Dimite el vicerrector clave del inicio del curso de la URJC un día antes del comienzo de las clases

Francisco Jiménez había asumido el cargo hace tan solo dos meses tras la dimisión de Ana Cid

Fachada de uno de los edificios de la Universidad Rey Juan CarlosLuis Sevillano

Francisco Jiménez, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Rey Juan Carlos, dimitió ayer martes a tan solo un día del comienzo de las clases, del que era pieza clave. Ha sido el encargado de planificar las enseñanzas, la asignación de profesorado y el calendario académico. Su decisión llega dos meses después de tomar posesión , tras dimitir también su antecesora, Ana Cid. Esta disentía del rector, Javier Ramos. Entonces se f...

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Francisco Jiménez, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad Rey Juan Carlos, dimitió ayer martes a tan solo un día del comienzo de las clases, del que era pieza clave. Ha sido el encargado de planificar las enseñanzas, la asignación de profesorado y el calendario académico. Su decisión llega dos meses después de tomar posesión , tras dimitir también su antecesora, Ana Cid. Esta disentía del rector, Javier Ramos. Entonces se fue también la directora académica del vicerrectorado. En cuestión de una semana se despidieron voluntariamente de su cargo seis personas, entre ellas la defensora universitaria.

Ramos mandó ayer un correo de bienvenida al curso en el que aprovechó para agradecer la labor de Jiménez que “ha tenido que dejar por motivos personales”. Este diario no ha logrado hablar con el dimitido. Distintas fuentes subrayan el caos surgido tras la dimisión en junio de Cid.

La dimisión de Jiménez agrava la tensión ya existente tras la decisión de Ramos de cesar a José María Álvarez Monzoncillo, vicerrector de másteres. La entrega de actas y papeles de los políticos Pablo Casado y Cristina Cifuentes creó desavenencias entre el vicerrectorado y el rectorado y acabó provocando la dimisión en bloque del equipo de Monzonillo.

También se rebeló contra Ramos el Consejo Social, encargado de supervisar la actividad económica de la Universidad, al negarse a respaldar la rendición de cuentas de 2017. La patronal, formada por dos asociaciones de empresarios de la Comunidad de Madrid y los sindicatos con representantes de CCOO y UGT, no desveló las anomalías que encontró, aunque este periódico pudo saber que había conceptos que no estaban bien justificados en las cuentas del ejercicio anterior.

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