El misterio de la Luna sigue siendo el mayor misterio de la noche
La astrónoma Fatoumata Kébé ha escrito un libro donde combina los datos científicos con las fábulas y leyendas milenarias
El origen de la Luna es un claro ejemplo de cómo los mitos preceden a la ciencia. Porque la mitología quiso que una titánide de nombre Tea chocase contra su propia madre, es decir, contra Gea, para alumbrar a su hija Selene a partir de los escombros causados por la colisión. Al fin y al cabo, la creación es “un asunto de mujeres”, apunta la astrónoma francesa Fatoumata Kébé en ...
El origen de la Luna es un claro ejemplo de cómo los mitos preceden a la ciencia. Porque la mitología quiso que una titánide de nombre Tea chocase contra su propia madre, es decir, contra Gea, para alumbrar a su hija Selene a partir de los escombros causados por la colisión. Al fin y al cabo, la creación es “un asunto de mujeres”, apunta la astrónoma francesa Fatoumata Kébé en El libro de la luna (Blackie), un homenaje a nuestro satélite natural.
El citado libro ha sido escrito con prosa ágil y con una gustosa sencillez que combina los datos científicos con las fábulas y leyendas milenarias. Sin dejar el ejemplo mitológico que nos lleva a identificar a Gea con la Tierra y a Selene con la Luna, la ciencia sigue sin encontrar una explicación acerca del misterioso origen de la Luna. Con todo, la hipótesis aceptada hoy en día es la que nos traslada hasta hace cuatro mil quinientos sesenta millones de años, más o menos, cuando el hipotético planeta Tea colisionó con la Tierra y los desechos del impacto giraron formando un anillo alrededor de la misma Tierra.
Tal vez, la inclinación de la Tierra venga de aquel impacto; y, tal vez, los desechos que formaban el anillo alrededor de la Tierra acabasen fusionándose y dando lugar a la Luna, un satélite enorme, mucho más grande y cercano que el que aparece ante nuestros ojos cuando se llena en las noches de verano. “Terrorífico”, apunta Kébé en su libro, para después contarnos cómo la superficie de la Luna estaba cubierta de volcanes y que fue un efecto secundario de la fuerza de gravedad denominado fuerza de marea, lo que provocó que la Tierra redujese su velocidad de rotación. Con ello, los días se hicieron más largos.
A su vez, la Tierra provocó un aumento en la rotación de la Luna, lo que también hizo que la Luna tomase distancia con respecto a la Tierra. En este plan, Kébé nos va ilustrando acerca de los equinoccios y de la magnitud y edad de las mareas, pasando por la manzana de Newton, la perrita Laika y hasta el mismísimo Stanley Kubrick. Pero, si hay un breve apunte cargado de intensidad en este libro, sin duda es el que nos habla del macareo, un fenómeno mágico que se da en la desembocadura de algunos ríos; un salto de agua que remonta contra la dirección del caudal del río o de la corriente de la bahía.
Uno de los ríos donde se puede contemplar el espectáculo, incluso disfrutarlo con una tabla de surf, es el Qiantang, al sudeste de China. Su ola gigante, bautizada como Dragón de Plata, está considerada como la ola mareal más grande del mundo, llegando a alcanzar alturas de hasta 9 metros y una velocidad de 40 km/h. La mitología china quiso que el rey Qian de la dinastía Tang redujese a este “Espíritu del mar” con ayuda de quinientos arqueros y tres mil flechas.
Este libro viene repleto de dragones, titanes, y de literatura fantástica, una galería de mitos donde se refleja la cuestión que nos trae hasta aquí; la misma que lleva a la ciencia a buscar la pregunta de la que es respuesta nuestro mundo. En definitiva: un libro muy entretenido, totalmente recomendable para leer durante estas vacaciones.
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