‘Poesía en la tangente’, entre la lírica familiar y la sátira política del poeta presidente

Ingeniero de Caminos de formación, Leopoldo Calvo-Sotelo cultivó desde joven una poesía cuyos versos retrataron también los círculos de poder económico y gubernamental

Leopoldo Calvo Sotelo, con su esposa María del Pilar Ibáñez-Martín y Mellado en la pegada de carteles de UCD en el inicio de la campaña electoral de 1982, en Madrid.Ricardo Martín

Probablemente José María Amusátegui —presidente del consejo de administración del Banco Central Hispano— tuvo razón al afirmar que aquello era un caso excepcional: la reproducción de un poema en el acta de la reunión del consejo de una entidad financiera. Pero las circunstancias lo merecían. En febrero de 1997 se jubilaba Rafael del Pino —el ingeniero ...

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Probablemente José María Amusátegui —presidente del consejo de administración del Banco Central Hispano— tuvo razón al afirmar que aquello era un caso excepcional: la reproducción de un poema en el acta de la reunión del consejo de una entidad financiera. Pero las circunstancias lo merecían. En febrero de 1997 se jubilaba Rafael del Pino —el ingeniero que fundó la constructora Ferrovial— y su cuñado, que también era miembro del consejo y que había sido ministro y presidente del Gobierno, se levantó de su silla y empezó a leer los endecasílabos que había escrito a mano como cordial despedida. “El empresario de las obras públicas, / el que, como la fe, mueve montañas, / doma los ríos, cambia los paisajes, / ése el más libre que otros empresarios”. ¿Cuántas veces, entre amigos y en reuniones familiares, se repitió una escena como esa? Por entonces, Leopoldo Calvo-Sotelo —autor ya de la culta y viperina Memoria viva de la Transición— era un clásico de la mejor élite conservadora del país y en su casa, entre libros y más libros de poesía, conservaba versos escritos a lo largo de una vida y que ahora se compilan en este volumen editado por dos de sus hijos.

Lo más interesante de Poesía en la tangente es que permite imaginar las maneras cotidianas de esos círculos del poder español, un microcosmos de diplomáticos, altos directivos y políticos en los que un signo de distinción era un conocimiento de la tradición literaria áurea y celebrar un cumpleaños redactando un soneto. Bourdieu lo denominaría el capital familiar, que se transmite sin subrayarse durante la dictadura, la Transición y la democracia. Un ejemplo. Joaquín Calvo-Sotelo —periodista y dramaturgo— le daba unos duros a su sobrino Leopoldo si le mandaba las cartas en verso. Y el chaval de 16 años —1942— era capaz de componer con gracia un poema describiendo un viaje en tren. A punto de cumplir los 30, en 1957, escribe otro poema ferroviario. Las dos primeras estrofas podrían parecer un remedo paisajístico de Unamuno, pero él tenía la gracia de rematar con un sentido del humor que es el rasgo más brillante de su amateur personalidad literaria. “Las dos sin recursos / y mal gobernadas, / son claro trasunto la una de la otra / la Renfe y España. / Que Dios la bendiga y que el Rey la rehaga”. Y la historia riza el rizo porque al cabo de una década él sería presidente de Renfe, la compañía que aún tenía subcontratada la suministración de material a Ferrovial.

La parte más agradable del libro es la de las poesías familiares: desde los versos dedicados a su prometida hasta esa poesía que leía en Nochebuena y que revisó a medida que llegaban los yernos y los nietos. Pero la más divertida es la sátira política. Está dirigida a periodistas (Campmany, Anson, Cebrián), a compañeros del Consejo de Ministros y no debe dejar de leerse esa maravilla lopesca que dedica al Gobierno socialista cuando Felipe González decide veranear en el Azor. Pero la memorable es aquella de 1976 en que, usando como modelo la décima sobre el asesinato del conde de Villamediana atribuida a Góngora, explica una decisión tomada en esos círculos del poder. “Decidme, maledicencia / de Madrid, ¿qué mal haría / Jesús Romeo Gorría / que recibió la licencia? / Llevaba su presidencia / con talento y con oficio. ¿Quién le quitó el servicio / con inoportuna mano? / Dejad de inquirir en vano / el cese es de Pérez Bricio / y el impulso del soberano”. Traduzcamos: Juan Carlos I había decidido colocar en la presidencia de Iberia a Manuel Prado de Colón de Carvajal, uno de sus testaferros.

Poesía en la tangente

Autor: Leopoldo Calvo-Sotelo.


Editorial: Pigmalión, 2022.


Formato: tapa blanda (326 páginas, 22 euros).

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