La ‘catedral’ subterránea acechada por la dinamita
La Asociación Española de Espeleología denuncia ante la Fiscalía que peligra el futuro de una gruta descubierta en la cantera de una fábrica de cemento de Málaga que contiene formaciones rocosas “excepcionales”
La barriada de La Araña, al este de la ciudad de Málaga, se levanta sobre el mar junto a un enorme afloramiento de piedras calizas. Es una sólida colina utilizada como cantera para fabricar cemento, en cuyas entrañas se mezclan el agua dulce procedente de la lluvia y la salada del Mediterráneo. Esa lucha fronteriza disuelve con especial ahínco este tipo de roca y ha creado, con el paso de miles de años, excepcionales cuevas bajo tierra. En 2021, los trabajos de HeidelbergCement se toparon con la boca de una de ellas. Se cree que hasta entonces ningún ser humano la había pisado y un estudio cie...
La barriada de La Araña, al este de la ciudad de Málaga, se levanta sobre el mar junto a un enorme afloramiento de piedras calizas. Es una sólida colina utilizada como cantera para fabricar cemento, en cuyas entrañas se mezclan el agua dulce procedente de la lluvia y la salada del Mediterráneo. Esa lucha fronteriza disuelve con especial ahínco este tipo de roca y ha creado, con el paso de miles de años, excepcionales cuevas bajo tierra. En 2021, los trabajos de HeidelbergCement se toparon con la boca de una de ellas. Se cree que hasta entonces ningún ser humano la había pisado y un estudio científico reciente destaca su relevancia internacional por los elementos geológicos “tan inusuales” que contiene, sobre todo un conjunto de estegamitas, formaciones solo descritas anteriormente en otras tres cavidades en todo el mundo. El problema es que los intereses comerciales chocan con los de la ciencia y complican el papel de la Administración. Entre medias, la Asociación Española de Espeleología y Barrancos (Asedeb) ha denunciado ante la Fiscalía de Medio Ambiente una posible voladura que la haría desaparecer.
La paradoja de esta nueva cueva, que se extiende a lo largo de más de un kilómetro bajo tierra, es que la explotación de la cantera que permitió su descubrimiento puede también acabar con ella. No hay fecha, ni permisos, según la Junta de Andalucía, para instalar la dinamita, pero los espeleólogos creen que existe un acuerdo entre la Administración y la compañía para dar pronto ese paso, que acabaría en segundos con lo que la naturaleza ha esculpido durante millones de años. Es lo que han denunciado ante la Fiscalía en un escrito en el que apuntan la existencia de varios posibles delitos, entre ellos daños contra el patrimonio natural e histórico y prevaricación. La Administración autonómica señala que está estudiando la riqueza de la gruta y que “aún no hay conclusiones definitivas” sobre ella.
La empresa asegura que no tiene intención de hacer voladuras, de momento, y que colabora con la Junta de Andalucía “hasta que se adopte una decisión definitiva”. Es decir, conservarla o destruirla. “La cueva es como un libro abierto de geología. Málaga no puede pasar a la historia de la ciencia como la ciudad que ha acabado con algo único en el mundo”, subraya José Enrique Sánchez, presidente de Asedeb. Unas 4.000 personas han apoyado la conservación de la cavidad en Change.org.
La cueva no podría abrirse al turismo en el futuro debido a la complejidad de sus galerías y, sobre todo, porque la presencia humana traería consecuencias irreversibles a su interior. Solo podrá ser lugar de estudio para la ciencia, salvo si desaparece, como temen los espeleólogos. Los especialistas creen que, si la cavidad se hubiese encontrado en cualquier otro lugar, la Junta de Andalucía la habría conservado, algo que también ocurriría si hubiera restos humanos o arte prehistórico, algo ya casi descartado. El problema es que la cantera es una concesión administrativa a la cementera HeidelbergCement y, por ejemplo, si el Gobierno andaluz prohibiera el uso de ese terreno, debería compensar a la compañía económicamente. Sin cálculos oficiales, se estima que podrían ser varias decenas de millones de euros.
Cristales a la venta
La primera vez que se supo de la gruta fue en el verano de 2021, cuando varios especialistas vieron en internet anuncios de la venta de cristales de roca procedentes de La Araña. En la zona hay varias galerías conocidas, pero las piezas eran tan singulares que intuyeron que se había descubierto una nueva. Acertaron. Esa primavera, mientras las máquinas de la cementera horadaban la caliza, habían encontrado una abertura. Los trabajos se paralizaron y técnicos de la Junta de Andalucía analizaron el hallazgo. Mientras, Juan José Durán, investigador del Instituto Geológico y Minero de España, que veranea en Málaga, se ofreció para estudiar el interior. Con paciencia, consiguió el permiso, aunque no financiación: le daban tres meses para investigar y muchas facilidades para ello. Entró el primer día que le dejaron.
“Fue como abrir una puerta y encontrarte de repente la catedral de Burgos. A simple vista, sabía que había algo excepcional, pero tenía que estudiarlo y hacer inventario”, explica Durán, que ha visitado centenares de cuevas en los cinco continentes y que jamás había visto nada igual. El experto cree que, salvo los vándalos que robaron algunos cristales, ningún ser humano había pasado por allí jamás, por lo que es una oportunidad única a la que se incorporaron otros especialistas. Entre ellos está Iñaki Vadillo, profesor del área de Geodinámica Externa de la Universidad de Málaga, y un grupo de espeleólogos de la Sociedad Excursionista de Málaga.
Del 10 de abril al 10 de julio de este año visitaron la cueva en varias ocasiones, en las que obtuvieron “resultados inesperados y espectaculares”, según refleja el informe posterior. La galería se extiende por 1.303 metros y desciende de los seis metros sobre el mar a los menos 26. Es un territorio que han cartografiado en dos y tres dimensiones sin que se haya encontrado otra salida, aunque la existencia de cobertura móvil en algunos rincones implica cercanía a la superficie. Las morfologías creadas por la acción del agua y la disolución de la piedra caliza son múltiples. “Hay salas de cierta magnitud y numerosos espeleotemas”, insiste Vadillo. Los hay de todas las formas y tamaños: discos, escudos e incluso los llamados pool fingers, rarezas que surgen bajo pequeñas lagunas.
Lo más llamativo son las estegamitas, formaciones que surgen del suelo y que tienen forma redondeada con múltiples puntas, como un estegosaurio, dinosaurio del que toman su denominación. Hasta ahora solo se han encontrado en tres cuevas en Puerto Rico, Australia y Eslovaquia, pero en ninguna de ellas hay más de un centenar “en perfecto estado de conservación” como las de Málaga, según el informe, que las califica de “hito geológico de relevancia mundial” porque algunas se elevan metro y medio del suelo y muchas siguen en crecimiento, vivas.
También se han hallado pequeños restos de pequeños mamíferos, colonias de murciélagos y algunos huesos fósiles de gran tamaño, además de incisiones en las rocas que, creen, podrían ser zarpazos de oso pardo o grabados antrópicos. Los investigadores siguen recopilando datos tras recoger muestras de roca, agua y sedimentos y medir temperatura y dióxido de carbono. “Queda mucho trabajo”, subraya Durán, que el próximo lunes expondrá sus conclusiones en el Rectorado de la Universidad de Málaga. Él puede ser uno de los primeros y últimos seres humanos en visitar la que, de momento, han bautizado como cueva de las Estegamitas. Tanto los investigadores como los espeleólogos aseguran que la conservación y la explotación de la cantera son opciones compatibles, pero trabajan a contrarreloj para obtener la mayor información “por si acaso”.