‘Fidela’, de Elvira Valgañón: narrativa de envergadura para descubrir una desaparición

En esta novela convergen varias historias alrededor de un asunto central: la desaparición de Vera, una señorita de la buena sociedad, cuando se está celebrando un cumpleaños

Retrato de la autora Elvira Valgañón.Clara Larrea Quemada

No siempre el reseñista de libros cumple su cometido con placer. A veces se tiene que apechugar con lo que hay, procurando hacer el menor daño posible. Otras, como me pasa con la nueva novela de la escritora riojana Elvira Valgañón, Fidela, es estar junto a la literatura de envergadura estética, desde el punto de vista formal y de las peripecias que se relatan, en este caso, sin olvidar lo que decía de ellas Aristóteles: un punto de inflexión en la suerte de los personajes.

En ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No siempre el reseñista de libros cumple su cometido con placer. A veces se tiene que apechugar con lo que hay, procurando hacer el menor daño posible. Otras, como me pasa con la nueva novela de la escritora riojana Elvira Valgañón, Fidela, es estar junto a la literatura de envergadura estética, desde el punto de vista formal y de las peripecias que se relatan, en este caso, sin olvidar lo que decía de ellas Aristóteles: un punto de inflexión en la suerte de los personajes.

En Fidela convergen varias historias alrededor de un asunto central: la desaparición de Vera, una señorita de la buena sociedad, cuando se está celebrando un cumpleaños. Además de la simpatía que siente Vera por la jovencita Fidela, que hace de casi adolescente criada en un complejo sistema de servidumbre. El argumento se divide en dos segmentos históricos. El primero sucede en vísperas del comienzo de la Guerra Civil, en una finca riojana llamada El Espinar. Allí viven y conviven señoritos y señoritas, padres de éstos, primos que veranean en dicha finca y amigos y otros familiares circunstanciales. Voy a citar un fragmento de esta novela para que el lector se haga una idea de cuáles eran las reglas sociales que se debían cumplir en ese espacio. “Ser señorita era una cosa bien distinta de no serlo”. “No era lo mismo tener padre que no tenerlo y que, señoritos o no, tampoco era lo mismo nacer hija que nacer hijo”. La segunda parte de la novela sucede setenta años después. Ahora El Espinar ya ha sido vendido y mientras unos albañiles están removiendo escombros, hallan un esqueleto humano.

Aquí la novela cambia de tercio, pero sólo aparentemente. Entramos en una investigación en la que intervienen la Guardia Civil y un periodista cuyos padres vivieron cerca del lugar de los hechos narrados. Como todo suceso probablemente criminal, la autora pone en la conciencia del periodista la búsqueda de la verdad. Y esa verdad está en manos de Fidela y el señorito Andrés, hermano de la desaparecida Vera. Entre ellos y otros indicios, se reproduce la fiesta de cumpleaños de antaño. La escritura de Elvira Valgañón obra el milagro de que todo vaya encajando, entre elipsis, entre la brevedad de las descripciones exactas, de los diálogos, que llevan a la aclaración de los hechos o a su alejamiento.

Un placer haber leído esta novela y otro escribir sobre ella.

Fidela

Elvira Valgañón
Pepitas de calabaza, 2023
222 páginas, 20 euros

Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En