Frenen los molinos, que pasan las aves migratorias: una investigación predice la llegada de bandadas en los parques eólicos del mar del Norte

Este tipo de medidas se aplica en instalaciones terrestres una vez se detectan los pájaros, pero la universidad de Ámsterdam ha logrado anticiparse dos días para reaccionar mejor ante el peligro de choques con las palas

El parque eólico marino Egmond aan Zee, en el mar del Norte, durante la operación de ralentización de las máquinas para evitar choques de las aves.CHARLES WALKER

El mar abierto es un obstáculo natural en el mapa migratorio de las aves terrestres, que cubren cientos de kilómetros sin hacer escalas para descansar. Cuando el recorrido incluye parques eólicos con sus turbinas en marcha, como las instaladas al sur del mar del Norte, frente a la costa oeste de Países Bajos, la situación se complica. Este 13 de mayo, más de 200 aerogeneradores situados en dos puntos de esa zona redujeron sus rotaciones a dos por minuto durante cuatro horas para permiti...

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El mar abierto es un obstáculo natural en el mapa migratorio de las aves terrestres, que cubren cientos de kilómetros sin hacer escalas para descansar. Cuando el recorrido incluye parques eólicos con sus turbinas en marcha, como las instaladas al sur del mar del Norte, frente a la costa oeste de Países Bajos, la situación se complica. Este 13 de mayo, más de 200 aerogeneradores situados en dos puntos de esa zona redujeron sus rotaciones a dos por minuto durante cuatro horas para permitir el paso seguro de miles de aves. Si bien esto ya se hace en otras instalaciones eólicas terrestres en otras partes del mundo, este caso resulta novedoso por tratarse de aerogeneradores mar adentro y, sobre todo, por haberse previsto el paso migratorio con dos días de antelación. Una predicción conseguida combinando datos meteorológicos con la información del calendario de migraciones, que permite mejorar la gestión de estos encuentros, tanto para los animales como para las empresas energéticas que deben frenar o parar máquinas sin desestabilizar el suministro. A partir del otoño, el Gobierno holandés prevé aplicar con mayor frecuencia frenazos similares al resto de los parques eólicos marinos.

Las turbinas eólicas involucradas en el ejercicio se encontraban junto a las localidades de Borssele y Egmond aan Zee. En la primera, hubo 173 molinos involucrados. En la otra fueron 40, indican portavoces del ministro holandés de Clima y Energía, Rob Jetten. Añaden que en el futuro será obligatorio adaptar este modelo de control para las compañías del ramo en el mar. “Todas las partes involucradas han trabajado bien juntas y queremos reducir al mínimo el impacto de los parques eólicos en la naturaleza”, ha declarado Jetten. En tierra, los aerogeneradores suelen ser más pequeños y de menor altura y están más dispersos. Según el ministerio, de momento, no hay planes similares oficiales para este entorno.

En primavera y otoño, millones de aves cruzan el mar del Norte algunas noches. El lapso de dos días ganado con este estudio permite a las empresas implicadas y al operador de la red generar en otro lado la potencia eléctrica así perdida. El modelo de predicción ha sido desarrollado por la investigadora Maja Bradarić, y sus colegas de la Universidad de Ámsterdam, que han registrado el movimiento de las aves con ayuda de radares instalados en varios parques eólicos marinos. Junto con su equipo, han calculado la cifra de pájaros en base a una unidad de medida denominada tasa de tráfico migratorio. “Representa el número de aves que cruzan una franja imaginaria de terreno de un kilómetro de longitud en una hora”, dice en conversación telefónica. La noche en que se ralentizaron las turbinas, pasaron por allí ejemplares de aguja colipinta, chorlito gris, correlimos tridáctilo y correlimos gordo, apuntan las mismas fuentes ministeriales.

El análisis de Bradarić trata de establecer patrones estacionales, y muestra que el mayor flujo migratorio tiene lugar en un puñado de noches en primavera y en otoño, asociadas a condiciones meteorológicas específicas. “Al igual que otras investigaciones, hemos observado que están relacionadas con el paso de sistemas de alta presión, que traen un tiempo estable y sin precipitaciones con vientos de cola menos fuertes. Las aves ahorran fuerzas”, explica. Al elegir estas noches, pueden migrar más deprisa. A veces, vuelan de todos modos si las malas condiciones meteorológicas no mejoran durante un periodo largo. Las mediciones realizadas sugieren que para conservar el 50% de las aves que pasan por la zona de las turbinas, “es preciso reducir las rotaciones 18 horas en primavera y 26 en otoño a lo largo de varias noches”. Aclara que esa cifra puede acabar siendo mayor o menor “en función de las decisiones políticas” acerca del porcentaje de la migración estacional que será salvada, y recuerda que el estudio se ha centrado en el periodo nocturno, “que es cuando más migran”. En la zona del mar del Norte calibrada, la mayoría de las aves pasan en abril y en octubre, “y puede haber miles por hora”. Las señaladas por los radares holandeses procedían sobre todo de Reino Unido (en primavera), pero también llegaron de África para cruzar Países Bajos camino de zonas de cría en el norte y el oeste europeo. “En otoño, proceden de Escandinavia, sobre todo de Dinamarca y el noroeste de Alemania”.

La ONG holandesa Vogelbescherming (Asociación de Protección de las Aves) apoya las energías renovables como la eólica, pero no cree que deba implantarse a costa de la naturaleza. Si bien valoran esfuerzos como el actual, sus representantes indican que “estas turbinas no solo suponen un riesgo de choque cuando están situadas en rutas importantes de migración”. También pueden acabar en el lugar equivocado, “como reservas naturales o prados, porque los pájaros evitarán un obstáculo de esta clase a costa de no poder criar o descansar”. Según esta organización, hay sistemas de detección en Portugal y en España que combinan el radar con la vigilancia humana. “Desgraciadamente, el sistema de radares no puede desplegarse de forma independiente, sin el apoyo de observadores [para especies diurnas], porque no es aún lo bastante bueno”. En la provincia holandesa de Zelanda se han instalado cámaras de vídeo en algunas turbinas plantadas cerca de nidos de pigargo europeo (similar a las águilas). Están en lugares donde vuelan a menudo y puede ocurrir un accidente. “En Noruega, por otro lado, se hizo una prueba pintando de negro parte del aspa de una turbina. Nos gustaría saber si algo así funciona [para vuelos de aves durante el día], y un grupo de empresas de energía harán un ensayo similar a finales de año, aunque esta vez en Eemshaven [al norte de Países Bajos]”.

Maja Bradarić admite que es difícil evaluar en estos momentos el impacto que tendrá sobre las migraciones el aumento de parques eólicos en el mar que formen una especie de barrera. La respuesta de las distintas especies no será uniforme, “y creemos que aumentará el número de choques y la mortandad general de las aves”. Con el tiempo, podrían variar incluso las rutas mismas, “y eso podría dar lugar a una migración no sincronizada capaz de afectar la reproducción: si enfilan caminos más largos para llegar a sus lugares de cría tal vez no consigan encontrar pareja y tener descendencia”, apunta. “Sin embargo, son especulaciones porque no sabemos qué otros efectos puede tener”.

En España, no es novedoso que se paren aerogeneradores por el paso de las aves, aunque no se puede predecir con antelación. “Aquí no tenemos experiencia en eólica marina, pero sí en eólica terrestre”, explica Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica. Cuenta que dado que una de las provincias pioneras en el desarrollo de esta tecnología fue Cádiz ―uno de los pasos más importantes de aves migratorias entre Europa y África― casi desde el principio se implantaron sistemas de vigilancia de personas con binoculares para dar la orden de parar o ralentizar las turbinas cuando se detectaban bandadas de aves. Con el tiempo, este tipo de medidas se han ido automatizando, con cámaras y radares, y generalizándose. Y, según Willstedt, él no conoce declaraciones ambientales de parques eólicos que no incluyan hoy la obligación de incorporar sistemas de prevención para evitar choques de aves. “Sí es novedoso que se pueda prever con días de antelación, porque te permite hacer una planificación mejor del funcionamiento de la planta”, comenta. “Si tú un día prevés que vas a producir 100 a determinada hora, pero justo a esa hora aparece una bandada que te obliga a parar las máquinas, pues, claro, tienes un problema”, concluye el representante de la organización eólica española.

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