“Espero llevar un astronauta europeo a la Luna esta década. Y espero que sea mujer”
El nuevo director general de la Agencia Espacial Europea, Josef Aschbacher, quiere convencer a los políticos de incrementar la inversión en el espacio porque “si no eres una potencia espacial, no puedes ser una potencia mundial”
Si hace un mes hubiéramos preguntado a los habitantes de La Palma qué es Copernicus, probablemente habrían hablado de un gran astrónomo renacentista. Sin embargo, ahora, en plena erupción del volcán de Cabeza de Vaca, muchos de ellos ya saben que esta constelación de satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha sido vital para ofrecer...
Si hace un mes hubiéramos preguntado a los habitantes de La Palma qué es Copernicus, probablemente habrían hablado de un gran astrónomo renacentista. Sin embargo, ahora, en plena erupción del volcán de Cabeza de Vaca, muchos de ellos ya saben que esta constelación de satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha sido vital para ofrecer información en tiempo real del avance de la colada, preparar evacuaciones, conocer cómo se está comportando el volcán y, en fin, tomar decisiones informadas sobre el terreno.
Josef Aschbacher (Ellmau, Austria, 59 años) es el director general de la ESA desde diciembre de 2020 y, por tanto, dirige un monstruo con 22 Estados miembros, 2.200 empleados y decenas de proyectos millonarios en la Tierra y la Luna, Marte, Mercurio y el Sol. Pero se muestra especialmente orgulloso de Copernicus, del que fue responsable directo. “Es el mejor programa de observación de la Tierra del mundo”, dice. “Europa puede estar muy orgullosa de él”.
Aschbacher está de visita en Madrid para hablar con la ministra de Ciencia, Diana Morant, y asegurarse de que “desde una perspectiva política” la ESA satisface las necesidades de España. Cuando aún era ministro Pedro Duque, España anunció la creación de su propia agencia espacial, algo que Aschbacher valora con cautela: “Esta es una decisión de España, es algo interno. He tomado nota, digámoslo así”.
En esta entrevista con EL PAÍS, Aschbacher habla de forma directa y sin tapujos de los grandes desafíos de la agencia, comenzando por convencer a los políticos europeos de algo que los estadounidenses y los chinos tienen cada vez más claro: el valor estratégico del espacio.
Pregunta. ¿Cómo está ayudando Copernicus a gestionar la crisis del volcán de La Palma?
Respuesta. Copernicus es una constelación de satélites de observación con distintos instrumentos que hemos construido durante los últimos 20 años. Y nuestra mayor preocupación ha sido que estuviera diseñado en función de las necesidades de las personas. Hemos realizado consultas, muy largas y muy intensas, con la comunidad de usuarios de toda Europa para asegurarnos de que nuestros satélites responden a lo que la gente necesita. Y la gente nos dijo que necesitamos información para tomar decisiones en agricultura, para el control y gestión de desastres, la observación de los océanos y la pesca, y también para el clima y la descarbonización del planeta.
Lo que está ocurriendo en La Palma es exactamente para lo que Copernicus fue diseñado: proporcionar imágenes en caso de desastres para informar a los ciudadanos de cuál es la situación, pero también para ayudarles. Los servicios de emergencia y las agencias de protección civil pueden saber qué áreas ya no son accesibles, o qué carreteras y puentes están abiertos, y encontrar así formas de ayudar a las personas en el terreno. Lo que es realmente fundamental, lo más hermoso de Copernicus, es que, a pesar de la cuantiosa inversión que supone, los datos que proporcionamos son gratuitos para todos los ciudadanos. Es algo que Europa ofrece como servicio a su gente.
Lo que está ocurriendo en La Palma es exactamente para lo que Copernicus fue diseñado
P. ¿Y puede una constelación de satélites como Copernicus ayudarnos no ya solo a gestionar crisis como esta, sino a prevenirlas?
R. Evidentemente, si hay un volcán en erupción o un terremoto, el satélite no puede detenerlo. Pero, en algunos casos, sí podemos predecir la crisis que se avecina, especialmente si hemos realizado trabajos iniciales. Podemos saber con algunas horas de anticipación cuándo se avecina un terremoto, por ejemplo. También en las inundaciones, los incendios o las tormentas; podemos identificar las zonas de alto riesgo, predecir cuándo vendrán y cuál será su camino. Y, obviamente, eso significa mejorar las advertencias a los ciudadanos y salvar vidas y dinero para minimizar los daños.
P. ¿Y la seguridad? ¿Hay algún país de Europa que esté usando estos satélites para defensa o control de las fronteras?
R. Los hay. Pero si comparo Europa con Estados Unidos, China, Rusia, India o cualquier otro país, en Europa no estamos usando el espacio en la medida en que podríamos hacerlo en este campo. Algunos países lo hacen, España por ejemplo, pero en Estados Unidos, aproximadamente la mitad del presupuesto espacial se asigna a seguridad o defensa. En Rusia y China, la cifra es muy similar. En Europa, es una fracción muy pequeña.
P. ¿Por qué?
R. Es una cuestión puramente política porque Europa tiene una política de seguridad muy pequeña. No se ha destinado mucho dinero para reforzarla e implementarla y este es el resultado. Esto está sucediendo en tierra, y lo mismo en el espacio.
P. ¿Y tiene algún plan para convencer a los políticos de que eso debe cambiar?
R. Lo bueno es que Europa tiene la capacidad para fortalecer mucho más su seguridad. Tenemos los satélites, la tecnología, podemos hacerlo. La pregunta es: ¿Los políticos quieren que lo hagamos? Y esto es una cuestión para ellos. Yo soy un hombre del espacio, aquí construimos los activos que se requieren, pero esto es, ante todo, una discusión política. Sí es cierto que me gustaría impulsarlo y me gustaría que sucediera porque creo que Europa está infrautilizando la capacidad que tiene en el espacio. Podríamos hacer mucho más, a un precio no muy elevado. Y podríamos hacer mucho más si los políticos nos dieran luz verde para hacerlo.
Europa está infrautilizando la capacidad que tiene en el espacio. Podríamos hacer mucho más, a un precio no muy elevado
P. De hecho, en el documento de la ESA Agenda 2025, donde la agencia marca sus objetivos para ese año, dice precisamente que uno de ellos es reforzar “las relaciones entre la ESA y la Unión Europea”. ¿Por qué es necesario?
R. Sí, es una prioridad. De hecho, es la primera de la lista. Algunas personas dicen que no debería serlo, porque hay más cuestiones técnicas que considerar. Pero desde un punto de vista político, para mí, esta es una prioridad absoluta. En el pasado, y creo que no es un secreto, la relación y la colaboración entre la Unión Europea y la ESA no siempre ha sido óptima. Cuando estaba trabajando en Copernicus, intenté que siempre funcionara esa colaboración, lo hemos logrado y creo que es un buen ejemplo. La Comisión Europea y la Unión Europea tienen fuerza, algo que la ESA nunca ha tenido. Son un cuerpo político. Definen prioridades para Europa desde un aspecto político, económico y social. Este es el trabajo de la Unión Europea con la Comisión Europea. Y eso es excelente, pero ese no es el trabajo de la ESA. Somos una agencia técnica. Construimos naves espaciales, cohetes y hardware espacial. Por tanto, tomo estas prioridades de la Comisión Europea como un punto de partida, y luego construimos nuestra infraestructura espacial basándonos en estas prioridades expresadas por la Comisión Europea. También hay otras cuestiones en las que debemos trabajar juntos, y una muy relevante es la descarbonización de Europa. Todos los países de la UE tienen el objetivo de ser neutrales en carbono a mediados de siglo. ¿Cómo podemos hacerlo? Por supuesto, es necesario convertir los automóviles diésel en eléctricos y las centrales de carbón en otras que produzcan energía más sostenible, pero el espacio puede hacer mucho también. Y además de observar la situación, podemos crear lo que llamo un gemelo digital de nuestro planeta.
P. ¿Un gemelo digital?
R. Sí, se trata de simular la Tierra en un gran ordenador. Sé que suena a ciencia ficción, y lo es porque aún no existe y no es fácil de hacer. La idea es darles a los políticos y a los ciudadanos la capacidad de simular nuestro planeta y supuestos escenarios, saber “qué pasaría si”. Supongamos que la neutralidad de carbono para 2050 es nuestro objetivo. ¿Qué necesita hacer España para lograrlo? Se puede analizar la agricultura, el tráfico, la energía. Es una forma inteligente de saber si es mejor optimizar el tráfico de una manera, o convertir un cultivo agrícola en otro, sin impactar en la vida de las personas. Nosotros lo llamamos “acelerador”. Al construir este acelerador, vimos que si optimizas las rutas de tráfico de automóviles, barcos y camiones ya puedes ahorrar entre un 10% y un 15% de carbono en Europa. Con la misma cantidad de elementos, pero optimizándolos. Eso es tremendo. Y lo logramos simplemente haciendo lo mismo, pero de una manera más inteligente. Es un gran proyecto.
En el pasado, y creo que no es un secreto, la relación y la colaboración entre la Unión Europea y la ESA no siempre ha sido óptima
P. ¿Cuándo estará operativo?
R. Ahora estamos empezando a trabajar en ello. Antes de fin de año, espero firmar un acuerdo con la Comisión Europea y en la primera fase obtendremos unos 150 millones de euros. Además, los Estados miembros contribuirán y complementarán estas inversiones de la Comisión; se podrán ir haciendo simulaciones en los primeros años, pero es un proyecto a largo plazo, de más de diez años. Necesitamos algunos satélites más para mejorar la observación, pero es el siguiente paso de Copernicus y es un proyecto muy ambicioso, muy emocionante. Y por cierto, el mismo concepto también se aplicará a desastres y crisis.
P. Usted es el director de la Agencia Espacial Europea, pero llevamos 20 minutos hablando de la Tierra [risas]...
R. Bueno, la Tierra también está en el espacio... Pero es cierto que en Europa, clásicamente, nos centramos mucho en el planeta y su sostenibilidad. En EE UU, la Luna y Marte son los objetivos más importantes. También Europa está trabajando en ello, pero no tanto como Estados Unidos. Y ahí sí, tenemos que aumentar nuestra ambición. Le voy a dar un número para ponerlo en contexto. En Europa gastamos el 8% del dinero que invierte EE UU en exploración espacial. Un 8% no es mucho dinero porque la economía es más o menos la misma. Entonces la pregunta es: ¿Qué quiere hacer Europa? ¿Quiere ser un socio muy pequeño de la NASA? ¿O quiere ser un socio más ambicioso? No estoy diciendo que multipliquemos por 10 las inversiones, esto es imposible. Pero ciertamente necesitamos aumentarlas gradualmente para no ser demasiado pequeños. Porque EE UU las aumenta, China también, y si Europa no lo hace, nos caeremos de la parrilla de salida y nos quedaremos atrás. Como director general de la ESA, esto es algo que me tomo muy en serio. Hay mucho crecimiento económico relacionado. Empleos, trabajos de alta tecnología, desarrollo tecnológico, oportunidades de exportación. El 4% de la población activa de Europa trabaja en temas relacionados con el espacio y eso está produciendo un rendimiento económico de, dependiendo del sector, hasta un 30%. Y esto es asombroso. Europa tiene mucho talento y mucha excelencia, pero no siempre lo estamos convirtiendo o usando en toda su medida. Y por eso creo firmemente que Europa necesita invertir más en el espacio, estar a la vanguardia, ser una potencia espacial. Porque si no eres una potencia espacial, no puedes ser una potencia mundial. Europa tiene que acelerar y alcanzar a los demás.
P. ¿Y está la ESA también está interesada en la exploración privada del espacio? La NASA colabora intensamente con empresas como SpaceX y el negocio está creciendo mucho…
R. Este es el gran cambio que ha ocurrido en los últimos 10 años: la NASA ha trabajado de manera muy diferente con el sector comercial. Y lo que han hecho es bastante inteligente, tengo que decirlo. La NASA está haciendo ambas cosas; todavía están desarrollando cohetes, digamos, de la manera clásica. Pero en paralelo, también han ayudado a desarrollar otros cohetes y luego compran lanzamientos. Y de esta manera se creó SpaceX. Y no hay que olvidar una cosa: la gente piensa que SpaceX es una empresa comercial. Y sí, lo es, pero EE UU le ha dado 12.000 millones de dólares para desarrollar y luego comprar los lanzamientos. Y esta es una gran inversión. No tenemos tanto dinero en Europa, pero ojalá hubiéramos hecho algo similar. Desarrollaré un sector comercial muy fuerte en Europa, aunque, por supuesto, nuestra dimensión es más pequeña, tengo que ser realista. En cualquier caso, el principio es el mismo: también quiero actuar más como cliente y dejar que la industria venga con las soluciones. Y esto será un gran cambio. Es exactamente lo que necesitamos, también en Europa.
¿Qué quiere hacer Europa? ¿Quiere ser un socio muy pequeño de la NASA? ¿O quiere ser un socio más ambicioso?
P. En su agenda para 2025, también habla de hacer una organización más diversa. ¿Significa que Europa va a poner una mujer en la luna, como ya anunció la NASA?
R. Ese es mi sueño o mi deseo. La diversidad es una gran prioridad; el medio ambiente y la diversidad son las grandes apuestas de cómo quiero transformar la ESA. En lo que respecta al género, quiero aumentar drásticamente el reclutamiento de mujeres en el futuro, incluso más allá de lo que normalmente es el estándar en STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas]. Por supuesto, la calidad es siempre el criterio número uno, pero si tienes personas de cualificación similar, preferiría que contrataran a una mujer, porque realmente necesitamos diversidad.
P. ¿Y cuándo tendremos un astronauta europeo pisando la Luna?
R. Esa es una muy buena pregunta. No solo depende de nosotros, depende también de la NASA porque lo haremos con ellos. Pero espero llevar a un primer astronauta europeo a la Luna antes del final de esta década. Y también espero que ese astronauta sea mujer.
P. La ESA decidió el año pasado retrasar su misión ExoMars para buscar vida en Marte hasta 2022. ¿Es esta la fecha definitiva?
R. Septiembre de 2022 es el objetivo, sí, y por cierto, lo haremos con los rusos. Es muy interesante saber esto: hace muchos años necesitábamos algo de tecnología, que no obtuvimos de Estados Unidos. Y no tuvimos otra elección que irnos con Rusia. Por eso, este proyecto ExoMars se implementa junto con Roscosmos. Será el rover más grande que jamás haya existido en Marte, y será muy complejo, con muchos instrumentos. Uno de ellos perforará la superficie de Marte 1,7 metros. Nadie ha perforado tan profundo. Imagine: taladrará, tomará una muestra de la superficie, la pondrá en un laboratorio en Marte y analizará lo que hay allí. Será muy emocionante.
P. ¿Se han resuelto todos los problemas de ExoMars?
R. No del todo. Todavía estamos trabajando en algunos, para ser sincero con usted. Tenemos que sentarnos, aún tenemos problemas por resolver. Pero ambos [Roscosmos y ESA] estamos comprometidos a solucionarlos. Hay mucha presión sobre los ingenieros y los diversos equipos en Rusia y en Europa para asegurarnos de que no nos perdamos esta oportunidad, porque si perdemos este lanzamiento, el próximo es dos años después. Tengo el compromiso de lanzarlo en septiembre del próximo año.
P. También trabajan con la NASA en un proyecto apasionante: traer muestras de Marte a la Tierra.
R. ¿Se imagina? Ahora mismo hay un rover, Perseverance, que está tomando muestras. Las deja en el suelo. Alguien los recoge, las pone en órbita, las deja allí, solas, y luego otro satélite vuela, las recoge, las trae a la Tierra y luego las deja caer a través de la atmósfera al suelo. Es increíble. Es muy emocionante desde el punto de vista tecnológico.
El 4% de la población activa de Europa trabaja en temas relacionados con el espacio y eso está produciendo un rendimiento económico de, dependiendo del sector, hasta un 30%. Y esto es asombroso
P. Otro importantísimo proyecto en marcha es el telescopio James Webb, que ha sufrido multitud de retrasos…
R. La fecha de lanzamiento, a día de hoy, es el 18 de diciembre. Y estoy muy seguro de que lo lograremos. Pero hay que ser muy cuidadosos, porque se trata de una gran misión: 10.000 millones de dólares, un proyecto de 20 años, el telescopio más grande que jamás ha volado para observar el universo, y una instrumentación muy compleja. Me enorgullece que la NASA confía en la ESA para lanzarlo en un cohete Ariane 5, pero esta es una carga muy preciosa y tenemos que asegurarnos de sea un éxito. Cada misión tiene que serlo, pero, claro, si tiene esta dimensión eres muy, muy, muy, muy cuidadoso y te aseguras de que todo salga bien.
P. ¿Qué podemos esperar ver?
R. Podemos mirar 200 millones de años atrás. Y esto es asombroso. ¿Se imagina mirar hacia atrás y ver casi el punto de partida de cómo se creó el universo? Dará respuesta a una de las preguntas fundamentales: ¿De dónde venimos? Exploraremos el universo y comprenderemos mejor lo que significa estar en este planeta dentro de él.
P. Imagine que hablamos en cuatro años, cuando termine su actual mandato al frente de la ESA. ¿Cuál le gustaría que fuera su principal logro en este periodo?
R. Que Europa que haya dado un paso adelante en el espacio.
P. ¿Y eso significa…?
R. Significa que el espacio se utilice mucho más en la sociedad. El espacio hoy está infrautilizado; necesitamos aumentar nuestra inversión para ser un socio aún más fuerte.
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