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Los tres años más calurosos registrados hasta ahora en el planeta son 2023, 2024 y 2025

La cumbre climática de Belém se inicia con la advertencia de António Guterres (ONU) contra los “líderes” que están “cautivos de los intereses de los combustibles fósiles”

La conferencia de líderes en la ciudad brasileña de Belém que sirve de antesala a la cumbre del clima de este año, la COP30, ha comenzado este jueves bajo el peso incontestable de los datos: 2023, 2024 y 2025 son los tres años más calurosos registrados hasta ahora. La principal causa hay que buscarla en los combustibles fósiles y en los gases de efecto invernadero que liberan. La concentración en la atmósfera del principal de ellos, el dióxido de carbono (CO₂), creció a una velocidad récord el pasado año. Este 2025 volverá a marcar otro nivel nunca visto, según ha adelantado António Guterres, secretario general de Naciones Unidos.

El político portugués ha sido el encargado de abrir junto al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva esta conferencia de líderes, que durará dos días y en la que está previsto que participen 53 jefes de Estado y de Gobierno. “La crisis climática se está acelerando”, ha advertido Guterres en su intervención inicial. “Incendios forestales sin precedentes, inundaciones mortales, supertormentas…”, ha enumerado.

El secretario general de la ONU ha hecho referencia en su discurso al informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que se presenta también este jueves en el marco de la conferencia de Belém. Ese documento, además de confirmar que la concentración en la atmósfera de las emisiones ha seguido aumentando este año, apunta a que 2025 se cerrará como el segundo o tercer año más cálido registrado hasta ahora. 2024 ocupa el primer puesto, y lo que no está claro aún es si el segundo lugar finalmente será para este 2025, desbancando a 2023.

En cualquier caso, lo que está claro ya es que estos tres últimos años son seguro los tres más cálidos, al menos, desde que arrancaron las mediciones directas hace 176 años. Las indirectas, que se obtienen, por ejemplo, con el estudio de la vegetación, apuntan también a que las temperaturas no han estado tan altas en miles de años.

Pero no solo es un problema de temperaturas medias, sino también de unos desastres que se vuelven más frecuentes e intensos en un planeta más caliente. “A diario vemos un clima destructivo”, ha advertido por su parte Celeste Saulo, la secretaria general de la OMM. Por ejemplo, la caída “en cuestión de minutos” de la cantidad de lluvia que normalmente debería producirse a lo largo de varios meses. Eso es lo que ocurrió hace un año en España, con la mortal gota fría.

“No podemos desafiar las leyes de la física. La ciencia no miente. La alarmante racha de temperaturas excepcionales continúa”, ha advertido Saulo. Para despejar cualquier duda, Saulo ha recordado que este calentamiento se debe a que “las concentraciones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor son las más altas en 800.000 años, comprometiendo así a nuestro planeta a un futuro más cálido y peligroso”.

Guterres, por su lado, ha señalado directamente a los principales responsables de este cambio climático que, además, se está produciendo a mucha mayor velocidad que los anteriores que ha vivido el planeta: los combustibles fósiles. “Demasiadas corporaciones están obteniendo ganancias récord de la devastación climática. Demasiados líderes siguen cautivos de los intereses de los combustibles fósiles, en lugar de proteger el interés público”, ha dicho.

Como ha recordado Guterres, en otra cumbre, la de 2023 en Dubái, se logró lo que hasta ahora había sido imposible en las tres décadas de negociaciones una mención directa a los combustibles fósiles y a la necesidad de abandonarlos. “Debemos convertir ese compromiso en acción, asegurando que los países en desarrollo de ingresos bajos y medianos que dependen en gran medida de los combustibles fósiles reciban el apoyo que necesitan para desarrollar sus vías de transición”, ha pedido el secretario general de la ONU. Pero, lejos de eso, los Gobiernos siguen regando con dinero público a este sector, que cuenta además con el “apoyo político”, algo que ha calificado de “autodestructivo”. “Una apuesta por los combustibles fósiles es una apuesta contra la humanidad y contra sus propias economías. Cada dólar invertido en subsidios para combustibles fósiles es un dólar desviado de nuestra salud y futuro compartido”, ha añadido.

La barrera de los 1,5 grados

A la cita que arranca hoy en Belém no acudirán los mandatarios de cuatro de las cinco principales economías emisoras de gases de efecto invernadero del planeta: Estados Unidos, China, India y Rusia. Los tres últimos envían delegaciones, pero de menor nivel. El quinto, la Unión Europea, acude representada por los presidentes de la Comisión, Ursula von der Leyen, y del Consejo, António Costa y por varios líderes. Entre ellos, Emmanuel Macron (Francia), Friedrich Merz (Alemania) y Pedro Sánchez (España), a los que se une Keir Starmer (Reino Unido). Además de las intervenciones de los líderes, durante estos dos días están previstas sesiones temáticas dedicadas a selvas y océanos, a la transición energética (en la que interviene Pedro Sánchez) y al décimo aniversario del Acuerdo de París.

Ese pacto, firmado el 12 de diciembre de 2015 en la capital francesa, establecía como meta que el incremento de la temperatura no superara los 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales, es decir, antes de que empezara la quema masiva de combustibles fósiles. Y, en la medida de lo posible, que no se superase los 1,5.

Pero a ese límite de los 1,5 grados se llegó puntualmente en 2024. Guterres ha recordado hoy que ya es “inevitable” que se rebase de forma estable “a partir de principios de la década de los 2030″. Tal y como señaló en 2022 el IPCC, el grupo de expertos que fijan las bases sobre el conocimiento científico, la única posibilidad de poder cumplir con la meta más ambiciosa de París sería que esa superación fuera temporal y se lograra revertir en algún momento, por ejemplo, con técnicas de retirada del dióxido de carbono de la atmósfera o llevando a mínimos las emisiones de metano, algo que no parece realista en estos momentos.

“Incluso un rebasamiento temporal desatará una destrucción y costos mucho mayores para todas las naciones”, ha advertido Guterres. “Cada año por encima de los 1,5 grados golpeará las economías, profundizará las desigualdades e infligirá daños irreversibles, y los países en desarrollo que menos lo causaron, serán los más afectados”, ha añadido. “Es un fracaso moral y una negligencia mortal”.

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