos de papiros, miles de ellos. Esos papyri, que siguen aflorando esporádicamente entre el polvo, son en su mayoría sobre asuntos mundanos, cuentas, negocios, pero también aparecieron en su día importantes fragmentos de textos literarios griegos, incluidas algunas obras desconocidas de grandes autores clásicos.

Oxirrinco y su entorno están siendo excavados desde 1982 por una misión arqueológica catalano-egipcia que desentraña esforzadamente el patrón urbanístico, investiga las necrópolis -donde ha descubierto varias tumbas y maravillosas pinturas -, rastrea la ignota ciudad de época faraónica (que se llamaba entonces Pemdjé) y excava un interesantísimo, insólito y misterioso (y peligroso) templo consagrado a Osiris, verdadera joya de la corona del estudio. A los trabajos de la misión -toda una aventura- y la historia del yacimiento está dedicada una didáctica exposición, compuesta por una cincuentena de fotografías, que se exhibe en la sede barcelonesa del Museo de Arqueología de Cataluña (paseo de Santa Madrona, 39-41, en la falda de Montjuïc). La misión en Oxirrinco (hoy el pueblo de El-Bahnasa) está a cargo de la Universidad de Barcelona, la Rovira i Virgili y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica, con la colaboración de la Sociedad Catalana de Egiptología. La dirige desde sus inicios el egiptólogo Josep Padró.

EL PAÍS
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En