Jaime Bellolio: “El pueblo republicano nunca quiso el proceso constitucional”
El dirigente de la UDI analiza la relación entre su sector, la derecha tradicional, y el Partido Republicano de José Antonio Kast, cuya “lógica original era tener poder de veto, no de escritura” de una nueva Carta Magna, dice
Desde hace un año y medio que Jaime Bellolio, exportavoz del segundo Gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022), ya no está en la trinchera de la política. Como director del Observatorio Territorial del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello, hoy analiza con mayor distancia y con una mirada de más largo plazo el proceso por el que atraviesa Chile. Desde este lugar, el exdiputado del partido de derecha tradicional Unión Demócrata Independiente, UDI, entrega su visión sobre la dirección en la que debería avanzar la política y su sector. “Poder estar desde la gradería viendo el partido de fútbol y a veces invitado a jugar un rato, no es lo mismo que estar permanentemente en la cancha. Pero no voy a juzgar a quienes están adentro. Hoy día, hacer política es muy difícil”, plantea en una entrevista con EL PAÍS realizada el jueves en una cafetería de un centro comercial de la comuna de Vitacura, en la zona oriente de de Santiago.
Pide un café y un vaso de agua, que toma a sorbos durante la conversación. El ingeniero comercial de la Universidad Católica eligió ese lugar para después poder partir sin apuro por la autopista hasta el aeropuerto de Santiago, donde tomará un avión a Buenos Aires. En la capital argentina acompañará al expresidente Piñera en un encuentro de exmandatarios de derecha latinoamericanos –el II° encuentro del Grupo Libertad y Democracia– en el que Bellolio moderará un panel.
Desde la derecha chilena, Bellolio es quizás el más cercano al presidente de izquierda, Gabriel Boric. Coincidió con él cuando entró al Congreso y mantienen hasta hoy una relación de amistad y confianza. “Con el presidente tenemos permanentemente conversaciones”, confiesa Bellolio, en una semana donde Chile Vamos, la coalición de la derecha tradicional, se ha alineado con la derecha extrema de republicanos en el pleno del Consejo que redacta una nueva Constitución.
Pregunta. ¿Cómo quedó Chile después del aniversario de los 50 años del 11 de septiembre?
Respuesta. Lamentablemente, quedamos con más divisiones que hace 10 años. Creo que es una oportunidad perdida donde, además, afloraron conflictos que hasta ahora se hacían en susurros. Podríamos haber dicho de manera transversal que en Chile existe una convicción profunda para defender y promover los derechos humanos y el valor de la democracia, que tiene que ver con eliminar cualquier vestigio de justificar la violencia como un método legítimo en política, junto con el compromiso con la Constitución y las leyes. Cincuenta años después, ya no se puede justificar el golpe. Y esa reflexión, si se hubiese hecho de manera más decantada, podría haber sido mucho más mayoritaria.
P. Algunos consideran que el Gobierno tensionó los ánimos. ¿Está de acuerdo?
R. El Gobierno perdió una oportunidad también. Fue demasiado zigzagueante en su camino. Es como que el presidente supiera que tiene un deber ser hacia la construcción de una socialdemocracia distinta, una socialdemocracia a la chilena, pero tiene puntos de fuga permanentes hacia el Partido Comunista. Entonces, en vez de trazar un camino entre el Socialismo Democrático y el Partido Comunista, él se da tumbos entre los dos costados. Y eso sólo hace aumentar la incerteza, en la cual hoy día estamos viviendo con el proceso constituyente, el estallido y otros.
P. ¿Y qué ocurrió en la derecha?
R. Dentro de la derecha está todo más revuelto. Hay una dificultad en poder generar un diagnóstico y una forma de acción política común, que es, por supuesto, consecuencia de esta ruptura previa en el país. Mi temor es que, a medida que la política más se aleja de la solución de los problemas de los ciudadanos, lo que va creciendo es el espacio del populismo y la demagogia, que en Latinoamérica suelen ser autoritarios.
P. ¿Cómo observa el papel que juega hoy el Partido Republicano en el Consejo Constitucional?
R. El Partido Republicano tuvo un problema: sacó demasiados votos, sacó muchos más consejeros de lo que quería. Su lógica original era más bien de tener un grupo con poder de veto, no poder de escritura. Querían hacer una cuestión mucho más testimonial. Sin embargo, les tocó esa otra parte y tuvieron que seguir otra estrategia.
P. ¿Cómo se entiende que hoy que frente a determinadas circunstancias podrían llamar a votar rechazo en el plebiscito de diciembre?
R. Pasan dos cosas. Primero, es que el pueblo republicano, el más adherente, nunca quiso el proceso. Y lo segundo es una cuestión que está pasando en todo Chile, que es que estamos viviendo una política de muy corto plazo, que se hizo mucho más pronunciada, producto del estallido social de 2019 y de la pandemia. En un estudio que hicimos en la Universidad Andrés Bello, las personas nos decían que frente a la fragilidad actual, frente a la percepción de riesgo permanente, lo que hacen es refugiarse en su familia, en su vivienda, en su hogar y en sus tradiciones. Y que cuando se proyectan hacia el futuro, lo hacen a no más de tres meses. Cuando eso ocurre, en el fondo lo que tienes es un futuro secuestrado, donde solamente tienes espacio para lo cotidiano. Y ahí se vive hoy el problema de la seguridad, el problema de lo económico, del trabajo, del costo de la vida.
P. ¿Y el Partido Republicano, dice usted, está sintonizando con esas urgencias de corto plazo?
R. Y lo ha hecho muy bien. Por algo su campaña para la Constitución era sobre seguridad. Cuando la Constitución, por supuesto, tiene que tener un capítulo sobre la materia de seguridad, pero no va a solucionar los aspectos de la seguridad actual de los ciudadanos. Entonces, si no hay una visión de mediano o largo plazo, no cabe allí la Constitución, no cabe allí la política, no caben los acuerdos, cabe más bien la confrontación. Y no hay espacio entonces para la colaboración. Yo creo que esa es una enfermedad que está viviendo la política y que con las redes sociales de por medio solo se amplifica.
P. Si el Partido Republicano tiene ambición de ser Gobierno están jugando una carrera peligrosa con esa lógica.
R. Y eso es lo paradójico. Aunque lo más probable es que el próximo Gobierno sea de oposición, de la derecha, si uno realmente viera cuáles serían las mejores condiciones para poder gobernar en un próximo periodo, dentro de las primeras cinco probablemente estaría cerrar el ciclo constitucional. Y la reforma de pensiones, también. Y, en seguridad, avanzar lo máximo que se pueda en la agenda. Hay varios aspectos que harían más gobernable lo que se quiere gobernar. Sin embargo, como estamos viviendo en un mundo de corto plazo, gana la idea de ‘déjame primero salir electo y después vemos cómo gobierno’.
P. Esta semana se votó una norma bien polémica: el “derecho de quien está por nacer”, lo que a juicio de la izquierda abriría la puerta para derogar el aborto en tres causales. ¿Que le parece?
R. No soy un experto en esto, pero me parece que el aborto en tres causales, que yo lo voté en contra, es algo en lo que no debe retrocederse. Pero la sola aprobación de que en la Constitución diga que la ley protege la vida de quien está por nacer no me parece que sea una manera de echar atrás lo que ya se aprobó en Chile en el aborto en tres causales.
P. ¿Está exagerando la izquierda?
R. No, pero creo que hay personas de izquierda que están buscando excusas para ver cómo se bajan del proceso. Hay otros que legítimamente tienen sus dudas y esa es una manera también de negociar, de advertir ciertos problemas para que la contraparte se percate de la fragilidad de la situación. Pero es absurdo pensar que se pueda aprobar una Constitución únicamente con un sector político. Ya lo vimos en el proceso anterior. Tú no puedes tratar de cerrar el ciclo constitucional sin que haya una mayoría consensuada en tono a las reglas que nos van a regir hacia el futuro.
P. Se critica que Chile Vamos se está mimetizado con los republicanos...
R. Lo que uno espera es que el comportamiento de Chile Vamos no sea acorde con eso, porque sabes que varios de esos votos republicanos fueron votos oposicionistas, es decir, en contra de la política. Hay que acercarse a esos cinco millones de votantes nuevos que están completamente desinteresados y desconfían de la política. Pero también las veces que Chile Vamos ha ganado elecciones es porque ha tenido un liderazgo muy claro que ha hecho superar las diferencias internas y ha tenido un programa basado también en ese mismo liderazgo. Hoy no estamos en esa etapa. Republicanos sí lo tiene [José Antonio Kast] y en Chile Vamos todavía está por verse. Pero adelantar la carrera presidencial ya sabemos que es una mala idea.
P. ¿No están tan convencidos todos en Chile Vamos que Evelyn Matthei sea ese liderazgo que están buscando?
R. Sin lugar a duda hoy es por lejos la que tienen las mejores opciones. Creo que es una muy buena candidata. Pero todos saben que esto va a depender también de cómo sea el desenlace de los próximos meses, entre ellos, de lo que pase en diciembre con el plebiscito de esta nueva Constitución.
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