El calor causó 47.000 muertes en Europa en 2023, según un estudio

Pese a que la población se ha hecho más resistente a las altas temperaturas impulsadas por el cambio climático, en España se calcula que hubo 8.300 fallecimientos

Un hombre se refresca en Atenas el pasado julio.Costas Baltas (Anadolu/Getty Images)

Las temperaturas tórridas de los últimos veranos tienen graves consecuencias en la salud de la población: más de 47.000 personas fallecieron en Europa en 2023 a causa del calor, según un estudio del instituto ISGlobal de Barcelona ...

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Las temperaturas tórridas de los últimos veranos tienen graves consecuencias en la salud de la población: más de 47.000 personas fallecieron en Europa en 2023 a causa del calor, según un estudio del instituto ISGlobal de Barcelona publicado este lunes en Nature Medicine. Las predicciones auguran que el cambio climático empeorará la situación en los próximos años, pero hay una buena noticia: nos estamos adaptando. Según la misma investigación, esas mismas temperaturas habrían ocasionado un 80% más de mortalidad a principios de este mismo siglo.

Es lo que los autores denominan “vulnerabilidad al calor”, que ha ido disminuyendo progresivamente a lo largo de las últimas décadas. Para calcular esto (y el propio número de muertes), se utiliza un complejo modelo estadístico. Los investigadores ajustaron este modelo a los datos de varios periodos desde el año 2000 y, a continuación, introdujeron la cifra de mortalidad y la temperatura de 2023 para estimar cuántas muertes se habrían producido con el mismo calor.

De ese cálculo estadístico sale ese 80% de reducción de la vulnerabilidad. Por el tipo de estudio, no entra a analizar cuáles son esos factores que la disminuyen, pero los autores tienen sus hipótesis. Elisa Gallo, primera firmante de la investigación, analiza algunos de ellos, que van más allá del aumento en las instalaciones del aire acondicionado en los hogares, que son a la vez una importante herramienta de mitigación del calor y causantes de emisiones que aumentan el calentamiento global por sus emisiones de CO₂.

“Hay una adaptación que tiene que ver con el comportamiento de la población. Durante la ola de calor de 2003 [un intenso episodio que marcó un antes y un después en las políticas frente a las altas temperaturas], la gente no estaba adaptada, no sabía cómo comportarse. Ahora estamos mucho más acostumbrados a estos niveles y sabemos qué hacer. También hay mejoras en los procedimientos sanitarios, aislamientos de pisos, hay sistemas de alertas [que se crearon justamente a partir de 2003], una mejora en la planificación urbana y en los espacios verdes, que limitan el efecto de isla de calor que se crea dentro de ciudades, se pone más atención para que los trabajadores no se expongan tanto en los días más cálidos”, enumera Gallo.

El estudio recién publicado replica otra investigación similar que vio la luz el año pasado, que estimaba que el calor causó más de 60.000 muertes durante el verano de 2022 en Europa, lo que representaba la mayor carga de mortalidad relacionada con el calor de la última década. El de 2023 queda en segundo lugar, como también es el segundo estío con temperaturas más altas medidas en el continente (el primero a nivel mundial).

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Una turista se refugia del calor bajo un mantón, en Venecia, Italia.Manuel Silvestri (REUTERS)

La mayoría de las muertes del verano pasado (un 57%, más de 27.000 decesos) se concentraron en dos episodios de altas temperaturas que se registraron a mediados de julio y a finales de agosto. Es una diferencia sustancial con respecto al verano de 2022, que se caracterizó por temperaturas extremas persistentes en la parte central de la estación desde mediados de julio hasta mediados de agosto.

La edad es el factor más decisivo con respecto a la vulnerabilidad al calor. Son generalmente las personas muy mayores las que sufren las consecuencias de las altas temperaturas: producen descompensaciones en sus organismos que desembocan en fallos que pueden terminar con sus vidas. El estudio señala que los mayores de 80 años tienen un riesgo ocho veces más alto que las que tienen entre 65 y 79.

Son procesos que no responden generalmente a un episodio puntual de calor, sino a su acumulación a lo largo de días. Un estudio de este mismo año señalaba que los trastornos metabólicos, la insuficiencia renal, y la infección urinaria son las principales causas de hospitalización debidas a las altas temperaturas. Son dolencias que se cebaban sobre todo con las personas mayores de 85 años. En ellas, especialmente, la interacción del calor con los medicamentos que toman pueden ser muy peligrosas, por lo que conviene que extremen las precauciones y la hidratación.

Los golpes de calor, esas muertes repentinas que suceden tras una exposición prolongada e intensa a las altas temperaturas, suponen una pequeñísima fracción de los fallecimientos. El Ministerio de Sanidad calcula que el año pasado se produjeron 24 en toda España.

Más de 8.300 muertes en España

El país con mayor carga de mortalidad relativa en 2023 fue Grecia (393 fallecimientos por 100.000 habitantes), seguida de Bulgaria (229), Italia (209) y España (175), donde el estudio calcula 8.352 muertes a causa del calor.

Un hombre enfría el ambiente con un ventilador de agua, a las afueras del centro cultural Círculo de Bellas Artes.Ana Beltran (REUTERS)

Esta cifra está muy por encima de la del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, que cifró las muertes por calor el año pasado en unas 3.000. Es algo ya habitual que esta estadística ―que va monitorizando día a día los niveles de mortalidad por calor― esté muy por debajo de otros estudios que se publican posteriormente analizando los datos.

“Nuestra metodología es diferente”, justifica Gallo. “Tenemos en cuenta muchas covariables, efectos a corto plazo, a largo, estacionalidad... También las consecuencias retrasadas de las temperaturas: sabemos que muchas muertes no se producen los días del pico, sino un tiempo después. Son factores que incluimos y que van en la línea de la mayoría de estudios internacionales sobre el tema”, añade.

El MoMo ya ha cifrado en unas 1.500 las muertes en España este año por el calor, más de 600 de las cuales se produjeron en la primera semana de agosto. Es una cifra que tendrá que consolidarse y que se engrosará muy probablemente con el efecto de la última ola de calor que ha sufrido el país. Pero, aun así, muy probablemente, estará infravalorando los fallecimientos, si atendemos a otros estudios.

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