Ignacio Briones, economista: “Ojalá seamos conscientes de que el bloqueo político en Chile nos llevará a un Milei o un Bukele”
El ex ministro de Hacienda chileno aplaude que el Gobierno de izquierdas de Gabriel Boric haya puesto el crecimiento en el centro del debate, pero alerta que, si se mantiene la actual fragmentación política, “vamos a terminar en el mismo fango”
El exministro de Hacienda, Ignacio Briones (50 años, Santiago), es un convencido de que el gran problema de Chile es su sistema político. La excesiva fragmentación del Parlamento con más de 20 partidos y el discolaje [la desobediencia de los dirigentes o parlamentarios a sus partidos], a su juicio, llevan años atentando contra los consensos para lograr grandes reformas y salir del inmovilismo que tiene al país estancado económicamente hace 10 años.
Briones vivió en carne propia la poca capacidad del Congreso chileno para llegar a acuerdos. Se transformó en ministro de Hacienda en el segundo mandato de Sebastián Piñera (2018-2022) en el momento más álgido de la política en Chile de los últimos años. Asumió en octubre de 2019, dos semanas después de que estallara la protesta social en el país sudamericano. Y cuando llegó la pandemia a principios de 2020, le tocó liderar la estrategia del Gobierno de derecha para evitar que se aprobara en el Parlamento una ley que permitiera a la gente sacar hasta el 10% de sus ahorros previsionales. Fue una pelea que finalmente perdió: en total en Chile se concretaron tres retiros de las cuentas de capitalización individual de las Administradoras de Fondos de Pensiones.
Licenciado y máster en Economía y Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Chile y doctor en Economía Política del Instituto de Estudios Políticos de París, en 2021 Briones se lanzó a la carrera presidencial como precandidato de su partido, Evópoli, de derecha liberal. Sacó un 9,8% de los votos. Hoy está dedicado a la vida académica como profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y como presidente de Horizontal, el centro de pensamiento liberal del que es cofundador junto a otros miembros de su tienda política.
Es temprano, hace frío y el sol apenas calienta en el café ubicado en un moderno edificio en Santa María de Manquehue, un barrio acomodado de la comuna de Vitacura, donde se realizan las clases de postgrado de la UAI. Briones saca una bolsa de tabaco de su bolsillo y se arma un cigarrillo que fuma, con pausas, durante toda la entrevista. El economista ha sido convocado por el ministro de Hacienda chileno, Mario Marcel, como uno de los integrantes del comité de expertos encargado de determinar el dividendo de crecimiento que podrían generar las medidas contenidas en el Pacto Fiscal, el proyecto que presentó el Gobierno de izquierdas de Gabriel Boric hace tres semanas. Una iniciativa con la cual el Ejecutivo busca lograr acuerdos en el Parlamento luego del rechazo a la reforma tributaria en marzo pasado, que no incluye solo alzas impositivas, sino también propuestas para modernizar el Estado, mayor eficiencia fiscal, medidas pro crecimiento.
Pregunta: ¿Qué le pareció a grandes rasgos el pacto fiscal anunciado por el Gobierno a principios de agosto?
Respuesta: Me pareció inorgánico, porque cualquier esfuerzo de pacto fiscal tiene que hacerse en el Congreso, con los partidos, con la democracia representativa. No entendí mucho esta idea de tirar primero los mensajes generales. Estratégicamente me cuesta verlo. Y tiene que haber un objetivo muy claro de para qué se va a ocupar la plata. No es lo mismo condonar el CAE (deudas de los estudiantes universitarios del Crédito con Aval del Estado) que invertir en educación primaria o preescolar.
P. ¿No ha sido claro el Ejecutivo con ese tema?
R. No hay un mensaje claro. Lo único claro es lo que se va a destinar a aumentar la PGU (Pensión Garantizada Universal), pero el resto de las prioridades no las sabemos muy bien. Esa es la parte de la discusión que tiene que venir ahora.
P. ¿Qué aspectos destaca del pacto fiscal?
R. Toda la parte de simplificar la permisología [como se le llama en Chile al fenómeno de exceso de trámites para concretar proyectos de inversión] que se ha ido instalando, creo que es muy positiva. Son proyectos de ley de tramitación compleja, pero creo que en un Gobierno de izquierda es más fácil de avanzar. En uno de derecha lo menos que a uno le dirían es que es un neoliberal que está destruyendo el medio ambiente. Pero de verdad eso puede mover la inversión. La duración excesivamente larga de los permisos, hoy es un impuesto indirecto grande a la inversión.
P. Como parte del comité de expertos convocado por Hacienda, ¿ve condiciones para que Chile pueda crecer sobre el 2% promedio de los últimos 10 años?
R. Hay una lista larga de medidas que aumentan el crecimiento. La permisología es una de ellas, pero para esto no basta un proyecto de ley, porque luego es importante que los servicios públicos cumplan esa ley. Y aquí hay que hacer una reflexión respecto a cómo está funcionando el sector público. Eso responde a una cuestión de fondo: cuánto se gasta y cuáles son los incentivos de los funcionarios públicos. Por eso es inevitable hacerse la pregunta de qué vamos a hacer con el empleo público, y con el estatuto administrativo, que es una camisa de fuerza que nos tiene parados. Esa es la reforma del Estado de verdad, porque no puedes sacar a nadie de facto el Estado. Cuando traté de hacerlo, tenía oposición transversal de todos los colores en el Congreso. Porque todos tienen algún protegido, algún programita. Esa es la verdad.
P. Lo más probable es que el actual Gobierno se encuentre con las mismas barreras.
R. Soy de los que cree que el problema estructural del crecimiento de Chile es que tenemos un sistema político absolutamente bloqueado, no en este Gobierno solamente. Ocurrió en la Administración del presidente Piñera también, fue imposible gobernar. Esto se arrastra al menos desde los últimos 10 años, Chile lleva una década de perdida en crecimiento y esa es una parte importante del descontento y la frustración de la ciudadanía. De cara al crecimiento del futuro, lejos lo importante es desbloquear el sistema político y abordar la excesiva fragmentación y el discolaje. Eso nos tiene en una lógica de suma cero, donde tu derrota es mi ganancia y el país no avanza. La ciudadanía lo percibe y el hastiamiento con la política tiene que ver con eso. Ojalá seamos conscientes de que en el bloqueo en que estamos, con el descrédito de la política, nuestra incapacidad de crecer y hacer reformas sociales, en algún momento nos va a terminar llegando un Milei o un Bukele.
“La derecha tradicional tiene un riesgo innegable de perder su identidad”
P. ¿Qué responsabilidad le cabe a la derecha tradicional en esta dinámica que describe?
R. Este es un problema estructural. No es que los actores sean más malos o más buenos, sino que tiene que ver con los incentivos que enfrentan. Hoy los incentivos no son a la cooperación, son a la patada y el combo, a bloquear acuerdos. A Chile le fue bien, su periodo glorioso después del retorno de la democracia, fue en base a grandes acuerdos, como única forma de hacer grandes reformas. Esa es la piedra angular del crecimiento futuro de Chile. Con estas mismas reglas, vamos a seguir en el mismo fango, sean gobiernos de izquierda o de derecha.
P. ¿Cómo se sale de ese fango?
R. El hito clave es poder cerrar el capítulo constitucional. La propuesta de los expertos logra algo no veíamos en Chile hace muchos que es un acuerdo transversal de izquierda o derecha. Y se hacen cargo del problema de gobernabilidad y los malos incentivos del sistema político. Es la oportunidad de cerrar este tema, porque esto no lo puede hacer el Congreso que es juez y parte y no va a cambiar las reglas electorales que los benefician. Esto por sí solo vale una Constitución.
P. Hoy las encuestas están inclinadas hacia el Rechazo de una Nueva Constitución.
R. Hoy el Partido Republicano tiene la principal responsabilidad, por el éxito que tuvo en la elección de consejeros constituyentes, de poder cerrar bien este proceso constitucional. Si es una Constitución que divide, me temo que las chances de que se apruebe son nulas. Y si nos quedamos con la actual no solo seguiremos con las mismas reglas, sino que se mantendrá la incertidumbre y la inestabilidad política.
P. ¿Cómo se plantea en ese escenario la derecha tradicional? Es un hecho que está tensionada por las ideas del Partido Republicano.
R. Por supuesto, sería ingenuo negar aquello. Acá hay dinámicas y fuerzas coyunturales que tienen un efecto imán sobre el resto y que hoy pesan en la centroderecha. Y es lo mismo que pasó en el pasado respecto a la centroizquierda con el Frente Amplio cuando esta izquierda más dura, más extrema, más radical, que era la novedad, hizo que se mimetizaran con ellos las fuerzas tradicionales de la exConcertación, renegando de su obra, acusando a los 30 años, plegándose a ese discurso más radical. El resultado está a la vista: se diluyeron por completo. Hoy la centroizquierda está en el suelo.
P. ¿Ese el riesgo que tiene hoy la centroderecha?
R. Es un riesgo innegable, perder su identidad. Creo que acá cada cual tiene que jugar su rol, tener su mirada, su proyecto político, y sobre todo salirse de la lógica electoralista de corto plazo, y tener esa magnanimidad, ese liderazgo para mirar más lejos. Ahora, eso no es fácil, la naturaleza humana es la naturaleza humana, y las elecciones son las elecciones.
P. Sebastián Piñera planteó hace dos semanas que la derecha debería formar una gran coalición, emulando lo que fue la Concertación, desde republicanos hasta la Democracia Cristiana. ¿Qué le parece?
R. Cuando uno forma coalición, tiene que tener una afinidad en ciertas cuestiones estructurales. Me parece que son los actores los que tienen que decidir eso, no el llamado del expresidente Piñera. Yo veo diferencias bien significativas entre ciertos sectores de Chile Vamos (derecha tradicional) y el Partido Republicano.
P. ¿Cuánto afecta el caso Convenios a este panorama de falta de acuerdos y cómo se cierra ese capítulo?
R. Es un caso gravísimo que ha minado la confianza pública de forma muy severa, y es un hándicap adicional para poder avanzar, particularmente en los temas fiscales. Yo espero que haya sanciones ejemplificadoras y que ojalá aquellos inescrupulosos que robaron recursos públicos terminen presos. Creo que esa es la señal que la ciudadanía espera. Sin esa señal también va a ser difícil avanzar. Es fundamental ponerle un coto y un costo claro de cara a la ciudadanía.
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