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Cambio climático
Tribuna
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La naturaleza debe estar en el centro de la acción climática de las instituciones financieras

América Latina y el Caribe alberga el 40% de la biodiversidad mundial, pero también se enfrenta a consecuencias desproporcionadas del cambio climático, con 13 de los 50 países más afectados del mundo

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La Ciudad de Panamá, sede de la COP 28, vista a través de la selva.Getty Images

En América Latina y el Caribe, la necesidad urgente de financiamiento climático en general, es también una necesidad urgente de financiamiento para proteger y regenerar la rica naturaleza y biodiversidad de la zona.

Ahora tenemos la oportunidad para aumentar significativamente estos fondos, con el lanzamiento de la Red de América Latina y el Caribe de la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ, en inglés) junto con un consejo asesor recién formado que buscará reforzar las oportunidades de financiamiento en el continente.

A nivel mundial, los negocios positivos para la naturaleza son inherentemente buenos para la salud de nuestra gente, la economía y el clima. Las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) para la acción climática pueden proporcionar más de un tercio de las reducciones de emisiones necesarias para 2030 con el fin de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Las SbN también pueden fomentar la adaptación y la resiliencia a los impactos que ya estamos experimentando. Por ejemplo, la cubierta arbórea protege a las personas del calor y las lluvias extremas, mientras que los manglares y los arrecifes de coral protegen las costas del aumento del nivel del mar y de las tormentas devastadoras.

Para ser claros, no lograremos los objetivos del Acuerdo de París sin proteger, restaurar, mantener y gestionar la naturaleza. Y si no actuamos lo suficientemente rápido para proteger la naturaleza, no estará disponible en el futuro para proporcionar la asistencia necesaria para limitar las emisiones.

Sin embargo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente el financiamiento global de la naturaleza solo asciende a unos 154.000 millones de dólares al año, solo un tercio de los 484.000 millones de dólares necesarios para 2030 para limitar el calentamiento a 1,5 ºC según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

La Red de América Latina y el Caribe de GFANZ se anunciará durante la Semana del Clima de América Latina y el Caribe en la Ciudad de Panamá, dado el éxito de la ciudad en la creación de un centro financiero en el corazón de las selvas tropicales de América Central. Está conformado por más de 20 instituciones financieras de la región.

Como miembros del GFANZ, una alianza global de bancos, propietarios de activos, gestores de activos, aseguradoras y otros inversionistas lanzada en 2021, estas instituciones financieras están estableciendo compromisos sólidos y basados en la ciencia para reducir a la mitad las emisiones para 2030 y alcanzar el cero neto para 2050. También se les exige que incluyan el trabajo positivo para la naturaleza en su acción climática, como detener la deforestación, hacer que las finanzas sean coherentes con el desarrollo resiliente al clima y ayudar a los sectores a utilizar la biodiversidad de manera sostenible.

Esta integración de la acción climática y las finanzas positivas para la naturaleza es particularmente crucial para los inversionistas en América Latina y el Caribe, y alentamos a la red GFANZ a aprovechar las oportunidades que esto presenta para la década de 2020.

Para ello, deben dar tres pasos ahora, en vísperas de la conferencia climática COP28 de la ONU de este año en los Emiratos Árabes Unidos, y aspirar a mostrar avances tangibles a tiempo para la conferencia COP30 en Brasil en 2025.

En primer lugar, animar a las empresas, a los inversionistas y a las ciudades y regiones en las que participan, a que aumenten sus inversiones en soluciones basadas en la naturaleza y contribuyan a colmar el déficit de financiamiento mundial de aquí a 2030.

En segundo lugar, instar a otras instituciones financieras a eliminar la deforestación de sus cadenas de suministro, la conversión del uso de la tierra y los abusos a los derechos humanos, impulsados por las materias primas en sus carteras para 2025. Pueden hacerlo siguiendo la Hoja de Ruta del Sector Financiero, desarrollada por expertos, y uniéndose a la iniciativa de Acción contra la Deforestación del Sector Financiero, lanzada por los Campeones de Alto Nivel en 2021.

En tercer lugar, abogar firmemente por que las empresas y las instituciones financieras divulguen las dependencias, los impactos, los riesgos y las oportunidades pertinentes a través del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con el Clima y el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con la Naturaleza.

Al desarrollar una estrategia para alcanzar sus metas, la Red GFANZ de América Latina y el Caribe debe priorizar la reducción de emisiones en los sectores más contaminantes de la región, incluido el uso de la tierra y los sistemas alimentarios, el transporte y la energía. También deben centrarse en el fomento de la adaptación y la resiliencia a los impactos del cambio climático existentes, y en apoyar el desarrollo, el acceso, la adopción y la aplicación de soluciones tecnológicas. A través de este trabajo, las instituciones financieras deben utilizar soluciones basadas en la naturaleza y mercados de carbono para promover oportunidades de negocios sostenibles y para el desarrollo sostenible.

Al trabajar velozmente para detener y revertir la pérdida de biodiversidad en América Latina y el Caribe, la red regional GFANZ ayudará a proteger y regenerar una gran parte de nuestros activos naturales globales.

América Latina y el Caribe alberga el 40% de la biodiversidad mundial, con alrededor de un tercio de su agua dulce, una cuarta parte de sus manglares y más de la mitad de sus bosques primarios, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La región también se enfrenta a consecuencias desproporcionadas del cambio climático, con 13 de los 50 países más afectados del mundo. En los últimos años, los ciclones tropicales han causado daños graves y mortales en las islas del Caribe, una sequía de 13 años en Chile ha puesto al país al frente de una crisis regional de agua, y el aumento del nivel del mar está amenazando a las comunidades costeras en toda la región, según la Organización Meteorológica Mundial.

Responder a la crisis climática y de la naturaleza en la región requiere entre 470.000 millones de dólares y 1,3 billones de dólares por año de infraestructura y gasto social para 2030. Eso representaría entre el 7% y el 19% del PIB regional anual, según el BID.

La brecha financiera es amplia, pero la transformación hacia una economía y una sociedad positiva para la naturaleza es deseable y factible. Los miembros de GFANZ que unen fuerzas están enviando una señal importante al sector financiero de la región en general y a las empresas y gobiernos que trabajan con ellos: el compromiso de abordar el cambio climático es fuerte y creciente. Ahora es el momento de poner esa promesa en acción.

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