La cumbre sobre tierras pospone el acuerdo contra la sequía hasta 2026
La COP de la ONU celebrada en Riad genera compromisos valorados en más de 12.000 millones de dólares para frenar la degradación de los suelos
Los negociadores de los 196 países más la UE que han participado en la COP16 sobre tierras que cerraron la noche del viernes al sábado en Riad esta cita sin consensuar un acuerdo global que garantice la gestión de las sequías. No lo han conseguido pese a la “urgencia” que reconocen que requiere un fenómeno que afectará a tres de cada cuatro personas en 2050 y que tiene un coste estimado de 300.000 millones de dólares al año. El texto final insta a “continuar los debates sobre la base de los progresos realizados en la COP16″, hasta la próxima cumbre de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en inglés), que se celebrará en Mongolia en 2026. Los diálogos se han atascado en la selección de una o varias de las siete estrategias previamente establecidas para actuar frente a las sequías. Entre ellas destacaba un protocolo, descrito como un instrumento jurídicamente vinculante con principios, objetivos, metas y acuerdos institucionales; frente a otras figuras como marcos globales, como ya existe con el de biodiversidad.
Lo que se ha aprobado en los 12 días que ha durado la cumbre son compromisos de más de 12.000 millones de dólares para frenar la desertificación, la degradación de tierras y la sequía, especialmente en los países más vulnerables. Además se ha creado un caucus para los pueblos indígenas y otro para las comunidades locales, para garantizar que sus perspectivas estén representadas en las cumbres. Se apuesta además por continuar con la llamada “interfaz ciencia-política” para reforzar la toma de decisiones basada en la ciencia; y por proseguir los trabajos de la iniciativa Business for land junto al sector privado, cuya presencia en esta COP ha sido la más alta registrada entre las celebradas hasta el momento.
Pero la falta de consenso sobre el acuerdo mundial de la sequía ha ensombrecido una cumbre definida previamente como “histórica” por Osama Faqeeha, viceministro de Medio Ambiente de Arabia Saudí, tras haber contado con 24.000 asistentes en lugar de los 7.000 que solían acudir a este encuentro. “No existe voluntad política ni la imprescindible presión ciudadana para frenar este ecocidio. Actuar es caro económica y políticamente, pero no actuar es infinitamente más caro e irresponsable”, considera el ingeniero y genetista José Esquinas, que estuvo presente en la Cumbre de la Tierra de Río de 1992, cuando se aprobaron las convenciones del clima y la biodiversidad. Precisamente, uno de los informes publicados en estos días por UNCCD concluía que por cada dólar invertido en la tierra se obtienen al menos ocho dólares de beneficio, y que el mundo necesita 1.000 millones de dólares diarios para combatir la desertificación, la degradación de tierras y la sequía entre 2025 y 2030. “Antes teníamos menos evidencia científica pero mucha más ilusión. Es increíble que ahora, conociendo la magnitud del problema, las causas y las soluciones, no haya suficiente diálogo”, expone.
El documento final publicado por la UNCCD revela la “profunda preocupación” por el aumento de la intensidad, frecuencia, duración y extensión de las sequías, y porque sus impactos se vean “exacerbados por actividades humanas insostenibles” relacionadas con la gestión de los recursos terrestres y hídricos y por el cambio climático, y añade que han contribuido “a efectos devastadores a gran escala” en todos los continentes en el último decenio. Solo en los dos últimos años, Estados Unidos ha sufrido su peor sequía en 1.200 años; Europa, la peor en 500 años; y el bajo nivel del agua ha alterado la navegación por el canal de Panamá. El cuerno de África y el sur del continente se han visto asolados por el fenómeno, se han secado ríos de la cuenca del Amazonas y Afganistán y el sudeste asiático has estado fuertemente afectados.
Esta es la tercera conferencia de las partes de la ONU que se celebra este año, y se ha cerrado con dificultades. La cumbre del clima, convocada en Bakú, se clausuró con el acuerdo de movilizar con recursos públicos y privados 1,3 billones de dólares para 2035, aunque en medio de críticas a la presidencia de esta cita, en manos de Azerbaiyán, por su forma de llevar las negociaciones. Y el plenario final de la cumbre sobre biodiversidad, acogida en Cali, fue suspendido por falta de quórum cuando se discutía sobre cómo movilizar recursos financieros.
El mauritano Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la UNCCD, instó en una rueda de prensa previa al cierre de las resoluciones a no desfallecer frente al panorama y alentó a la unión de fuerzas políticas, empresariales, financieras, campesinas, indígenas y de jóvenes, para revertir la deriva del planeta, que ya cuenta con el 40% del suelo degradado, y con que alrededor del 75% de las tierras se hayan vuelto permanentemente más secas en los últimos 30 años. Demandó también, entre otras cuestiones, más equidad en el reparto de los títulos de las tierras en el mundo. “Las mujeres poseen el 30% de las tierras, pero son ellas las que trabajan en el 80% de su producción”, remarcó. Mucho por hacer.