En la Cañada Real, “el alma no tiene color”

El colectivo de artistas Boa Mistura pinta las paredes de la barriada con la letra de una canción

Un hombre pasa por delante del mural de Boa Mistura en la Cañada Real en Madrid.ANDREA COMAS

“No reparéis en que soy moreno porque el sol me miró / que me parieron de carne y hueso, nací varón / Soy de mi tierra y mía es ella / y si me apuran soy extranjero, como lo somos todos...”. Así comienza la canción El alma no tiene color, compuesta por Antonio Fernández, Remache, e interpretada por los hermanos Carmona. El tema formó parte hace unos años de la campaña Conócelos antes de juzgarlos, de la Fundación Secretariado Gitano y, ahora, de la mano del colectivo de artistas urbanos ...

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“No reparéis en que soy moreno porque el sol me miró / que me parieron de carne y hueso, nací varón / Soy de mi tierra y mía es ella / y si me apuran soy extranjero, como lo somos todos...”. Así comienza la canción El alma no tiene color, compuesta por Antonio Fernández, Remache, e interpretada por los hermanos Carmona. El tema formó parte hace unos años de la campaña Conócelos antes de juzgarlos, de la Fundación Secretariado Gitano y, ahora, de la mano del colectivo de artistas urbanos Boa Mistura, su letra está escrita sobre los muros de 61 viviendas de la Cañada Real, la gigantesca barriada irregular al Este de la capital. El objetivo mostrar el potencial que la diversidad cultural tiene como motor de cambio social.

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Esta intervención se inscribe en el marco de la cuarta edición de la Escuela Abierta de Verano de la Cañada, que forma parte del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (Proyecto ICI), impulsado por Obra Social La Caixa en colaboración con la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, y que gestionan Accem y Fundación Secretariado Gitano. En la escuela participan unos 600 menores y familias y, entre las muchas actividades que han realizado durante las tres semanas que ha durado, ha habido visitas al CaixaFórum, a Casa Árabe, al Jardín Botánico o a las Piscinas Naturales de Buitrago y Rascafría.

El Proyecto ICI se desarrolla en 37 barrios de toda España que cuentan con un alto grado de diversidad cultural y desigualdades socioeconómicas. Su objetivo es fomentar la convivencia y generar relaciones colaborativas y solidarias entre las administraciones, la ciudanía y las personas que trabajan allí. “Si se hace un buen trabajo, se pueden cambiar las relaciones internas y también el estigma social que se ha generado en torno a estos barrios”, afirma Susana Camacho, coordinadora del grupo de trabajo en la Cañada Real.

14 ONG trabajan actualmente en el barrio, además de los servicios sociales públicos. En total, unos 160 profesionales de todos los ámbitos que se distribuyen por un territorio en el que conviven 17 nacionalidades. De ahí que la intervención de Boa Mistura lleve por título El alma no tiene color. “En el mundo gitano, esta canción es muy importante porque refleja la diversidad, la diferencia, la libertad, un mundo en el que todo el mundo cabe”, explica Camacho. Una de sus compañeras, Paqui Mayoral, mediadora de la Asociación Barró y cantante, la interpretó en el último Encuentro Comunitario de Cañada Real y los artistas de Boa Mistura, que ya se encontraban allí preparando sus intervenciones, la escucharon y decidieron que esa letra debía ser la protagonista.

Para Boa Mistura, pintar en Cañada era una de sus cuentas pendientes con Madrid. “Venimos trabajando desde 2011 en comunidades de todo el mundo. Pero en nuestra ciudad no habíamos hecho ningún proyecto de este perfil y este era el sitio perfecto”, cuenta Pablo Ferreiro, uno de los integrantes del colectivo de artistas urbanos, mientras pintan en amarillo los muros del sector 3 de la Cañada; sus 14,4 kilómetros están didvidos en seis zonas. Cada una de ellas tiene un color diferente: del rojo del 1 al azul del 6; a partir de ahora, si se recorre la antigua vía pecuaria de punta a punta, además de leer la letra de la canción al completo, se puede apreciar el degradado que forman los colores al avanzar de sector en sector.

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El reto de pintar estos muros no ha sido fácil: en total, por la extensión del territorio y los calores del verano. Por suerte, han contado con la ayuda de todo el mundo: desde los niños de la Escuela Abierta de Verano a mediadoras y vecinos que pasaban por allí y se animaban a coger la brocha. No todos ayudaban pintando, a veces lo hacían sacándoles algo de beber o tocándoles la guitarra para amenizar la faena. “A pesar del calor, había días que no te querías ir de Cañada. Hemos tenido una acogida increíble”, aseguran los componentes de Boa Mistura.

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