Una nave europea toma la imagen más cercana del Sol
La sonda 'Solar Orbiter' se acerca al astro para estudiar su composición y obtener el primer mapa completo de su campo magnético
Una sonda espacial europea ha tomado las imágenes más cercanas del Sol que se han conseguido nunca. En ellas se ve el disco solar repleto de diminutas celdillas que en realidad son millones de burbujas de hidrógeno a 6.000 grados, cada una mayor que toda la península ibérica. Las imágenes retratan a la perfección la insignificancia de la Tierra comparada con su estrella, que es unas 300.000 veces más masiva y acumula el 99% de toda la materia del Sistema Solar. Todos los planetas, incluidos los giga...
Una sonda espacial europea ha tomado las imágenes más cercanas del Sol que se han conseguido nunca. En ellas se ve el disco solar repleto de diminutas celdillas que en realidad son millones de burbujas de hidrógeno a 6.000 grados, cada una mayor que toda la península ibérica. Las imágenes retratan a la perfección la insignificancia de la Tierra comparada con su estrella, que es unas 300.000 veces más masiva y acumula el 99% de toda la materia del Sistema Solar. Todos los planetas, incluidos los gigantescos Júpiter y Saturno y también los pequeños y rocosos como Marte y la Tierra, menos del 1% restante.
La sonda Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha tomado estas imágenes a una distancia de 77 millones de kilómetros, a mitad de camino entre la Tierra y la estrella. El objetivo principal de la misión es entender mejor cómo funciona el Sol y qué gobierna sus ciclos de actividad. Entenderlo es fundamental para los terrícolas, pues nuestro planeta vive dentro de la burbuja protectora del Sol y esto en ocasiones supone estar expuestos a las violentas tormentas de radiación que envía el astro y que pueden tumbar las redes de comunicación por satélite o el abastecimiento eléctrico. La nave también pretende desentrañar el gran enigma que oculta el Sol: ¿cómo puede ser que las capas más externas de su atmósfera, la corona, estén a un millón de grados, unas 200 veces más calientes que la superficie de la estrella?
La sonda de la ESA, en la que también colabora la agencia espacial de EEE UU, también ha tomado el primer mapa magnético autónomo del Sol que puede ayudar a responder esa pregunta. El mapa representa la situación global del campo magnético que produce el Sol con todas sus pequeñas variaciones. “Normalmente los datos recogidos por las sondas, básicamente medidas de los parámetros de la luz, se envían a la Tierra y allí son procesados con la ayuda de muchos ordenadores para producir un mapa completo”, explica José Carlos del Toro, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y coinvestigador principal del instrumento PHI de la sonda. “La Solar Orbiter está demasiado lejos para hacer esto, así que por primera vez se ha incluido un chip que procesa toda la información a bordo de la nave de forma autónoma y envía el mapa completo, algo que jamás se había hecho”, resalta el investigador.
El campo magnético del Sol gobierna el viento solar, las tormentas y las manchas en su superficie que están relacionadas con su actividad. “Para que los millones de partículas que emite el Sol puedan salir de su superficie hace falta mucha energía y esa energía la proporciona el campo magnético”, explica Del Toro. “Gracias a estos mapas vamos a poder encontrar el origen de estos fenómenos”, añade.
Las imágenes y vídeos tomados por la sonda muestran pequeñas “hogueras”, han explicado hoy los científicos de la misión en una rueda de prensa virtual. “Nunca antes se habían observado estos fenómenos con tanta resolución”, explica Daniel Müller, científico de la misión. “Creemos que son como los hermanos pequeños de las potentes llamaradas solares y pensamos que su origen está en el campo magnético y que tal vez estas hogueras sean las responsables de aumentar la temperatura de la corona solar”, detalla.
La nave despegó el 10 de febrero y aún está en su periodo de acercamiento progresivo al astro. Estas primeras imágenes y mapas son fruto de un encendido de sus instrumentos para comprobar que todos funcionan correctamente. El periodo de observaciones científicas comenzará en noviembre de 2021 y a partir de esa fecha la sonda comenzará a realizar órbitas muy apaisadas en torno al astro, cerrando cada vez más su trayectoria hasta alcanzar su acercamiento máximo: unos 42 millones de kilómetros, explica Javier Rodríguez-Pacheco, investigador principal del instrumento científico EPD (Detector de Partículas Energéticas) a bordo de la sonda. “El Sol tiene ciclos de actividad de 11 años y ahora nos encontramos en el momento de calma chicha. Es de esperar que su actividad vaya en aumento en los próximos meses y años que será justo cuando la misión comience a funcionar a pleno rendimiento desde el punto de vista científico, así que esto ha sido solo el aperitivo”, resalta.
Solar Orbiter despegó pocos días antes de que en la Tierra se desatase la peor pandemia del siglo XXI y esto ha tenido un impacto curioso en la misión, señala Rodríguez-Pacheco. “Esta ha sido la primera misión que se ha puesto en marcha desde casa por la covid; estábamos manejando una nave a millones de kilómetros con el ordenador de casa mientras se escuchaba un niño llorando o un perro ladrando”, confiesa.
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