Alfredo Moreno: “La nueva propuesta de Constitución de Chile se parece mucho a la de los países democráticos occidentales”
El empresario chileno, que fue ministro del Gobierno de Piñera, se declara a favor del proyecto que se plebiscitará el 17 de diciembre. Pero reconoce que “si este segundo proceso fracasa, será un golpe para los partidos de centroderecha”
Desde hace dos meses que Alfredo Moreno Charme (67 años, Santiago) estudia mapudungún, la lengua del pueblo mapuche. Es un desafío que tenía pendiente desde que, como ministro de Desarrollo Social del segundo Gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022), encabezó el Plan Araucanía, que buscaba dar una solución al conflicto histórico entre los pueblos ancestrales y el Estado chileno, que con el tiempo se ha complejizado con otros fenómenos. Fue una tarea que no alcanzó a terminar, pero en la que hoy está inmers...
Desde hace dos meses que Alfredo Moreno Charme (67 años, Santiago) estudia mapudungún, la lengua del pueblo mapuche. Es un desafío que tenía pendiente desde que, como ministro de Desarrollo Social del segundo Gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022), encabezó el Plan Araucanía, que buscaba dar una solución al conflicto histórico entre los pueblos ancestrales y el Estado chileno, que con el tiempo se ha complejizado con otros fenómenos. Fue una tarea que no alcanzó a terminar, pero en la que hoy está inmerso nuevamente como presidente –junto al senador democristiano Francisco Huenchumilla– de la Comisión para la Paz y el Entendimiento. Es una instancia convocada por el presidente de izquierdas, Gabriel Boric, para encontrar caminos de solución al conflicto en La Araucanía y regiones vecinas, en la zona sur de Chile.
El empresario, que fue presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), que agrupa a los principales gremios de Chile, forma parte de la derecha tradicional. No milita en ningún partido, pero conformó los dos gobiernos de ese sector político que han existido en el país sudamericano desde el retorno de la democracia, encabezados por Piñera. En el primero fue canciller y en el segundo ocupó la cartera de Desarrollo Social y luego Obras Públicas. Pero no dudó en aceptar presidir la comisión a la que fue invitado por Boric. De alguna manera fue una devuelta de mano: mientras era diputado, el actual presidente fue de los pocos de su sector que aceptó integrarse a la Comisión por la Niñez convocada en el Gobierno conservador.
Estudiar la lengua mapuche, explica Moreno a EL PAÍS, en esta entrevista realizada en su oficina del piso 17 de un moderno edificio en distrito financiero de El Golf, es una manera de lograr entender la manera de pensar del pueblo originario. “Detrás del lenguaje hay una manera de pensar y creo que para poder hacer cualquier cosa con otra persona o grupo, tienes que ponerte en los pies de ellos”, dice.
La comisión, compuesta por representantes de todos los partidos políticos, ya tiene un primer documento y actualmente está en etapa de diálogo con los diferentes actores involucrados. El plazo para entregar sus propuestas al Ejecutivo y al Congreso es noviembre de 2024.
En paralelo, Moreno continúa con sus actividades. El ingeniero comercial de la Universidad Católica y MBA de la Universidad de Chicago es director de varias empresas, entre ellas la gigante de comercio minorista Falabella. Es también fundador de la iniciativa 3xi, que promueve encuentros entre personas de diferentes mundos en torno a los principales problemas de Chile y, recientemente, fue nombrado como parte del consejo asesor del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard.
“Me interesa el tema público”, dice, aunque prefiere no responder si ocuparía nuevamente un cargo en un eventual Gobierno de derecha. El empresario es muy cercano a Evelyn Matthei, la alcaldesa de Providencia que desde hace meses figura como el personaje político mejor valorado en Chile y que, hasta ahora, es la principal carta presidencial de la derecha tradicional con miras a las elecciones de 2025. La prensa chilena ha hecho trascender que Moreno es el asesor en las sombras de Matthei, pero en esta entrevista lo niega: “No dirijo nada y no estoy a cargo de nada. Sí hablo con ella y tengo una muy buena relación. Le doy mi opinión, pero no participo en su equipo ni soy parte de ninguna de sus actividades”.
Pregunta: ¿Evelyn Matthei es su candidata?
Respuesta: Hoy, no solo yo, sino que mucha gente, creemos que puede ser una muy buena alternativa para el período que viene. Pero en este momento el país está abocado al proceso constitucional y después nos quedan las elecciones locales [las municipales 2024]. Y los partidos han tenido momentos muy duros. Ha aparecido el Partido Republicano, que era un partido nuevo, pequeñísimo, y hoy día es lejos el más representativo, después de las últimas elecciones [de mayo, del Consejo Constitucional]. Está por verse si es una cosa temporal o más permanente. Y todavía vamos a ver cuál es el impacto de lo que suceda en esta elección constitucional, el plebiscito de diciembre. En definitiva, queda mucho paño por cortar.
P. ¿Cómo mira este segundo proceso constitucional que vive Chile?
R. Creo que esta segunda parte fue mucho mejor en la forma [en comparación al primer proceso de 2021-2022, cuyo texto se rechazó por un 62%]. Ha sido más respetuoso con las distintas partes, aunque lamento mucho que –respetando lo que dijeron las urnas, que eligieron a determinados sectores, determinadas ideas, que son las que hoy día prevalecen en Chile– no hayamos podido encontrar algo que dijéramos que esto es. Vamos a tener una elección confrontacional y vamos a ver en qué termina.
P. ¿Cómo interpreta que toda la izquierda hasta la Democracia Cristiana vaya a votar en contra?
R. Creo que aquí han primado los intereses electorales de los distintos grupos. Es difícil para un partido decir que apoyarán un texto porque parece razonable, pensando que van a tener una derrota. Y con otras elecciones que ya están relativamente cerca. Los incentivos electorales han sido muy fuertes.
P. ¿Cree que esa es la principal razón por la que la izquierda estará en contra?
R. No es la principal razón que se dice, pero sin duda ha pesado enormemente. De hecho, hubo muchos intentos en la última parte del proceso que fracasaron porque la izquierda no quiso aceptar propuestas que ellos mismos pedían. Preferían no aceptarlo, de manera tal de que esto apareciera como algo lo más confrontacional posible, y estar en el lado que supuestamente podría ganar. Veremos si eso se da ahora que la gente conozca el proyecto. Creo que esta es una propuesta de Constitución que se parece mucho a la de los distintos países democráticos occidentales y que refleja razonablemente lo que son las opiniones de los chilenos.
P. Dentro de todo este proceso hubo también tensiones y minutos en que el Partido Republicano extremó las posiciones.
R. Habría sido óptimo que se hubieran podido a lo mejor relajar o cambiar algunas cosas. Yo no estoy de acuerdo con toda la Constitución, ni creo que nadie esté de acuerdo con todo. Pero acá, hay un grupo que ganó y que tenía la opción de haber impuesto al cien por ciento todo lo que ellos pensaban y estuvieron dispuestos a hacer estas transacciones.
P. ¿Qué pasa si se rechaza?
R. Las normas dicen que sigue rigiendo la constitución actual, pero como se ha demostrado en estos años, a mi juicio, eso va a dejar esto nuevamente abierto y vamos a tener, ya sea en el Congreso o a través de otros medios, que continuar una discusión que para Chile ha sido sumamente estéril, o sea no hemos avanzado nada. Y, por el contrario, se han detenido las otras cosas, como la reforma de pensiones y la discusión tributaria que lleva muchísimos años y que tampoco ha podido ser zanjada. Creo que tenemos que despejar este tema, poder ir a los problemas de verdad y mostrar que en Chile sí se puede, como se ha hecho durante muchas décadas, lograr acuerdos entre personas que piensan diferente.
P. ¿Y qué ocurre si se aprueba, pero con un porcentaje muy mínimo?
R. Ojalá se pudiera aprobar por un porcentaje enormemente grande y la gente se sintiera satisfecha. La propuesta es mejor que lo que tenemos y debería aprobarse. Está difícil, pero creo que si tenemos una mayoría a favor, por lo menos va a permitir cerrar este tema.
P. ¿Cómo mira este proyecto el resto del empresariado?
R. En el empresario pasa lo mismo que en el resto de la población. Estuvieron muy pendientes del proceso anterior y luego de eso vino como un relajo. Se rechazó lo anterior y creo que hubo una sensación en todo el país de que estuvimos muy cerca del precipicio y no caímos. Hoy creo que recién se están informando. En la comunidad empresarial, hasta hace no mucho, había bastantes personas que decían, yo no voto por esto, o no voy a ir a votar, o estoy en contra, pero eso ha ido cambiando.
P. ¿Cómo queda la derecha tradicional de Chile Vamos si se rechaza?
R. Los impactos de un A Favor o de un En Contra se van a sentir fuertemente en todos los partidos. Desde ya en el Partido Republicano, porque es el que tiene la mayor cantidad de representantes. Y Chile Vamos fue el artífice del proceso. Este segundo intento no se hubiera hecho si no hubiera sido por una decisión muy generosa de quienes dirigían los partidos (la UDI, Renovación Nacional y Evópoli), que dijeron que cumplirían lo que dijeron en su campaña para el Rechazo y que dejarían a Chile con una mejor Constitución. Y lo hicieron contra mucha gente de su sector. Entonces, si este segundo proceso fracasa y el texto no se aprueba, será un golpe para los partidos de centroderecha.
P. ¿Y cómo quedaría la figura de Matthei en ese escenario?
R. Creo que es una figura que no ha estado en la discusión de la política. Su campaña y su adhesión con la ciudadanía tiene que ver con su trabajo del día a día de sacar adelante la seguridad en su comuna, los parques y los problemas de los vecinos. Creo que la gente no ve en ella una persona que esté en el tema constitucional, no fue parte de los acuerdos y se ha mantenido relativamente alejada, si bien ha dicho que está A favor e hizo ver los puntos que no le gustaban en su minuto. Pero, por supuesto que si los partidos que la apoyan tienen un impacto, algo le va a afectar, va a afectar a todo el sector.