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Mireya Dávila, politóloga: “El proyecto de la centroizquierda progresista en Chile no está cuajado”

La directora de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile ve poco probable un escenario de continuidad de la Administración de Boric, pero advierte que la posible contrincante de Evelyn Matthei “está todavía en el ministerio del Interior”

Mireya Dávila, politóloga
Mireya Dávila en Santiago, el 2 de enero de 2025.SOFIA YANJARI
Antonia Laborde

Chile recibe este 2025 en medio de una crisis institucional de los partidos políticos y con elecciones presidenciales y parlamentarias en noviembre. Y para la politóloga Mireya Dávila, directora de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, la izquierda llega a este escenario electoral sin un proyecto político progresista cuajado. Sobre el Gobierno del presidente Gabriel Boric, que se adentra en su último año, sostiene en una cafetería del barrio Lastarria, en el centro de Santiago, que “en términos macro, su apuesta no funcionó porque no tuvo la capacidad política ni la mayoría social para hacerlo”.

Pregunta. ¿Cómo está la salud de la política en Chile?

Respuesta. Tiene signos de dulce y de agraz. Ha sido capaz de procesar todo lo que hemos vivido: el estallido social, la pandemia, dos procesos constituyentes, la tensión entre las dos coaliciones en el Gobierno y la fragmentación de la oposición. A pesar de todo eso, la política resuelve. Ahora, que sea estable no significa que sea buena, hay un montón de cosas que mejorar.

P. ¿Cuál es la que más le preocupa?

R. Los partidos políticos y la incapacidad de llegar a acuerdos. En la historia siempre pasa esta tensión entre la democracia y el desarrollo. Chile tiene algo estructural que es la desigualdad y que por épocas se esconde y sale. Los partidos no son capaces de representar esto adecuadamente, no procesan bien las grandes tensiones.

P. ¿Qué tiene que pasar para que vuelva una política de los acuerdos?

R. El estallido social fue una presión, una bomba, y hubo un acuerdo. Una alternativa es que haya de nuevo una presión muy fuerte. La otra es que surja algún grupo de liderazgo, con ciertas ideas, que puedan cuajar un centro político más interesante. La socialdemocracia, por ejemplo. Que no sea confesional, que entienda el modelo neoliberal arreglado chileno y que sea capaz de dar una lectura moderada a los cambios. Sin un lenguaje maximalista, que inundó la campaña del presidente Boric. Los gobiernos de la Concertación hicieron una buena gestión, pero se pisaron la cola y fueron muy moderados en el lenguaje. El Gobierno de Boric fue como ‘abramos las grandes alamedas nuevamente’.

P. Los gobiernos de la Concertación tuvieron logros, pero fueron muy moderados con el lenguaje, y Boric fue muy elocuente, y su gestión ¿cómo ha sido?

R. Falta todavía, pero han habido cosas interesantes, como el salario mínimo o el copago cero en Fonasa. Pero si las batallas que él proponía no salen adelante, que eran pensiones y salud, estamos más o menos respecto a los logros conseguidos en los gobiernos de la Concertación. El programa del presidente Boric era tan reformador, que sí es mucho menor el cambio. En el fondo, él quería reformar harto el modelo económico social y claramente no tuvo la fuerza política ni la fuerza en el Congreso para hacerlo. Más allá de los errores comunicacionales, en términos macro, su apuesta no funcionó porque no tuvo la capacidad política para hacerlo. Tampoco tuvo la mayoría social.

P. ¿La izquierda ha actuado como un solo proyecto político durante el Gobierno de Boric?

R. En general, creo que no, no hay una fuerza ahí. Y todavía no veo posibilidades porque el sistema institucional no ayuda, los liderazgos no ayudan, y los partidos están cómodos y no tienen la ambición de poder hegemónico en términos de conquistar otras lógicas. La derecha está más ordenada solamente porque tiene más posibilidades de ganar y porque tiene un proyecto político que es más fácil, creo yo, que la izquierda.

P. ¿Por qué?

R. Porque conserva el status quo. De repente la izquierda se enreda en hacer un cambio de política pública concreto, basado en la igualdad, en ciertos criterios y se va al maximalismo. La derecha no necesita irse al maximalismo porque tiene el poder. Defiende un modelo que, además, está súper bien armado.

Mireya Dávila, en Santiago.
Mireya Dávila, en Santiago.SOFIA YANJARI

P. El auge de los independientes está siendo un problema para la política...

R. Hay un problema con la gente que entra por un partido al Congreso y después renuncia. Ahora, en vez de decir no a los partidos, pensemos cómo se pueden mejorar. Antes podían funcionar informalmente; hoy necesitas estructuras funcionales y burocráticas, en el buen sentido. Es un cambio institucional y no lo veo. Creo que todavía no se toca fondo en cómo están los partidos políticos. Estamos muy abajo, pero todavía no se genera algo que les haga decir ‘vamos a arreglarlo’.

P. ¿El 1% de confianza ciudadana en los partidos y el auge de los independientes no es suficiente?

R. No hay liderazgos que puedan generar esos cambios. Un líder que sea capaz de leer bien la realidad, de tomar un problema y transformarlo en un tema que realmente convoque. Por eso cuando dicen que Evelyn Matthei va a ganar las elecciones de 2025, yo digo: en política, 11 meses es mucho tiempo.

P. Pero pasan los meses y la izquierda todavía no anuncia a alguien que le compita.

R. Bueno, la posible contrincante está todavía en el ministerio del Interior [Carolina Tohá]. Yo vengo del mundo de la izquierda, pero a veces es mejor perder el gobierno con honor, con una buena candidatura, que ganar por ganar. Es complejo porque uno no sabe cómo va a ser un gobierno de derecha, pero se puede asumir que se va a perder y trabajar en una propuesta programática interesante para después.

P. ¿El Gobierno de Boric no podría presentar un proyecto continuista?

R. Es difícil. Lo puedes hacer desde el punto de vista mediático, de una campaña. El tema es si eso te da realmente para repensar un proyecto de centro izquierda progresista. Ese proyecto no está cuajado. Sí hay un montón de gente inteligente con mucha experiencia política que tiene propuestas, pero mi punto es cómo eso se ordena en una lógica. Un proyecto programático es un conjunto de ideas, propuestas de política pública, pero también una cierta lectura de la sociedad que llama la atención y que puede adherir a más gente. Es como esta idea de recuperar la democracia en los 90, había un proyecto político.

P. ¿Por qué no lo ve?

R. No lo veo así porque esta generación de recambio tuvo la mala o buena suerte de gobernar muy rápido. Es muy difícil gobernar y pensar. No puedes, no alcanzas. El proyecto de la Concertación fue: vamos a recuperar la democracia, a aceptar las condiciones del libre mercado porque nos permite gobernar. Como le fue bien a ese proyecto, se consolidó. A este Gobierno no le ha ido bien en términos de eso.

P. ¿Y desde dónde se tiene que repensar el proyecto de la izquierda? ¿Desde Apruebo Dignidad, el Socialismo Democrático? ¿Juntos?

R. Que cada uno piense y después se juntan. El tema no es ser un solo gran partido, sino tener ciertos acuerdos programáticos, una disciplina política para trazar una hoja de ruta, independientemente que sea el Socialismo Democrático o el Frente Amplio. Tiene que ver con cuánto ánimo de poder tiene, con un cuento para defender y que por eso quiere llegar al poder. Y eso yo no lo veo. No lo tiene ni la ex-Concertación ni la nueva izquierda.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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