El Premio Nadal de Inés Martín Rodrigo, una historia del feminismo en el siglo XXI y otros libros de la semana

El ensayo Metamorfosis. La fascinante continuidad de la vida, de Emanuele Coccia, es un libro importante. Y excesivo. Un vegetal irregular, imparable, que crece en las sienes del lector. El autor deja caer proposiciones salvajes. La vida no es un asunto individual. Es una corriente que se trasmite de cuerpo en cuerpo, de especie en especie. Somos esa vida que comparte el cuerpo con otra, que la prolonga.

En Piedra, papel, tijera, Maxim Ósipov baja a la aspereza de la tierra para adentrarse a través de relatos de corte chejoviano en las formas del desmoronamiento personal q...

El ensayo Metamorfosis. La fascinante continuidad de la vida, de Emanuele Coccia, es un libro importante. Y excesivo. Un vegetal irregular, imparable, que crece en las sienes del lector. El autor deja caer proposiciones salvajes. La vida no es un asunto individual. Es una corriente que se trasmite de cuerpo en cuerpo, de especie en especie. Somos esa vida que comparte el cuerpo con otra, que la prolonga.

En Piedra, papel, tijera, Maxim Ósipov baja a la aspereza de la tierra para adentrarse a través de relatos de corte chejoviano en las formas del desmoronamiento personal que acompañaron la caída del régimen soviético. Ósipov (Moscú, 1963) es cardiólogo y un autor tardío; como escribió Joshua Yaffa en el perfil que le dedicó en 2019 en The New Yorker, hasta 2007 fue “un médico que no ejercía la medicina y un escritor que no había publicado ni una línea”.

El periodista Javier Otazu ha tenido que marcharse de Marruecos para escribir sin autocensura sobre Marruecos. El corresponsal de la Agencia Efe, que trabajó 16 años en Rabat, ha publicado un libro de desquite en el que ignora todas las líneas rojas que marcan el ejercicio del periodismo en un país en el que como mínimo uno corre el riesgo de que le retiren su acreditación y le expulsen. En Los tres jaques del rey de Marruecos, Otazu describe un régimen autoritario que domestica a la clase política, persigue opositores y periodistas, y que usa la inmigración como arma para ganar poder y dinero ante Europa. Por su parte, de lo político a lo personal, en la preservación de la memoria familiar transmitida oralmente se justifica la escritura de la parte principal de Las formas del querer, novela con la que Inés Martín Rodrigo ganó el último Premio Nadal. La crónica resultante no se presenta desnuda sino enmarcada, puesto que la leemos al mismo tiempo que lo hace Ismael, la expareja de Noray, recién casado, que ha acudido al hospital para atenderla tras un intento de suicidio.

Indagando también en sus historias familiares, esta vez sobre su abuelo, el famoso editor Kurt Wolff, y su padre Niko, el periodista deportivo Alexander Wolff pasó un año en Berlín. Esa inmersión en la peripecia familiar coincidió con la reaparición del nacionalpopulismo en Alemania y con su llegada al poder en Estados Unidos. Era el momento de revisar los viejos fantasmas para interrogar al presente. Los fantasmas colectivos y los propios. La crónica de su investigación, que se apoya en la reflexión sobre el trauma quedó reflejada en Páginas de vuelta a casa. Del feminismo y el movimiento queer a la necesidad de descargar a la Transición de las culpas del presente, la jurista María Luisa Balaguer reflexiona en sendos ensayos sobre nuestra reciente historia política. En Realidad, Peter Kingsley viaja hasta la antigua Grecia para abrir una puerta a la dimensión del saber presocrático.

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