Ricardo Amils: “Si bajo la superficie de la Tierra hay vida, ¿por qué no la va a haber en Marte?”
El microbiólogo lleva 35 años trabajando en el río Tinto para entender qué pasa en las aguas rojas y bajo ellas
Lo de Ricardo Amils (Barcelona, 74 años) con el río Tinto puede definirse casi como una obsesión. Desde que emprendió su investigación sobre este torrente, no ha podido dejarlo de lado y lo ha lanzado al estrellato científico como un cazatalentos con un artista emergente. A caballo entre el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) y la ...
Lo de Ricardo Amils (Barcelona, 74 años) con el río Tinto puede definirse casi como una obsesión. Desde que emprendió su investigación sobre este torrente, no ha podido dejarlo de lado y lo ha lanzado al estrellato científico como un cazatalentos con un artista emergente. A caballo entre el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), sus dos casas científicas, el microbiólogo lleva 35 años buscando entender qué pasa en estas aguas rojas y bajo ellas.
Porque el río Tinto parece que está sucio, manchado del óxido de hierro que le otorga su color rojo. Pero esa es su naturaleza. Los microorganismos que sobreviven a cientos de metros de profundidad entre los minerales de la Faja Pirítica Ibérica tienen la culpa. Esa es la teoría del biorreactor formulada por Amils y su equipo, que desbancó a la contaminación minera como causante de la identidad tinta del río.
Amils hace años que se ha jubilado, pero continúa como profesor emérito en la UAM. También sigue velando por su río. El vertedero de residuos tóxicos, que desde hace más de dos décadas se impone en la cabecera del río Tinto, es también su cruzada. La Junta de Andalucía planea ahora su ampliación para incorporar desechos de toda Europa, un negocio que amenaza el ecosistema y la salud de la zona.
Pregunta. ¿Es usted quien más sabe sobre Minas de Riotinto?
Respuesta. Yo llevo 35 años trabajando, pero no soy el que sabe más. Soy un obseso de Riotinto, sobre todo, por el jamón [ríe].
P. Seguro que acumula anécdotas a lo largo de estos años.
R. Me acuerdo de que, cuando empezamos a trabajar en el Tinto, en la época de la Universidad Autónoma de Madrid, nos metíamos en el río y acabábamos de barro hechos unos zorros. Uno de esos días fuimos luego a la Fundación Riotinto y pedimos hablar con el director para decirle que aquello era un lugar increíble y que había que protegerlo. Durante estos años ha habido muy buena interacción con él, pero me dijo que ese día estuvo a punto de llamar a la policía porque pensaba que había ahí unos locos contándole una milonga.
P. ¿Qué queda por responder de la vida en el subsuelo de Riotinto?
R. Queremos entender mejor cómo funciona el sistema y eso no va a ser trivial. Es un ecosistema completamente distinto al que conocemos nosotros. Estos microorganismos viven dentro de los poros de las piedras. ¡Es que te lo tienes que imaginar! Y tienen tiempos de duplicación que no conocemos. Probablemente cientos o miles de años. ¿Cómo estudias eso? Vas a necesitar varias generaciones de graduados para investigar el proceso. El reto es poderlo estudiar in situ y eso, hoy por hoy, es imposible. Todo lo que estamos haciendo es en el laboratorio.
P. ¿Cómo se estudia algo a 600 metros de profundidad?
R. Para eso están los jóvenes, para que piensen cómo. Ahora mismo no le puedo decir cómo se puede hacer. Pero si queremos entender el biorreactor, tiene que ser entendiendo cómo viven ahí los microorganismos. Se puede trabajar con un bloque de piedra extraída del subsuelo, pero ya lo has sacado del contexto.
P. Antes de su teoría del biorreactor se decía que la minería era la causante de que el río fuera como es. ¿Qué papel tiene entonces la minería en el origen de Riotinto?
R. Que hay vida en el subsuelo de la Faja Pirítica Ibérica y que puede oxidar sulfuros metálicos ya está demostrado. Pero conseguir dar el salto a afirmar que eso es el origen del río Tinto… Hay gente que recela y dice: “¿Y la minería?”. La minería está ahí. Tú no puedes hacer el experimento excluyendo la minería porque además es el mismo tipo de vida, el que puede sobrevivir con minería o sin ella. Lo que hace la minería es exponer lo que hay en el subsuelo. El problema es que no puedes distinguir el hierro producido en el biorreactor subterráneo del que se produce cuando has hecho el agujero y has expuesto al oxígeno el mineral. Hemos pensado en utilizar isótopos de hierro para intentar responder a esas preguntas.
El reto en Riotinto es estudiar ‘in situ’ la vida del subsuelo y eso, hoy por hoy, es imposible
P. ¿Por qué isótopos?
R. Porque el fraccionamiento isotópico del hierro biológico, del que ha pasado por un ciclo biológico anaeróbico, se supone que tiene que ser distinto del que ha pasado por un ciclo aerobio. Pero eso habrá que demostrar que es cierto.
P. El subsuelo de Riotinto parece que le ha convencido de que se va a encontrar vida en Marte...
R. Lo que estamos aprendiendo en la Tierra permite pensar que hay vida en Marte. La vida en la superficie de Marte es imposible. Primero, porque hemos visto que no la hay y, segundo, porque las condiciones no lo permiten. Pero a 50 metros de profundidad, a 1.000 metros de profundidad… en la Tierra hay vida, ¿por qué no la va a haber en Marte? Es algo que hay que demostrar. Estamos en ello. Ten en cuenta que el primer artículo científico describiendo vida en el subsuelo profundo va a cumplir 17 años. Es reciente. Darwin la predijo, pero hemos tardado muchos años en demostrar que es verdad. Yo creo que el encontrar vida en el planeta Tierra y además mucha, no singularidades, hace que la posibilidad de vida en el universo se expanda.
Si traes deshechos de otras partes... eso implica que la zona sufra contaminación ajena
P. ¿Qué puede decir del vertedero de la cuenca minera?
R. Eso es una guerra particular.
P. ¿Qué pasa con esa guerra?
R. El Partido Socialista, a finales de los noventa, quería utilizar Riotinto como vertedero de vertidos peligrosos. La idea original era meter el vertedero en la Corta Atalaya, un agujero producto de la minería a cielo abierto. Eso lo descartaron, pero obtuvieron permiso para hacer un vertedero en Nerva, cerca del nacimiento del río. Aquello fue una guerra civil. La mitad de la población estaba en contra y la otra a favor. De eso hace 25 años. Ahora, la Junta de Andalucía quiere ampliar su campo de acción y enterrar más residuos procedentes de toda Europa. La justificación en su momento fue que Huelva es industrial y necesitaba un vertedero de residuos peligrosos. Pero claro, si traes desechos de otras partes... eso implica que la zona sufra contaminación ajena.
P. Ahora están en litigios para ver si paralizan la ampliación...
R. Exactamente, pero ya llevamos tiempo. Por suerte la gente de la zona está sensibilizada. La ampliación se presentó cuando empezó la pandemia. Ahora ya han pasado más de dos años y la Junta, que es la que tiene que decidir si se concede la ampliación o no, no ha dicho nada. Se escabulle. Pero la guerra va a continuar porque es una indecencia. Parte importante de los lixiviados que excreta el vertedero van al río Tinto. Es peligroso, sobre todo, porque esa contaminación, que ahora mismo no conocemos bien, pero que vamos a empezar a analizarla, llega a Huelva y al océano. Precisamente en la zona de Huelva está uno de los mayores criaderos de peces del Atlántico.
P. ¿Están llevando a cabo alguna acción como equipo científico?
R. Ahora estamos tomando muestras de la contaminación para poder evaluar la causa. No sabemos lo que va a salir. Pero, si hay sustancias peligrosas —lo más peligroso son los metales pesados—, eso va a ser soluble y no solo va a ser peligroso para el río, sino que llegará al océano. Si hay algo que produzca cáncer, por ejemplo, será un problema silencioso porque el sistema lo va a transportar lejos.
P. ¿Qué otros beneficios supondría cerrar el vertedero?
R. Hay muchos intereses. Por ejemplo, la Fundación Riotinto y muchos otros, incluso políticos de la Junta de Andalucía, estaban de acuerdo en que hiciéramos una petición de Riotinto como patrimonio de la humanidad. El primer problema que íbamos a tener era que había un vertedero en la cabecera del río tirando desechos a este. Si además le das un permiso de ampliación, estás fastidiando más la propuesta. Y si se consiguiera que fuera patrimonio de la humanidad, que es difícil, sería muy bueno para la zona que está muy deprimida económicamente.
Esta entrevista se ha realizado como parte de la actividad formativa de las ayudas CSIC–Fundación BBVA de Comunicación Científica 2021.
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