Una ley contra la contaminación lumínica con muchas luces
El nuevo borrador de decreto ley que quiere reducir el gasto energético no da ninguna garantía, según el autor, “de que realmente vaya a hacer lo que persigue”
La contaminación lumínica es reconocida por la ONU como un subtipo de contaminación del aire. Sin embargo, actualmente aún hay poco o ningún control real sobre la misma (a excepción de La Palma, norte de Tenerife y Cataluña). En estos momentos está en exposición pública un nuevo borrador de decreto ley cuyo objetivo se supone que es reducir el gasto energético y la contaminación lumíni...
La contaminación lumínica es reconocida por la ONU como un subtipo de contaminación del aire. Sin embargo, actualmente aún hay poco o ningún control real sobre la misma (a excepción de La Palma, norte de Tenerife y Cataluña). En estos momentos está en exposición pública un nuevo borrador de decreto ley cuyo objetivo se supone que es reducir el gasto energético y la contaminación lumínica. El principal problema es que no da ninguna garantía de que realmente se vaya a hacer lo que persigue.
Uno de los grandes problemas de la iluminación LED, que se regula por primera vez en España, es que su fabricación supone un impacto ambiental muy superior a los de las lámparas tradicionales de sodio de alta presión, por lo que la transición a LED puede acabar en desastre. Porque si bien los LED tienen muchas ventajas potenciales, que algo se pueda hacer bien no significa que efectivamente se haga bien y en España sabemos mucho de eso. Aquí tuvimos el fraude de los LED de Rus en Valencia como un caso extremo, pero gran parte de los pioneros de las instalaciones LED en España han pagado las consecuencias.
Además, los LED vienen de la mano de otras dos píldoras envenenadas. Los LED de mayor eficiencia son los más azulados, que por otra parte son los de mayor impacto ambiental, más baratos y que producen mayor deslumbramiento. La diferencia de precio con los LED más sostenibles puede ser solo de un 10%, pero sin un sistema que ponga corto a esto, lo único que se tiene en cuenta en los concursos públicos es el precio de la instalación y algunos requisitos establecidos por el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), a medida de la industria, no para reducir la contaminación lumínica.
El decreto actual no reducirá la contaminación lumínica. Es la opinión unánime de la Red Española de Estudios de Contaminación Lumínica. Tampoco pensamos que vaya a ser un modo eficiente de reducir las emisiones de CO2 porque no pone garantías de ello, debido al efecto rebote y que la fabricación de los LED emite mucho. Entonces, ¿a quién beneficia esto? Dejo al lector sacar sus propias conclusiones.
El problema está en que es un tema demasiado nuevo. Hasta ahora ni siquiera teníamos una idea clara de cómo está creciendo la contaminación lumínica mundial. Sabemos que desde 1992 a 2017 ha aumentado como mínimo un 49% en todo el mundo. En España, ese crecimiento ha sido de al menos un 57% entre 1992 a 2012. A partir de 2012, la cosa se complica. Para hacer este cálculo hemos usado los datos de dos satélites estadounidenses y ambos son ciegos a la luz azul, eso hace que no veamos bien los LED que ponemos mayoritariamente en España, por lo que la contaminación lumínica azul en España podría haber bajado hasta “solo” un 15% más que en 1992 o haber aumentado hasta un 300%.
Uno de los grandes problemas de la iluminación LED, que se regula por primera vez en España, es que su fabricación supone un impacto ambiental muy superior a los de las lámparas tradicionales de sodio de alta presión
Pero hay esperanza: hay lugares que estamos protegiendo de manera efectiva. La Palma es uno de esos lugares. O la ciudad de Madrid, en solo un año, bajó la potencia de su alumbrado público a la mitad sin que nadie se diera cuenta. Esto no surgió de la nada; en La Palma el Instituto de Astrofísica de Canarias lleva casi 25 años controlando todas las instalaciones y en Madrid han tardaron en usar 15 años una estrategia que fue propuesta por la Agrupación Astronómica de Madrid y más tarde el Grupo para la protección del Cielo.
Almería y Granada, por su parte, son dos de las provincias en las que tenemos observatorios de primera categoría y siguen sin estar protegidos de manera efectiva, mientras la contaminación lumínica sigue subiendo en sendas provincias.
Los investigadores españoles se basan en textos apoyados por el Departamento de Energía de Estados Unidos, la DGT, el Comité Internacional de Iluminación, leyes aprobadas en Francia, las recomendaciones de la Asociación de Ingenieros de Iluminación de Estados Unidos, el Joint Research Center de la Comisión Europea, la Unión Internacional Para la Conservación de la Naturaleza.
La semana que viene se producirá una reunión del la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre para tratar de contaminación lumínica. La conferencia iba a realizarse en La Palma, pero debido a la erupción del volcán de Cumbre Vieja, será solamente on-line. Según la organización del congreso, no participará en la conferencia nadie del Ministerio de Industria, ni de Transición ecológica. Según fuentes del Instituto de Astrofísica de Canarias, el nuevo decreto podría tener varias consecuencias negativas para la isla, cuando La Palma vive del turismo y el cultivo de plátanos. La isla había hecho del astroturismo una de sus señas de identidad. Un volcán y un decreto el mismo mes dañando a la isla.
Se dice en varias partes del decreto que se aplicaran excepciones por seguridad y que aumentará la seguridad. La evidencia científica no va en esa dirección.
Evidentemente, ahorrar es fácil. Hacer nuestras calles seguras y bonitas (siempre teniendo en cuenta que estamos contaminando) no lo es. Para hacerlo se necesita no solo buenos productos comerciales, sino además un buen diseño de iluminación y mucho más. Las activistas pro-seguridad de la mujer de Reino Unido denunciaban recientemente que desde los años 80 se sabía como diseñar una ciudad para que fuera segura para las mujeres, pero que sistemáticamente eran ignoradas. Mientras. los ayuntamientos se lavaban la cara iluminando más y más, cuando eso no era efectivo.
En definitiva, en la nueva ley vamos actualmente de la mano de la industria. Tenemos la oportunidad única de encauzar el camino para que sea positivo para todos, incluida la industria, pero eso solo será posible si vamos también de la mano de la ciencia y los datos.
Alejandro Sánchez de Miguel es investigador de la Universidad de Exeter.
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